EL PROFESOR DE EDUCACIÓN FÍSICA Y SUS VALORES
Enviado por maya15 • 4 de Junio de 2015 • 1.331 Palabras (6 Páginas) • 229 Visitas
La educación comienza en la familia, donde se aprenden conductas, roles y las formas de reaccionar ante conflictos. Se ha comprobado la importancia de la dimensión afectiva en las relaciones familiares. El estilo educativo familiar basado en el amor (evaluación positiva del hijo/a, interés y apoyo emocional) junto con la coherencia en la aplicación de las normas, se traduce en principios de igualdad y orientación a las necesidades del otro. La educación continua en la escuela, donde se postula una conducta modelo del docente, el uso de las normas para ejercitar el autocontrol, la participación en la toma de decisiones, la promoción de la reflexión, la enseñanza de la empatía, de la solución y gestión de conflictos, el razonamiento social y la regulación de las emociones.
Vivimos en una sociedad cambiante, y además rápidamente o con demasiada prisa, en la que las normas o los valores se modifican y en la que los medios de comunicación tienen un enorme poder para presentar y difundir los cambios.
Cada día se hace más evidente la necesidad del cambio continuo de los profesionales de la educación. Sea cual fuere nuestro ámbito de trabajo, y la edad del alumnado al cual nos dirigimos, los continuos cambios en la sociedad y en las relaciones personales, así como los avances curriculares y de las ciencias de la educación modifican rápidamente los conceptos y elementos condicionantes de nuestro quehacer cotidiano. Es por ello que como resultado de los cambios de cultura, en la sociedad, los valores también surgen cambios.
Nos encontramos, pues, ante una necesidad relevante en educación en valores.
Estos valores suponen una concepción de lo deseable, de lo preferible frente a lo opuesto, son preferencias obligatorias aprendidas en el proceso de socialización, donde la escuela, la sociedad, la familia, los maestros de Educación Física, los entrenadores o monitores deportivos, los medios de comunicación tienen un fuerte peso en su transmisión para que los jóvenes formen su propio auto concepto. Ya que fruto de estas interacciones y del aprendizaje social, los niños y adolescentes van interiorizando y organizando su propia escala de valores.
La formación en valores tiene como finalidad el desarrollo integral de la persona y la construcción de una sociedad democrática y humana. Sin embargo, la educación en valores no es viable de alcanzarse de manera descriptiva, porque “implica el desarrollo de sujetos autónomos capaces de constituir sus propias estructuras de valores y sus propios criterios para juzgar sus actos y los de los demás”
La escuela es un espacio privilegiado para que el alumno experimente diversas formas de convivencia y participe en la toma de decisiones, para favorecer su juicio crítico y su desarrollo moral.
La clase de Educación Física es el espacio ideal para la educación en valores, porque ahí se multiplican las situaciones para aprender diferentes formas de ser y de convivir en la comunidad. Las variadas relaciones que se establecen a través del juego y el deporte escolar, constituyen excelentes oportunidades para asumir valores a partir de vivirlos y ponerlos en práctica en las actividades cotidianas en las clases. La práctica de las actividades físicas y deportivas implica el equilibrio personal para la autorregulación de las emociones y afectos; la aceptación de la responsabilidad como consecuencia de los actos; la tolerancia hacia los fracasos y errores para reconocerse como individuos perfectibles, a través de la superación de retos que alcanzan la dimensión emocional y voluntaria.
El educador físico debe poseer un conjunto de conocimientos acerca de los valores y de sus diversas posibilidades de enseñanza; estar convencido de la trascendencia de estos aprendizajes y del papel que juegan en la formación de los niños y adolescentes. Es decir, debe existir una clara intencionalidad pedagógica que le permita conjugar sus acciones para dirigirlas hacia el logro de estos objetivos.
La enseñanza de los valores requiere necesariamente de una actitud congruente del docente entre el decir y el actuar; porque los valores no se aprenden en los textos, ni a base de discursos, repeticiones o con progresiones de enseñanza. Los niños y los
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