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Geometría Analítica


Enviado por   •  25 de Julio de 2012  •  972 Palabras (4 Páginas)  •  766 Visitas

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Mario Molina. Científico mexicano, descubridor del agujero en la capa de ozono

Desde hace unos años, insistentes campañas ecológicas alertan a la humanidad sobre una de las causas más graves del deterioro ecológico: el agujero en la capa de ozono. Las emisiones de ciertos gases -los clorofluorocarburos (CFC)- que emanan de algunas fábricas están acabando con un filtro indispensable para mitigar los efectos dañinos que las radiaciones ultravioletas de los rayos solares pueden provocar sobre la salud.

El descubridor de esta amenaza fue el científico Mario Molina (México 1943), quien el 11 de octubre de 1995 recibió el Premio Nobel de Química, en reconocimiento de sus investigaciones en este campo. El galardón fue concedido también a su amigo y colaborador el químico Sherwood Rowland, de la Universidad de California, artífice con él de estos descubrimientos, y al danés Paul Crutzen, del Instituto Max-Planck de Química de Mainz, Alemania.

Luis Bruzón- Agencia EFE-TV / Desde muy pequeño, Mario Molina ya manifestaba un sentido innato para la investigación científica. De niño quedó fascinado cuando contempló un protozoo a través de un primitivo microscopio de juguete. Su precocidad en el campo de la química le empujó, incluso, a la osada idea de convertir uno de los cuartos de baño de su casa en un improvisado laboratorio, que llenó de artilugios para hacer experimentos.

Después de estudiar unos años en Europa, se licenció en Ciencias Químicas por la Universidad nacional Autónoma de México en 1965. Realizó estudios de postgrado en la Universidad de Friburgo (Alemania) y se doctoró en Física y Química por la Universidad de Bercley (California).

Precisamente en Bercley trabajó en el grupo de investigación del profesor George C: Pimentel, pionero en el desarrollo de la estructura molecular. En 1972 Mario Molina se unió por vez primera con quien sería su gran colaborador hasta la obtención del Premio Nobel: el profesor Sherwood Rowland. Juntos abordaron la investigación acerca de las propiedades químicas del átomo en procesos radioactivos. Rowland ofreció a Molina varias líneas en las que desarrollar sus investigaciones. Entre ellas hubo una que le cautivó: averiguar el destino de algunas partículas químicas inertes derivadas de procesos industriales -los clorofluorocarburos (CFC)- acumulados en la atmósfera y cuyos efectos sobre el medioambiente nos habían sido tenidos en cuenta hasta ese momento.

Este trabajo agradó sobremanera a Mario Molina, porque le brindaba la oportunidad de aprender sobre un campo químico en el que apenas había indagado, y que a la postre, se convertiría en un inmejorable trampolín para dar un salto a un nuevo campo de investigación. Con la inseparable ayuda de Rowland, Molina advirtió que los CFC son componentes similares a otros que había analizado anteriormente desde el punto de vista de la dinámica molecular. Al estudiarlos, Molina y Rowland se sintieron familiarizados con sus propiedades químicas pero no con las atmosféricas. Después de tres meses de incansables estudios e investigaciones,

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