Espíritu De Las Leyes
Enviado por Zhuby • 8 de Septiembre de 2013 • 2.653 Palabras (11 Páginas) • 424 Visitas
CAPITULO PRIMERO
IDEA DE ESTE LIBRO
No es bastante el haber tratado de la libertad política en lo que respecta a la
Constitución; es necesario hacerla ver en lo que se refiere al ciudadano.
Ya he dicho en cuanto a los primero, que la determina cierta distribución armónica
de los tres poderes; en cuanto a lo segundo, hay que mirarla desde otro punto de
vista. Consiste en la seguridad o en la opinión que se tenga de la seguridad.
Puede suceder que la Constitución sea libre y que el ciudadano no lo sea; o que
siendo libre el ciudadano no lo sea la Constitución. En tales casos, la
Constitución será libre de derecho y no de hecho; el ciudadano libre de hecho y
no de derecho.
Solamente la disposición de las leyes y principalmente de las fundamentales,
forma la libertad en lo referente a la Constitución. Pero en lo que se refiere al
ciudadano, pueden engendrarla ejemplos recibidos, tradiciones, costumbres y
favorecerla ciertas leyes civiles, como en este libro hemos de ver.
Además como en la mayoría de los Estados la libertad más cohibida, más
contrariada, con más trabas de las que permite la Constitución, es conveniente
hablar aquí de las leyes particulares que en cada institución ayudan o contrarían
el principio de la libertad de que pueda ser susceptible cada Estado.
CAPITULO II
DE LA LIBERTAD DEL CIUDADANO
La libertad filosófica consiste en el ejercicio de la propia voluntad, o a lo menos (si
ha de hablarse de todos los sistemas) en la creencia de que se ejerce la propia
voluntad. La libertad política consiste en la seguridad, o a lo menos en creer que
se tiene la seguridad.
Esta seguridad no está nunca más comprometida que en las acusaciones
públicas o privadas. Por consecuencia, la bondad de las leyes criminales depende
principalmente la libertad del ciudadano.
CAPITULO III
CONTINUACION DEL MISMO ASUNTO
Las leyes que condenan a un hombre por la declaración de un solo testigo, son
funestas para la libertad.
Los griegos, exigían un voto de mayoría para condenar, (5) y lo mismo los
romanos; (6) las leyes francesas piden dos. Pretendían los griegos que lo que
ellos hacían era lo establecido por los dioses. Lo establecido por los dioses es lo
que hacemos nosotros. (7)
CAPITULO IV
LA LIBERTAD ES FAVORECIDA POR LA NATURALEZA
DE LAS PENAS Y SU PROPORCION
No hay arbitrariedad; la pena no es hija del
capricho del legislador, sino de la naturaleza del delito; y no es el hombre quien
ejerce violencia en otro hombre.
Hay cuatro clases de delitos. Los de la primera son perpetrados contra la religión;
pertenecen a la segunda clase lo que van contra las buenas costumbres; los de la
tercera contra la tranquilidad; los de la cuarta contra la seguridad de los
ciudadanos. La pena que se imponga debe ser correlativa, respectivamente.
En las cosas que turban la tranquilidad o la seguridad del Estado, las acciones
ocultas son de la incumbencia de la justicia humana; pero en las que ofenden a la
divinidad, en las que no cabe la acción pública, no puede haber materia delictiva:
todo queda entre el hombre y Dios, que sabe la medida y el tiempo de sus
venganzas.
CAPITULO V
DE CIERTAS ACUSACIONES QUE MAS PARTICULARMENTE
EXIGEN MODERACION Y PRUDENCIA
Máxima importante: hay que ser muy circunspecto en la persecución de la magia y
la herejía. La acusación de estos dos delitos pudiera ser extremadamente
peligrosa para la libertad y originar una infinidad de tiranías, si el legislador no
sabe limitarla. Como no va directamente contra las acciones de un ciudadano,
sino más bien contra el concepto que se tiene de su carácter, puede acentuarse
en proporción de la ignorancia del pueblo. Siempre es un gran peligro para un
ciudadano, pues no lo cubren contra la sospecha de semejantes delitos, ni la
práctica de todos su deberes, ni la conducta más correcta, ni la moral más pura.
No quiero decir con esto que la herejía no deba castigarse; lo que digo es que
para castigarla, se ha de proceder con gran circunspección.
CAPITULO VI
DEL CRIMEN CONTRA NATURA
Es singular que entre nosotros, aquí donde la magia, la herejía y el crimen contra
natura son tres cosas de las que podría probarse; de la primera que no existe, de
la segunda que se presta a un gran número de distinciones, interpretaciones y
limitaciones; de la tercera, el crimen contra natura, que es a menudo oscuro, es
singular, repito, que los tres hayan sido castigados con la pena del fuego.
Diré que el crimen contra natura se propagará excesivamente en una sociedad, si
el pueblo no es arrastrado a él por alguna causa, como sucedía entre los griegos,
que hacían todos sus ejercicios enteramente desnudos; como entre nosotros,
donde la educación doméstica se haya en desuso; como entre los asiáticos,
donde hay personajes que tienen muchas mujeres, y las desprecian, en tanto que
otros no poseen ninguna. Que no se prepare con excitaciones este crimen, que
se le proscriba por medio de una policía rigurosa, como todos los ataques a la
moral, y se verá que la Naturaleza tarda poco en defender sus derechos o en
recuperarlos. La dulce, amable y encantadora Naturaleza ha esparcido sus
placeres con liberalidad; y el colmarlos de delicias, nos da hijos en los que
renacemos y satisfacciones más intensas que esas mismas delicias.
CAPITULO VII
DEL CRIMEN DE LESA MAJESTAD
Las leyes de China mandan que quien falte al respeto debido al emperador sea
castigado con la muerte. Como no definen en qué consiste esa falta, cualquier
cosa pude dar pretexto para quitarle la vida a una persona a quien se tenga mala
voluntad y para exterminar a una familia entera.
Basta que no esté bien definido el crimen de lesa majestad, para que el gobierno
degenere en despotismo. Acerca de esto he de extenderme algo más en el libro
de la Composición de las leyes.
CAPITULO VIII
DE LA MALA APLICACIÓN DEL NOMBRE DE CRIMEN
DE SACRILEGIO Y DE LESA MAJESTAD
Es un violento abuso dar el nombre de crimen de lesa majestad a un acto que no
lo sea. Una ley de los emperadores (16) perseguía como sacrílegos a los que
discutieran los dictados del príncipe o dudaran del
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