El Territorio Como Imaginario

El principal objetivo de este trabajo es analizar la forma en que los grupos vecinales construyen material y simbólicamente su entorno urbano. De esta manera, se muestra el imaginario colectivo como un sustento de los grupos vecinales en su interés por apropiarse y marcar el territorio. Y es así como el territorio urbano se concibe como una entidad sociocultural que se nutre de historias, estilos de vida y experiencias gestadas dentro de una colectividad.

El problema que aquí se presenta, es abordado con base en distintos métodos, conceptos y elementos teóricos para el análisis del espacio urbano y de las prácticas vecinales. En la investigación se establecen dos dimensiones de análisis territoriales, el primero parte de los imaginarios, que son parte de los residentes del asentamiento y el segundo, parte de la historicidad del mismo. Los imaginarios permiten comprender como los individuos desean construir o mantener el territorio que habitan en función de sus intereses.

Su importancia va a radicar, en como se muestra el papel de la confrontación vecina al en la producción del espacio urbano residencial, además de poner a prueba que el imaginario y la identificación vecinal no sólo se nutren de la historia compartida y del tiempo de vivir en el asentamiento sino también de los distinto estilos de vida e intereses económicos.

Considerando que la participación en la construcción material del territorio les concede autoridad sobre el mismo; la asociación que ellos establecen entre la historia de la colonia y la historia individual les llevo a producir y valorar la memoria colectiva que promueve el respeto al diseño y nombre original, rasgos que el grupo destaca porque representa de mejor manera, sus características propias.

Las agrupaciones vecinales de este tipo surgieron en la Ciudad de México después de los sismos del 85. Señala que estas están integradas por sectores de la clase media que buscan la mejora del medio urbano, enfrentan el deterioro ambiental; abogan por la desaparición del comercio ambulante y protestan por la creciente delincuencia, en general tienen como principal preocupación los asuntos de la vida cotidiana y es así, como sus demandas se modifican y cambian constantemente.

Organizaciones como la Asociación de Residentes pueden identificarse con los nuevos movimientos sociales; estos tienen como rasgo más importante el hecho de que su acción recae principalmente en la esfera de la cultura de una sociedad, destacan la dimensión simbólica de las prácticas colectivas las cuales generan información y comunicación, cuestionan los códigos dominantes e introducen nuevos significados sociales, por consiguiente, señalan que la acción social es un campo que genera su propia orientación y significado, crea sus propias redes de formación de sentidos, los nuevos movimientos sociales se conciben como generadores de espacios públicos, de gestión de representación y de reconocimiento y como movimientos autoconstruidos.

Ramírez Sáiz destaca otras características de las agrupaciones vecinales, una refiere a que la identidad de sus miembros se basa en el espacio habitacional o residencial en que viven; es decir, el grupo se define a partir de un factor territorial como pueden ser la calle, la colonia, el barrio y no con base en elementos políticos e ideológicos.

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