Educacion
Enviado por veronicaacosta • 16 de Junio de 2014 • 2.074 Palabras (9 Páginas) • 162 Visitas
de nutrirse de otros circuitos, campos y centros de producción de conocimiento.
Todavía persiste la tendencia de las instituciones de formación docente a
reclutar como profesores a sus propios graduados, antes que a egresados de las
universidades. Incluso encontramos profesores en reconocidos institutos de la
Ciudad de Buenos Aires que han recorrido toda su escolaridad en el mismo
establecimiento:
“Entré a esta escuela en el año 1954, no de maestro por supuesto, sino como
alumno de primer grado. He pasado más tiempo acá, dentro de la institución, que
en mi casa, que en mis distintas casas. Así que me siento cómodo, como uno se
siente cómodo en el lugar que ha crecido, que ha vivido y que conoce hasta en
sus últimos rincones” (Entrevista a un profesor de una escuela Normal Superior).
La permanencia a través del tiempo de la matriz normalista que en sus
orígenes posibilitó la expansión del sistema educativo, produjo más tarde un
círculo cerrado en el cual los maestros se formaban, capacitaban y eran
supervisados por personas con idénticos o muy similares perfiles profesionales
aunque con distintos niveles de desarrollo que brindaban un cuerpo de
conocimientos sustantivo y poco variable a ser trasmitidos en instituciones poco
variadas entre sí (la escuela primaria, la escuela normal, la escuela secundaria)
y poco variables a través del tiempo (Braslavsky, 2003).
Otra manifestación del peso que todavía tiene la matriz normalista en las
instituciones formadoras es la sobrevaloración de la práctica y de la experiencia
docente directa en el nivel educativo para el que se forma. En este sentido un
profesor afirmaba:
“Hay que ensuciarse las manos con tiza. Es un dato imprescindible que el docente
que forma docentes tenga un conocimiento profundo, previo de aquel nivel para
el que forma docentes. Y quizás, después, puede haber especialistas en
psicología, en pedagogía, en didáctica...” (Entrevista a un profesor de una escuela
Normal Superior).
El movimiento contrario –la localización de la formación en las
Universidades- tampoco resolvió el problema. Cuando la formación inicial de
docentes pasó a las Universidades ganó en excelencia académica y actualización
de contenidos, pero perdió el vínculo con la práctica y con el subsistema para el
cual los docentes se preparan: las escuelas primarias o secundarias. Se
profundizó la distancia entre la formación y las necesidades de la práctica
docente derivadas del ejercicio concreto del rol y se acentuó el denominado
divorcio entre teoría, práctica y realidad escolar.
En las acciones de desarrollo profesional continuo, históricamente menos
sujetas a las regulaciones y controles del Estado, la heterogeneidad institucional
es mayor que en la formación inicial. A partir de las reformas de los años
noventa, realizadas en contextos de desocupación creciente, precarización e
inestabilidad laboral que afectaron a las economías Latinoamericanas, las
iniciativas de perfeccionamiento se ligaron con las lógicas del mercado laboral y
comenzaron a formar parte de las estrategias de competitividad, supervivencia y
Profesorado. Revista de currículum y formación del profesorado, 11, 1 (2007) 9
autorregulación de los sujetos (Vezub, 2005, b) en un escenario de economías
neoliberales y de achicamiento del espacio público.
Una de las características que se destaca en las iniciativas emprendidas
para el desarrollo profesional docente en América Latina durante las últimas
décadas, es su alto grado de desarticulación. Es decir, la proliferación de
acciones inconexas y paralelas que encaran un sinnúmero de agencias y
organismos tanto públicos como privados, de gobiernos nacionales y locales.
Este constituye uno de los problemas a la hora de pensar políticas de formación
continua vinculadas con el mejoramiento de las experiencias educativas de niños
y jóvenes, con el desarrollo curricular de las escuelas y con la transformación de
las prácticas.
En América Latina la creación de sistemas nacionales de
perfeccionamiento docente que promuevan la institucionalización de la
formación continua ya sea a través de la creación de redes, como de
mecanismos centralizados de evaluación, acreditación y financiamiento de las
acciones de capacitación, es un proceso bastante reciente que debe tomar en
cuenta la historia del subsistema de actualización profesional. No hay que
olvidar que el campo de la capacitación docente se ha caracterizado por su gran
autonomía y por la vinculación con las corporaciones gremiales, asociaciones
profesionales de docentes, las universidades, las editoriales de libros de texto,
etc.
La autonomía y baja regulación de las agencias de desarrollo profesional
docente presenta por un lado, una serie de ventajas al hacer de este circuito un
conjunto dinámico, permeable a los cambios y factible de orientarse en función
de las vicisitudes y diversas necesidades del sistema y de los docentes. Los
profesores no son un cuerpo homogéneo, tienen distintas exigencias de
formación a lo largo de su carrera, en función de su trayectoria y recorrido
profesional que no sigue líneas uniformes ya que depende de una multiplicidad
de elementos. Por otro lado, un sistema poco regulado es factible de caer en las
lógicas del mercado o en intereses particulares de determinadas corporaciones
docentes, olvidando que la educación es cosa pública y que debe estar al
servicio de políticas de igualdad y mejora del sistema.
1.2. Los aspectos curriculares
Al consultar a los estudiantes y maestros noveles acerca de las
dificultades que enfrentan durante las primeras prácticas o en sus primeros años
de ejercicio, surge un dato contundente: el currículum de la formación de
maestros suele ser demasiado teórico y fragmentado en diversas materias
(Aguerrondo y Vezub, 2003). Al alumno es a quien le cabe la responsabilidad de
armar el rompecabezas de lo que será su futuro objeto de trabajo: la enseñanza
de determinados contenidos y materias escolares en contextos particulares.
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