El reto educativo de educar por competencias

EL RETO EDUCATIVO DEL ENFOQUE POR COMPETENCIA

En la actualidad se plantea la necesidad de formar un ser humano que no sólo sea útil para la sociedad sino que sea cada vez más competente, con el fin de que este logre desarrollar de forma adecuada la función que se le asigne. De esta forma se introduce en la educación el concepto de competencia y competencias básicas. Para el conferencista Moya (2007), “la competencia es la forma que tienen las personas para utilizar sus recursos y resolver sus tareas en contextos definidos y las competencias básicas son las formas que tienen las personas para movilizar todos sus recursos y realizar su proyecto de vida”. En este sentido, la adquisición de una competencia está ligada a una tarea específica que se le haya asignado, pues si no hay un objetivo el ser humano no direcciona sus capacidades para ser competente.

Esto implica que su desarrollo también se vea reflejado en el perfil de egresado que se emergen de las instituciones educativas, pues el ideal es que desde esos escenarios se generen una verdadera transformación de la calidad educativa y se garantice un sistema educativo pertinente e incluyente, que se comprometa a potencializar las capacidades de cada ser humano. De allí que se hace necesario no sólo tener en cuenta el contexto local, sino que hay que buscar la identidad y la unidad en contextos más amplios; es decir que resulte inevitable la tensión entre lo local, lo regional, lo nacional y entre el individuo, la sociedad y la especie tal como lo decía Morín (2003).

Sin duda el cambio más importante en la noción de la calidad de la educación se origina con la introducción del enfoque basado por competencias, pues las grandes transformaciones en la educación en este siglo buscan poner al estudiante como el centro en el proceso de enseñanza y aprendizaje, esto implica que el discente paso a ser un simple almacenador de contenidos memorísticos a ser el productor de conocimientos que fueran pertinentes y estuviesen conectados con el mundo.

La nueva noción de educación entonces tiene como ejes el reconocer los cambios de la forma como se concibe al estudiante, la forma como se produce el conocimiento y la necesidad de una educación pertinente. En relación a lo anterior, Le Boterf (2000), considera que una persona competente es aquella que sabe actuar de manera pertinente en un contexto particular, combinando y movilizando un equipamiento doble de recursos personales (conocimiento, saber hacer, cualidades, cultura, recursos emocionales) y recursos de redes (bancos de datos, redes documentales, redes de experiencia especializada).

Estos cambios sin embargo demandan de tiempo y no dependen sólo de la intervención de la parte académica que se desarrolla en las instituciones, sino que se hace necesario promover programas para el mejoramiento de la calidad educativa que tenga como eje el fortalecimiento institucional, la formación de los docentes y directivos docentes con aras a que estos sean los gestores del desarrollo de nuevas competencias y de proyectos estratégicos para la competitividad.

En relación a lo anterior las instituciones educativas se deberá construir e implementar un currículo capaz de direccionar todos los esfuerzos hacia el desarrollo de las competencias de cada persona, donde su desempeño permita utilizar los recursos existentes, físicos, materiales, tecnológicos, cognitivos y afectivos de manera óptima y racional y así estimular la creatividad, el ingenio y el pensamiento del individuo que se está formando en miras de que éste sea capaz de afrontar los problemas que se le planteen y se proyecte con todas sus capacidades, habilidades y competencias para lograr su satisfacción total en el desempeño de sus actividades personales o profesionales y a futuro laborales.

Es por ello que la educación basada en competencias hace referencia a los procesos por medio de los cuales se recogen evidencias sobre el desempeño de un alumno con el fin de determinar si es competente o todavía no para manejar los diferentes aprendizajes. Desde el punto de vista pedagógico, las competencias se entienden como actuaciones integrales para identificar, interpretar, argumentar y resolver problemas del contexto con idoneidad y ética, integrando el saber ser, el saber hacer y el saber conocer (Tobón, 2013).

En ese sentido la pedagogía dialogante de Zubiría (2006) considera que el concepto de competencia es muy potente para pensar los fines de la educación y además pertinente a nivel pedagógico para orientar un trabajo centrado en el desarrollo integral de los estudiantes. Para el autor la competencia debe ser entendida hoy como aprendizajes integrales de carácter general y las cuales se expresan en multiplicidad de situaciones y contextos. Debido a ello, transformar la estructura previa del sujeto y garantiza un aprendizaje que responda adecuadamente y pueda adecuarse a las condiciones cambiantes del contexto.

Ante esta perspectiva de cambio que surge en la sociedad actual y la influencia que tiene la tecnología, la cultura y la educación en los jóvenes, se hace necesario repensar las prácticas pedagógicas que

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