Hijos De Yocasta

Cuando escuché hablar sobre el concepto de género, al principio me venía a la mente sobre una división del sexo que la cultura o la sociedad iba instituyendo, pero por medio del curso de Psicología de Género y al profundizar aún más sobre este concepto y de todo lo que conlleva, me doy cuenta de que no sólo es una división sino que es una categoría central del pensamiento feminista, y más específicamente dice que “el concepto de género se refiere a la existencia de una normatividad femenina edificada sobre el sexo como hecho anatómico, que reposa sobre un sistema social” (Cobo B. Rosa, 2005). Además de conocer su definición, me di cuenta que está relacionado con conceptos claves como sistema patriarcal, masculinidad, etc., que actualmente se pueden ejemplificar en nuestra sociedad guatemalteca. Claro está que esto solo es un inicio para conocer este tema, con este ensayo pretendo estudiar y conocer un poco más, a través del libro “Los Hijos de Yocasta” de Christiane Olivier, es que conoceremos sobre el discurso feminista, de la relación que hace la autora con el mito de Edipo, y la teoría de S. Freud. El feminismo se ha venido desarrollando desde hace ya tres siglos, según Christiane O. antes de eso “se daba rigor a la civilización patriarcal donde el varón estuvo considerado superior y la mujer mantenida en inferioridad de modo ininterrumpido a lo largo de la historia, e incluso varios autores demuestran esto en sus teorías y aportes; en este caso Sigmund Freud que en su teoría eligió mitos patriarcales; donde el varón ocupaba siempre el primer plano, y a la mujer con destino de inferioridad social, que calla ante la presencia del hombre, incapaz de sublimación intelectual, que sirve al varón, masoquista, que se ocupa de los hijos para colmar su carencia, con una imagen de las mujeres para conservar la supremacía viril del hombre; pero ahora se acabó la época en que el varón inventaba una mujer a su medida, o más bien a la medida de su necesidad de dominación”; el hombre es el que tiene la fuerza para trabajar, es quien debe llevar todo el sustento al hogar; y ¿las mujeres? Creían acaso que no podemos hacer algo más aparte de realizar los quehaceres del hogar, no veían el potencial que hemos tenido; pero gracias a que se ha luchado contra esta dominación, por medio del feminismo (por ejemplo a partir de la Revolución Francesa que fue el inicio, hasta el siglo XX donde fue un movimiento activo) se ha logrado tener derechos que nos puedan amparar, permitiendo la igualdad, liberación, poder, etc. (Gargallo F.). Otra cuestión que trata la autora C.O. es que “S. Freud en psicoanálisis tiene una concepción de la mujer imaginada por el hombre, que no guarda relación con la realidad. Por ejemplo en su libro Tres ensayos sobre la sexualidad manifiesta: la envidia del pene (significa el desprecio por la niña pequeña, por la mujer, quien sería vista como perdedora de algo o como habiendo perdido algo, para evitarle al hombre verse a sí mismo perdedor, desprovisto, etc.) y la renuncia al clítoris; desde entonces la mujer estaba pre-escrita hacia su sexo, pero no de su placer; pero en EEUU por medio del Informe Hite se le dio la palabra a las mujeres para que hablaran de su sexualidad; este informe demuestra la importancia que la mujer le asigna al clítoris, al que considera el elemento fundamental para abrir el camino a todo otro placer”, de acuerdo a lo que la autora comentaba, Freud se centró prácticamente en su condición de hombre, no alcanzó analizar la condición de una mujer, ya que es muy interesante saber hasta qué punto se diferencian hombres-mujeres, pues Christine O. dice que a pesar de que las mujeres no tienen pene, pero si senos y el clítoris para lograr alcanzar el placer, entonces esta es otra parte donde se ha perjudicado a las mujeres, ya que son los hombres quienes pueden expresar lo que quieren pero nosotras muchas veces no lo hacemos. En este libro se menciona que “el hombre y la mujer participan de un acuerdo sobre una especie de distribución de papeles y funciones, donde el hombre, ha descartado a la mujer de la función social y le asigna sólo la función familiar; por ejemplo el padre, en países latinos, no está destinado a ocuparse del pequeño, queda ajeno a la educación del niño; su función principal la de aportar el dinero necesario para alimentar a los diferentes protagonistas del drama que se desarrolla en su hogar. A la mujer se le delega en parte las funciones que ella considera su vocación nativa y natural”, igualmente Martín Baro explica por medio de los mitos sexuales de esposa amante y la madre,

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