GESTION ESCOLAR Y DESARROLLO CURRICULAR

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La formación educativa, es un pilar básico en el desarrollo de la vida, cuando se nace, se nos proporcionan una serie de estímulos externos que propician el crecimiento cognitivo y a su vez conductual, también pasamos por varias etapas de nuestra vida, en la que siempre, cabe resaltar, está presente la educación como parte enriquecedora, llena de conocimientos que aprendemos e interiorizamos como necesidad básica.

Colombia ha tenido a lo largo de su historia que atravesar por años y años de arduo trabajo para que la educación fuera impartida a todos y cada uno de los niños, jóvenes y adulto, en la formación de instituciones educativas, en el desarrollo curricular y la necesidad de seguir avanzando para no solo formar estudiantes, si no también darle participación y formación complementaria a los docentes los cuales son una de las bases de las instituciones educativas.

Según el Ministerio de Educación Nacional, el currículo es “El conjunto de criterios, planes de estudio, programas, metodologías y procesos que contribuyen a la formación integral y a la construcción de la identidad cultural nacional, regional y local, incluyendo también los recursos humanos, académicos y físicos para poner en práctica las políticas y llevar a cabo el

proyecto educativo institucional.”. Se infiere que, el currículo además de esto, busca explicitar las intenciones que tiene el sistema educativo y orientar la practica pedagógica, respondiente esté a cuatro preguntas básicas en la educación: ¿Que enseñar?, ¿Cuándo enseñar?, ¿Cómo enseñar?, ¿Que, cuando y como evaluar lo enseñado? De todo esto se parte para identificar diferentes conceptos empleados en la docencia, para entender la gestión escolar y el desarrollo curricular que este implica para formar estudiantes y educadores de calidad educativa.

Ser coherente con el desarrollo mental de los alumnos, ser alcanzables, servir de base para nuevos aprendizajes, formulado en un lenguaje claro y ser evaluable, estos son los objetivos básicos que debería tenerse en cuenta en la programación de los currículos.  De acuerdo con Phelan, (2011), Es usual encontrar, en las facultades de educación de distintos contextos, una preocupación por la manera más efectiva de enseñar, de modo que los/as estudiantes aprendan más y con mayor rapidez.

Para poner en práctica un currículo, se demanda una serie de condiciones muy complejas (recursos, disposición del profesorado, seguimiento de experiencias en centros pilotos, entre otras), sin embargo, consideramos que la más importante es la comprensión de este marco curricular en tanto cuerpo teórico que orienta la práctica educativa.

Desde la teoría curricular podemos encontrar diferentes aportes respecto a la no neutralidad del currículum (Soto, 2002), la pertinencia cultural (Peralta, 1996) y sus diferentes formas de organización a partir de enfoques y concepciones curriculares (Ferrada, 2001). Siendo este último, el enfoque, de vital importancia ya que es un cuerpo teórico que sustenta la forma en que se visualizan los diferentes elementos del currículo, esto implica que el enfoque es el que orienta los planeamientos curriculares que se concretan en las acciones específicas del diseño curricular permitiendo un aprendizaje óptimo e integral.

En formación escolar y la gestión de la misma, el docente es un actor trascendental para el alumno, un actor importante en el proceso de aprendizaje, por lo que las metodologías y herramientas que emplee deben orientarse a generar en los alumnos, interés y compromiso, con los saberes que se les imparten. Es lógico que para la época que vivimos la educación tiene un protagonismo sustancial y es ahí donde el profesionalismo del docente debe ser fortalecido, para preparar a alumnos que sepan resolver y cumplir con las demandas sociales y laborales, tanto actuales como futuras, de ahí que los docentes sean profesionalizados, es decir, capacitados en la autonomía para gestionar la mejora del centro. Todo lo anteriormente descrito es un engranaje que permite identificar cuáles son los elementos que se involucran a la hora de hablar de una gestión escolar (educativa), por los cuales establecemos políticas que nos permiten identificar, crear, desarrollar y

calificar esos métodos de Enseñanza – Aprendizaje que permitirán que los alumnos sean beneficiarios de una educación integral.

Las transformaciones que se han dado a lo largo de los años nos han permitido modificar la la formación y el contenido curricular para los estudiantes, en este ejemplo claro encontramos a las TICS, que nos han facilitado y ampliado las opciones, las formas de aprendizaje, medios como estos nos permiten crecer y educarnos, sin necesidad de estar presente en el aula de clases.  

Hay varias perspectivas con las cuales podemos entrelazar al currículo, según A, Mendez, (1987),

“Presenta dos modelos para abordar el currículo desde el punto de vista de la didáctica, es decir, del proceso de enseñanza-aprendizaje: El currículo entendido como proyecto y como proceso, en contraposición al currículo entendido como la planificación de fines instructivos a conseguir. En el segundo modelo centrado en los objetivos, interesa destacar la importancia de la prescripción y anticipo de los resultados esperados de la enseñanza, los cuales son contemplados en los objetivos que se dan de antemano, inclusive mucho antes de que el proceso didáctico comience a funcionar. Así, los contenidos, métodos, técnicas, recursos técnicos y la evaluación deben ser medios para conseguir los objetivos prefijados. Desde este modelo, se puede decir que el currículo se refiere

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