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Educacion


Enviado por   •  10 de Septiembre de 2014  •  1.232 Palabras (5 Páginas)  •  177 Visitas

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Educación humanista

Tradicionalmente hemos asignado como fin a la tareas de humanidad que esperamos que la escuela cumpla, el poner al que aprenda en posesión de su humanidad, de actualizar la humanidad virtual en él, esa potencialidad con la cual nace y de cuya actualización dependerá su futuro y el de la sociedad humana toda; no de su condición de “productor”, sino que de su humanidad: de su capacidad de ocio que es a la vez silencio y trabajo; de admiración y de júbilo; de paz y de aceptación; de mirada interior y de plenitud; de comunión humana. No es el trabajo el que se opone al ocio, sino que el negocio, el nec-otium que lo niega; el trabajo supone el ocio y se realiza en él: sin ocio no hay trabajo que valga. La educación humanista habrá de ser una educación de la capacidad de ocio.

Una de las experiencias que el niño tiene derecho a pedir a la sociedad que le ha dado la vida es la de estar en contacto con la humanidad actual y pasada, de no ser separado de la comunión humana. Desde este punto de vista la educación humanista es la iniciación del niño en esa humanidad que se compone más de muertos que de vivos; o – mejor dicho – que se compone de todos los vivos de todos los siglos.

Así, el instrumento por excelencia de la educación humanista es la historia de la humanidad. Habremos de darle el lugar que le corresponde; no se estudia historia de la humanidad en dos o tres horas semanales: se hace historia cada vez que se evoca un aspecto, un momento del caminar humano. Pero para que este acercamiento sea posible es necesario el manejo cabal y creativo de la lengua y de los distintos lenguajes en que nos expresamos y nos hemos expresado a través de todo nuestro camino humano: oral, escrito, matemático, corporal, musical, plástico. La maestría de los lenguajes ha de ser no solo un objetivo de la educación humanista, sino que su primer objetivo. No apunta la educación humanista, ni puede apuntar, a “enseñar” datos, hechos, ciencias o matemáticas, sino que al logro de una gozosa, personalizada y creativa maestría de los lenguajes, empezando por la lectura y escritura de la lengua materna. Sabemos que al término de nuestra educación primaria los niños no suelen adquirir esta maestría, y sabemos también que esta falla no es solamente propia de nuestros países en desarrollo; hay países del “primer mundo” que se quejan de lo mismo.

Un segundo objetivo de la educación humanista será el método, el camino por el cual he de transitar para lograr un trabajo bien hecho. Los grandes maestros de la humanidad comenzaron por enseñar el método; los grandes maestros de nuestra infancia son los que nos dieron un método, el gusto por el trabajo terminado y bien hecho: desde clavar bien un clavo o hacer un corte recto en una tabla hasta escribir adecuadamente una carta, un poema o un libro; desde saber montar a caballo o caminar por un cerro hasta dar una nota justa en la guitarra; desde pararse adecuadamente hasta correr una maratón en un tiempo adecuado y sin cansarse. Todo esto es método, y el método es un segundo gran objetivo de una educación humanista.

Un tercer objetivo es la convivencia. Somos miembros de una comunidad humana; nos definimos en función de una humanidad compartida; pertenecer a ella nos da sentido y nos engrandece:

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