El Entierro De Las Sardinas

Análisis de cuadro :

“El entierro de la Sardina”

El cuadro que nos toca estudiar es una obra de Francisco de Goya pintada entre 1812 y 1819. Es un óleo que se titula El entierro de la Sardina (82,5x52cm). En efecto este título remite directamente a una fiesta popular española que viene de la Edad Media y que celebra el último día de celebraciones hispánicas. Entonces, de manera general, se nos presenta cierta visión de esa fiesta a través del cuadro. También cabe decir que este cuadro se situa en una época de transición, tras la Guerra de Independencia contra el Ejército Francés que se acabó en 1814 y que tiene lugar durante el reinado de Fernando VII, que instauró una monarquía absoluta. Eso pues se tradujo por una fuerte represión de los liberales así como de los afrancesados y por una prohibición casi sistemática de fiestas organizadas por el pueblo (la fiesta de la “sardina” formaba parte de ellas mismas). Por añadidura, el mismo Goya empezó a cambiar el contenido de sus obras pasando de retratos formales a obras más personales sobre su visión de la Guerra o de la situación de España, por ejemplo. También tuvo problemas con la Inquisición, en particular con un cuadro suyo, La maja desnuda, que fue considerado como obsceno. Él fue relegado a un segundo plano por el régimen de Fernando VII sin embargo, eso no le impidió realizar algunos cuadros de pequeños formatos, alejándose de su estilo anterior, lo que se destaca en su obra que vamos a estudiar.

Lo que primero hay que decir es que estamos en presencia de un cuadro de formato vertical ; un cuadro que podría ser una escena de género que representa momentos de la vida cotidiana de la gente. Eso ya se puede adivinar por el título de la obra que sobrentiende la idea de una fiesta popular en la que una parte del pueblo español participa. En efecto, la acción tiene lugar en un espacio abierto, lo que podemos comprobar con los tres árboles situados en la izquierda, en la derecha y en el centro de la parte superior del cuadro. También se nota el cielo azul bastante amplio rodeado de nuves blancas así como el color beige del suelo que nos hace pensar en un suelo de tierra. En la parte inferior (o baja), indentificamos directamente a una muchedumbre compuesta de distintas figuras humanas que ocupan un gran espacio en el cuadro. Se situan desde el primer término con personas sentadas, hasta el último término en el que se puede percibir otras figuras, otros rostros, pintados con menos presición, dándonos una sensación de gran profundidad como si hubiera un montón de gente. Esta manera de pintar pues se aleja del estilo rococó o del neoclacismo y se puede decir que Goya se acerca al Expresionismo. Además podemos adivinar que aquí se trata de una fiesta, lo que se ve principalmente con las figuras del segundo término que están levantando una pierna al mismo tiempo así como las manos hacia el cielo, lo que indica que están bailando y siguiendo cierta coreografía. La fiesta también se puede destacar con el elemento central del cuadro que es una especie de bandera negra que representa un rostro sonriendo, casi haciendo una mueca con este rictus un poco exagerado. Así que se puede hablar de una escena de género.

Casi se podría hacer una doble división del cuadro que parece aportar cierto ordén y cierta estructuración a la escena. Es decir que primero, se puede hacer una separación con una línea imaginaria recta y vertical que pasa en medio del rostro de la bandera y que divide las dos figuras femeninas llevando vestidos de blanco en el segundo término. Esta separación pues constaría de dos partes iguales. Así, se puede hablar de simetría perfecta especialmente con las dos mujeres que llaman la atención por sus colores luminosas y llamativas. Sin embargo, también puede haber otra línea de separación que simplemente, divide la parte inferior del cuadro (compuesta de las figuras visibles y del resto de la muchedumbre), con la parte superior que representa este rostro oscuro así como los elementos naturales que ya hemos evocado. Entonces, si nos centramos en esta idea de doble división, pues se puede hacer hincapié en la disposición del cuadro que se ilustraría por una forma de cruz, destacando cuatro cuadros iguales. Eso puede dar al espectador una sensación de ordén y precisión que puede permitir identificar los principales elementos con más facilidad y seguridad. Sin embargo, vamos a ver que algo en el cuadro desconstruye esta estabilidad espacial, lo que modificaría nuestra percepción general de la obra.

Efectivamente, Goya parece haber trabajado sobre los ejes con líneas oblícuas que contrastan con la composición cuadrada y simétrica de la obra. Esas líneas oblícuas no se notan de inmediato pero se pueden encontrar sobre todo con las figuras del segundo término que bailan. De hecho, los cuerpos en la parte derecha del cuadro con la mujer y el hombre que levanta su pie están inclinados hacia la parte derecha. Al contrario, los personajes centrales de la parte izquierda así como el pendón,también están inclinados pero hacia el lado izquierdo del cuadro. Además, cabe notar el árbol que está inclinado hacia la izquierda. Esas líneas formarían por lo tanto líneas diagonales que indican primero un movimiento, lo que hace hincapié en esta idea de fiesta viva con gente divirtiéndose. Eso se ve principalmente con los dos rostros de las mujeres vestidas de blanco : tienen una leve sonrisa y tienen los brazos abiertos y estirados : parecen gozar del momento presente y tienen una libertad espacial para que expresen sus cuerpos. Pueden representar el divertimiento y la alegría no sólo por sus expresiones faciales, sino también por el mismo color blanco que tiene que ver con la vida y la felicidad. Otro elemento que confirma esta fiesta agradable y jovial podría ser el rostro al lado izquierdo del pendón que también sonríe. Pero lo más llamativo es evidentemente el rostro burlón que parece lucir su mejor sonrisa a través de sus dientes, de sus hoyuelos y de sus cejas enarcadas. Remite directamente al mundo de la fiesta y especialmente a los bailes de máscaras. Sin embargo, este rostro oscuro contrasta con las figuras femininas luminosas y

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