Gestión política y moral política

Gestión política y moral política

Juan Mora Heredia

Raúl Rodríguez Guillén

Con el pasar de los días es frecuente encontrar escenarios políticos donde priman los intereses de los gobernantes, por lo tanto es importante reconocer el papel que juega el ser humano como individuo político y como las decisiones que éste toma se convierten en decisiones trascendentales para sí mismo y para la sociedad en general, entre tanto es necesario que el político profesional o representante político evalué todas las alternativas disponibles y sus posibles consecuencias, ya que a causa de las malas decisiones, o mejor aún a causa de aquellas decisiones que no le contribuyen de manera positiva a la sociedad se presente lo que los autores han llamado el síndrome de los escándalos políticos, lo cual promueve que por los diversos medios de comunicación las noticas de abuso del poder o la política se den a conocer; es a partir de ésta situación que la sociedad crea la imagen del político corrupto, ambicioso.

Parafraseando  lo que indican los autores, se tiene que ser político no implica solamente querer el poder, sino que es ajustarse a una ética de la responsabilidad donde racionalmente se tengan en cuenta los efectos de su acción y el reconocimiento de las consecuencias de las decisiones se convierta en un acto vital tanto para el individuo como para las demás personas que se ven involucradas en la situación, así actuar con responsabilidad, es invariablemente tener presentes las posibles consecuencias  de la actuación del actor político.

Así pues como lo indican los autores Mora y Rodríguez “La ecuación dinero y política ha ido moldeando una percepción del quehacer público-estatal negativa, disociada de cualquier principio básico de servicio. Ser político o formar parte de la administración pública, para el conjunto de la población, es sinónimo de corrupción y abuso de poder”; dicho lo anterior se puede ver como a propósito de una mala gestión política se desvirtúa el deber ser del estado, ya que si bien es cierto, el objetivo del éste es contribuir al bienestar social, en consecuencia el estado y sus mandatarios adquiere un compromiso social para con el pueblo que debe en primera instancia garantizar el bienestar social para toda la sociedad y no limitar o excluir dicho bienestar solo para una parte de la población.

Es por dicha exclusión y acuerdo al planteamiento realizado por (Romero, Pág. 52). Que “En nuestros países latinoamericanos, se requiere crear condiciones para elevar las competencias profesionales y profundizar los valores humanos en función de viabilizar el desarrollo económico y el acelerado avance de la educación de los sectores excluidos, lo cual amerita una sistemática preparación sociológica de los cuadros directivos, pues se trata de la revalorización de la gestión pública”

En este sentido cabe resaltar que aunque la gestión pública se haga con la finalidad de beneficiar la sociedad, no todas las personas tienen la capacidad de razonar y actuar con este propósito y tienden a buscar un beneficio personal tergiversando el deber ser como empleados públicos, lo cual (parafraseando a los autores) le inspira a la sociedad una imagen del político profesional cargada de mezquindad y por tanto la confianza y el afecto político de los ciudadanos es cada vez menor en las organizaciones gubernamentales y en sus actores políticos, situación que hoy en día se presenta se presenta en nuestro país desde el nivel municipal hasta el nacional.

Aunque los autores nombrados tienen como referente para su escrito a México, lo anterior no está del todo fuera del contexto colombiano, de hecho el desafecto político dicen: los autores que “es en América Latina, donde sus habitantes manifiestan su desencanto hacia la institucionalidad política, pues se sienten defraudados de los políticos que prometieron grandes beneficios para todos, pero éstos al final parecen ser los únicos ganadores. Y un sentimiento de agravio se acrecienta cuando los políticos son exhibidos por los medios de comunicación disfrutando de la prosperidad que la mayoría no tiene”. Pues como se dijo al inicio del escrito muchos de éstos actores de escándalos políticos no buscan el bienestar colectivo, sino un bienestar meramente individual a propósito  la autoridad y el poder que les es conferido.

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