En la búsqueda de sentido.
Enviado por Daniela Contreras Díaz • 26 de Septiembre de 2016 • Apuntes • 1.555 Palabras (7 Páginas) • 223 Visitas
Choque de mundos:
En la búsqueda de sentido
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¿Qué es Latinoamérica? O mejor aún, ¿qué es ser latinoamericano? Como si fuera parte de su esencia, el ser humano siempre ha tendido a preguntarse por el sentido de su existencia, a tratar de descubrir quién es y de qué manera realizará aquello que es; siempre ha sentido la propensión de preguntarse por su identidad. Tal como si fuese su propia piel, la identidad forma parte del individuo, lo abraza, lo moldea y lo acompaña a cada paso que da. En este sentido, comprender qué es ser latinoamericano conlleva una labor compleja, por lo que se deben analizar distintos factores para lograrlo. El análisis de factores tales como el proceso de conquista y colonización española, el mestizaje y, más tarde, la imposición de elementos modernizantes como el barroco y la reconfiguración del espacio, jugarán un rol importante en esta tarea.
A partir de estos conceptos, en el presente ensayo se expondrá al Barroco Latinoamericano como componente central en la configuración de sentido de estos nuevos individuos, mestizos latinoamericanos, a través de la convergencia entre los procesos de resignificación del origen mancillado del mestizo y de ordenamiento del territorio a partir de la ciudad funcional, fomentada por la Corona española y reproducida hasta hoy.
La conquista española, que se llevó a cabo de norte a sur, desde México hasta Tierra del Fuego, fue inicialmente impulsada por motivos económicos y religiosos. En este sentido, las principales intenciones de los europeos en estas tierras lejanas, eran anexar territorios para la Corona y, al mismo tiempo, expandir el catolicismo evangelizando a aquellos grupos de individuos nativos de estas tierras lejanas. Sin embargo, el choque entre estos dos mundos no resultó ser del todo pacífico como se decía serlo: “Hambre, guerra y epidemia” (Gruzinski, 2007:67), expone el autor como causa de que centenares de nativos resultaran devastados, heridos e incluso muertos tras la llegada de los españoles. Producto de violaciones, concubinatos y algún que otro matrimonio, nace de entre los escombros un nuevo personaje que comenzará a tomar protagonismo en la historia, un tipo nuevo y de estatuto impreciso: el mestizo (Gruzinski, 2007).
Algunos elementos de la Europa Occidental comenzaron a implantarse en América Latina; en esta línea, la cristianización cumplió un rol fundamental en el proceso de occidentalización de Latinoamérica. La empresa de conquista “de las mentes” dio frutos grandes y maduros, ya que hijos de la nobleza indígena comenzaron a dominar la lectura y la escritura tan bien (o mejor que) como los mismos españoles (Gruzinski, 2007).
En este contexto es donde encontramos los primeros antecedentes que nos ayudarán a comprender mejor la identidad latinoamericana: la figura del mestizo, hijo de violaciones, que comienza a instruirse y da paso al surgimiento de los letrados. Cual arcoíris después de la tormenta, este grupo de jóvenes sería la esperanza de un nuevo comienzo, un factor clave para la recomposición de un mundo que permanece en la confusión e inestabilidad. Siguiendo esta línea, como expone Rama (1998), la figura emergente de los letrados es la que dará un fuerte impulso al desarrollo de la corriente barroca en Latinoamérica.
Muchos de los componentes traídos desde Europa de Occidente hacia América perdieron el sentido que se les atribuía originalmente, pues se les separaba de la tradición y del poder que conllevaban en el Viejo Mundo. Un ejemplo de esto es lo que sucedió con el Barroco latinoamericano, una manifestación artística que resultó ser completamente distinta a la que se dio en Europa. El barroco puede ser comprendido como un estilo y configuración cultural, una manera de hacer las cosas basada en la exaltación de las formas, en la exageración, en la ostentación basada en adornos e imágenes. Esta corriente supo adaptarse a la realidad de América Latina, de tal manera que acabó por ser un medio por el cual los mestizos pudieran apropiarse de aquello que sentían ajeno, de lo cual no se sentían parte.
Pese a la gran habilidad que demostraban los indígenas para copiar y reproducir instrumentos y prácticas europeas, al intentar introducir esta corriente artística en el nuevo continente, los mestizos le introdujeron detalles nuevos y diferentes, elementos representativos americanos, flora y fauna local, símbolos y figuras religiosas propias de las sociedades precoloniales. Es decir, plasmaron sus creencias e idiosincrasias en cada cosa que hacían, sea ya en la arquitectura, la pintura, la escultura, la literatura, etc., lo que conllevó a crear una versión “latinoamericanizada” de un elemento originalmente español.
Tal como propone Rama (1998), con el surgimiento de los letrados, la sociedad basada en el papel comenzó a hacer hincapié en la necesidad de escribir todo con el objetivo de proporcionarle mayor legitimidad. Lo oral perdió estatus, mientras que la escritura proporcionaba leyes y organizaba una jerarquía social. Como propone el mismo autor (1998), en torno a este “espacio legal” surge la ciudad como lugar civilizado, en contraste con lo natural y bárbaro de las zonas rurales. En este contexto, el barroco asume un rol esencial en la reconfiguración del espacio, pues, al ponerle tanto énfasis a la forma, se vuelve un fenómeno eminentemente urbano; es decir, una manera de hacer ciudad. Esta disposición espacial que organiza la ciudad mediante el diseño de sus calles geométricamente ordenadas es lo que Gorelik (1998) llama plano damero. El autor la asocia a la Grilla, en contraste con el Parque. La primera pertenece a una de las bases materiales urbanas principales que generó la posibilidad de un espacio público y de la integración social; en contraste con la segunda, el cual el autor propone como modelo de comunidad, igualdad social y rearticulación de los lazos sociales.
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