Educacion
Enviado por edmons • 21 de Octubre de 2013 • 4.564 Palabras (19 Páginas) • 238 Visitas
Literatura y literatura infantil.
“Difícil limitación la que tiene que contar con el gusto y la libertad del arte.”
(Gonzáles Gil Dolores)
Quisiera comenzar delimitando nuestro objeto de estudio.
El termino literatura se refiere a una realidad bastante compleja, difícil de definirse.
Se puede definir a la literatura como, conjunto de obras de arte que tiene como materia prima fundamental la palabra, la lengua oral-escrita. Arte y palabra serán siempre ingredientes esenciales de la obra literaria.
Cuando se habla de literatura infantil no esta mal preguntarse si la literatura infantil es literatura, tiene que quedar claro la importancia y el compromiso que supone considerar lo estético, la calidad literaria, como carácter esencial del tema que nos ocupa.
De esto resulta, que la literatura infantil es también: conjunto de obras de arte que tiene como materia prima fundamental la lengua oral-escrita.
Creo que el adjetivo infantil representa una intención especificadora.
Literatura de adultos y literatura infantil tienen unas características comunes; pero, a veces, no es suficiente añadir unas notas diferenciadoras, para clarificar nuestra cuestión.
En ocasiones observamos hechos como el siguiente: se encuentran niños y adultos que se identifican y satisfacen con obras literarias idénticas, o una obra literaria gusta a un adulto y varios niños.
Queda claro: lo estético, el valor literario, debe ser común a la obra infantil o de adultos, pero las obras que constituyen el inventario de los niños y jóvenes pueden tener características peculiares.
Lo específico de la literatura infantil tal vez sea una vinculación a los interese y necesidades de un determinado publico, este no pude considerarse homogéneo, tiene peculiares formas de concebir el mundo, intereses particulares, este publico esta en condiciones de acceder a unas obras literarias, mientras que otras le resultan inasequibles, porque el niño o el joven no poseen el mismo nivel de experiencia, ni la misma información, para decodificar o codificar el mensaje, que generalmente, proceden de los adultos. El niño es una persona en proceso de realización. El adulto no esta aun “terminado”, pero al niño se lo coloca en una situación privilegiada para el desarrollo y el cultivo de sus posibilidades. El adulto tiene que hacer mayor esfuerzo para situarse en una postura de desarrollo. Si el niño no se acerca a determinadas obras literarias no hay que deducir de ello que nunca vaya a identificarse con ellas.
La elección que el niño hace se interpreta, como provisional, se espera que algún día llegue a mayor extensión o mayor nivel en su conocimiento de lo literario; en el caso del adulto hablamos de que ya tiene un gusto hecho.
De lo dicho se puede deducir;
A) Que el niño intereses peculiares
B) Que tiene posibilidades limitadas, temporalmente, de acceder a todo tipo de obras.
C) El niño y el joven tienen una capacidad receptivas que vienen dadas por su situación , muchas veces concientes, “de ser en desarrollo”, hombre en proceso de realización.
"Origen y Evolución del cuento infantil”
El cuento es un universo nuevo, un artificio que alguien ha construido. En el cuento está explícitamente indicado que las palabras que lo forman, nombran una ficción y no un referente real, que - deliberada, declaradamente - se está construyendo una ilusión, un mundo imaginario.
(Graciela Montes)
Los primeros cuentos de que se tenga noticia tuvieron origen hace más de cuatro mil años. Fueron escritos en lenguas de asirios y babilonios.
A comienzos del Renacimiento, encontramos escritores que, rescatando la cuentística de la tradición oral- tanto local como del Medio oriente- deleitaron a sus contemporáneos e hicieron pensar, en algunos casos, que pudieron ser fuente de inspiración para Charles Perreault, y en Alemania, los hermanos Grimm.
Entre estas historias de tradición oral están:
• “Cinderella” o “La Cenicienta”
• “Piel de Asno”
• “El gato con botas”
• “El pájaro encantado” y otras.
En su libro Escritos para niños, John Rowe Townsend reconoce dos orígenes a la prehistoria de la literatura infantil:
A) El material dedicado específicamente a los chicos, pero que no eran cuentos.
B) Los cuentos, que no habían sido pensados específicamente para esa edad.
En el siglo siguiente se publicaron historias procedentes del continente ya que la cultura venía de allí, con bríos reforzados. Las mismas fueron atacadas por un crecido número de puritanos que las consideraban heréticas y corruptoras. Indudablemente, eran conscientes de que esas narraciones fantásticas e imaginativas o a veces licenciosas, llegaban de un modo o de otro a mano de los chicos. Y el resultado fue que las mismas historias circularon en ediciones baratas y clandestinas por todo ese ambiente y podían adquirirse por poco dinero de buhoneros y vendedores ambulantes.
A partir de entonces y durante los dos siglos siguientes, la literatura destinada a los pequeños fue fundamentalmente la de los cuentos morales.
En 1668 se publican las Fábulas de La Fontaine. El escritor está convencido de que la fábula es el género adecuado para que los niños aprendan a distinguir entre el bien y el mal. Lo esencial es instruir deleitando y por ello dedica y envía su libro al hijo mayor de Luis XIV diciéndoles, entre otros conceptos:
“...Es un entretenimiento que conviene a vuestros primeros años. Estáis en una edad en que la diversión y los juegos se permiten a los príncipes; pero al mismo tiempo debéis dedicaros a reflexiones serias. “
La Fontaine reconocía dos maestros: la naturaleza y la antigüedad. Sus fábulas presentan tanto comedia humana como un retrato de la vida contemporánea, disfrazado en el mundo animal de la campiña francesa, a través de una serie de escenas dramáticas donde se cruzan tragedia, comedia, realismo, lirismo, elegía y anécdota. Con ironía pero sin sensibilidades, hay en sus fábulas observaciones agudas, traducidas con lirismo y vocabulario rico y lleno de términos regionales.
En una época en que la lectura y la escritura comienzan a ser instrumentos de aplicación real y de usos más difundidos- por no hablar de un empleo todavía generalizado- empieza a publicarse material para ese público que antes pocos tomaban en consideración: el público infantil.
En 1697, con la temática de los relatos de tradición oral, Charles Perrault , publica en Francia Los cuentos de mi madre la
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