El Educador Reflexiona

Formación en el nivel Superior para la humanidad

Todas las personas que logran acceder a la Educación superior lo hacen motivadas por el interés de lograr movilidad social; adquirir una serie de competencias que luego le permitan establecerse en el sistema de forma que las condiciones de vida mejoren notablemente. Sin embargo esta meta no se logra si no se engrana con los intereses de la sociedad en general, que en su mayoría esta por fuera de esta posibilidad. En el proceso del desarrollo humano no solo cuentan las expectativas profesionales, sino que además se van combinando otras posibilidades mientras se van tejiendo relaciones al interior de las jerarquías que estructuran la sociedad.

En esa medida la satisfacción del individuo con aspiraciones profesionales se debate entre las capacidades que logra potencializar y los medios a través de los cuales logra hacerlo, aspecto en el que la socialización es definitiva y determinante.

Las relaciones intrapersonales que se construyen en el contexto académico llegan a determinar en gran escala las posibilidades de profesionalización, así como las del ejercicio en su propia especificidad. A lo que me refiero es a que la persona no solo acude a las aulas de una Universidad a formarse profesionalmente, sino que hay una implicación directa de su capacidad de socializarse e integrarse cívicamente a una comunidad para el alcance de sus objetivos, y que las personas con las que llega a interactuar determinan sus posibilidades ya que se constituyen en factores de progreso o retroceso. Adquirir un título profesional; saberse apto en un área para promover, generar o difundir sus conocimientos compromete al individuo con el desarrollo no solo personal, si no de toda una región, un país y un planeta, sin embargo, no todas las acciones que ejerce un profesional son acciones éticas, muchas de ellas llegan a ser deliberadas y apartadas del interés general, y en este sentido no se pueden llamar acciones profesionales ya que no cumplen con las demandas sociales que generalmente estás expuestas en consenso y defendidas por medio de La Constitución, los estatutos, los reglamentos y otras formas de regular la convivencia y asegurar el bienestar de toda una comunidad.

El producto que se ha formado en esta vía errada ha salido de las ‘aulas’, es producto de las fallas en el sistema educativo, de las fallas de quienes lo sostienen. Son básicamente fallas humanas, y que por ser humanas tienen la posibilidad de ser re-presentadas, es decir la posibilidad de ser corregidas y enmendadas en procura de que la labor que hacen los educadores sea más formativa que instrumental.

En esta sociedad nos hemos acostumbrado a ser simplemente medios, entes sin identidad, sin propósitos morales, solo interesados en trabajar por fortalecer las exigencias del mercado. Me parece significativo y muy profunda la reflexión de Rabindranath Tagore al respecto: “La historia

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