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El Fabricante De Helados


Enviado por   •  27 de Mayo de 2015  •  18.042 Palabras (73 Páginas)  •  204 Visitas

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«En unas pocas páginas sin tecnicismos inútiles, Chowdhury recoge toda la sabiduría

del management moderno, de una forma que resulta práctica tanto para un director

general como para alguien que trabaje de cara al püblico,»

The Washington Post

EL

UNA HISTORIA SOBRE EL INGREDIENTE

INDISPENSABLE EN LA EMPRESA:

LA CALIDAD

SUBIR CHOWDHURY

Subir Chowdhury

El fabricante

de helados

Una historia sobre el ingrediente

indispensable en la empresa:

LA CALIDAD

EMPRESA ACTIVA

Argentina - Chile - Colombia - España

Estados Unidos - México - Uruguay - Venezuela

Título original: The Ice Cream Maker

Editor original: Currency I Doubleday I A division of Random House, Inc.,

Nueva York

Traducción: María Isabel Merino

Para todos los hombres y mujeres

del mundo entero que abrazan

la CALIDAD

Reservados todos los derechos. Queda ri- en todo lo que hacen.

gurosamente prohibida, sin la autorización

escrita de los titulares del copyright,

bajo las sanciones establecidas en las leyes,

la reproducción parcial o total de esta

obra por cualquier medio o procedimiento,

incluidos la reprografía y el tratamiento

informático, así como la distribución

de ejemplares mediante alquiler o préstamo

público.

© 2005 by Subir Chowdhury

All Rights Reserved

This translation published by arrangement with The Doubleday

Broadway Publishing Group, a division ofRandom House, Inc.1!!l

© 2006 by Ediciones Urano, S. A.

Aribau, 142, pral. - 08036 Barcelona

www.empresaactiva.com

www.edicionesurano.com

ISBN 10: 84-96627-11-X

ISBN 13: 978-84-96627-11-6

Depósito legal: B - 8.826 - 2008

Fotocomposición: Germán Algarra

Impreso por: Rornanyá-Valls - Verdaguer, 1 - 08786

Capellades (Barcelona)

Impreso en España - Printed in Spain

Índice

lo Un balde de agua helada ................ 9

2. Aprender a escuchar ................... 29

3. El secreto de LEO . . . . . . . . . . . .......... 47

4. No necesitamos un Steve Jobs . .......... 67

5. En busca de la perfección . .............. 85

6. El movimiento se demuestra andando 109

Agradecimientos 123

Sobreclautor 125

1

Un balde de agua helada

Fue un lunes de mayo por la tarde cuando mi vida cambió

para siempre.

Estaba trabajando en mi puesto de jefe de planta de

Dairy Crea m, una empresa de helados regional, cuando

Reggie, uno de nuestros vendedores, entró alegremente

por la puerta, una hora antes de lo que yo esperaba.

Había tenido una cita importante con Natural Foods,

la próspera cadena nacional de alimentación que tiene

una sucursal en nuestra ciudad, desde hace unos diez

años. Pensaba que quizá todavía no había ido a verlos,

hasta que, meneando la cabeza y con un indolente encogimiento

de hombros, hizo el gesto de «pulgares abajo

». Una vez más, no había conseguido vender ni siquiera

un cuarto de litro a Natural Foods.

-La próxima vez lo conseguiremos, Pete -dijo imperturbable,

con la fe de un hincha de los Cachorros de

Chicago.

9

EL FABRICA TE DE HELADOS Un balde de agua helada

Podía ver que no le preocupaba mucho. Después de

todo, nadie esperaba de verdad que consiguiera un pedido.

Llevábamos años intentándolo. Esa visita se había

convertido en una tarea anual que yo le obligaba a realizar

y él la había llevado a cabo. Una cosa menos que hacer.

Sólo que este año yo contaba, sinceramente, con

que lograríamos la venta. Habíamos sacado tres nuevos

sabores, usando ingredientes naturales, que pensaba

que los dejarían con la boca abierta. Así era como

nos habíamos hecho un nombre: con sabores radicalmente

nuevos que nos habían proporcionado no sólo

publicidad local y un aumento de las ventas, sino la

atención nacional. Pero mi estrategia de «nuevos sabores

» parecía haber fallado con Natural Foods.

Lo que más me preocupaba era algo que no le podía

contar a Reggie ni a nadie más. Nuestro jefe y fundador,

Malcolm Jones, me había expresado recientemente

su decepción por la falta de crecimiento de nuestras

ventas. Nuestros márgenes de beneficios se iban reduciendo.

Malcolm me había dicho que, si las cosas no

mejoraban pronto, se vería obligado a hacer algunos

cambios importantes. Me dijo que una solución sería

contratar a otro equipo de dirección. También dio a entender

que quizá se viera obligado a vender la fábrica a

una empresa nacional o borrarla por completo del

mapa, vendiendo el solar a un promotor inmobiliario.

-No me importa lo que tengas que hacer para dar

la vuelta a la situación, Pete, pero hazlo. La responsabilidad

es tuya.

Con la expansión urbana extendiéndose más allá de

la autopista que rodeaba la ciudad, no me cabía ninguna

duda de que Malcolm podría sacar más dinero vendiendo

el solar a una inmobiliaria que manteniendo la

empresa con los ingresos actuales. De todos modos, tanto

en un caso como en el otro, yo me quedaría sin trabajo.

Con una esposa y dos hijos pequeños, de ocho y seis

años, la reprimenda de Malcolm me sacó de mi autocomplacencia.

Aunque me había criado en la ciudad, sólo hacía dos

años que trabajaba en Dairy Cream, después de haber

pasado diez años en una empresa de alimentación de

Denver. Me parecía que nuestra familia sólo acababa de

instalarse. Mi esposa, Jean, había conseguido un trabajo

en una sucursal bancaria y nuestro hijo y nuestra hija

tenían cada vez más amigos en el vecindario. Pero era

del todo imposible que pudiéramos pagar la hipoteca y

todos los demás gastos sólo con el salario de Jean. Además,

si fracasaba en Dairy Cream, ¿qué haría? No era

necesariamente el tipo más listo de la ciudad, pero me

dedicaba en cuerpo y alma al trabajo. Había implantado

una serie de iniciativas de dirección y programas para

subir la moral de los empleados, con el fin de mejorar

los procesos de fabricación y aumentar la producción.

Pero últimamente, nada parecía dar resultado. Nuestros

...

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