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La Educacion


Enviado por   •  10 de Octubre de 2012  •  1.233 Palabras (5 Páginas)  •  269 Visitas

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EL DOCENTE, EL COMPROMISO Y LA FAMILIA EN EL CUIDADO DEL NIÑO

La tarea de enseñar, naturalmente, se produce en la personalidad del docente. Es algo tan extraordinario, que sólo la pueden paladear los que ejercen la docencia. Analógicamente, como lo que sucede con los organismos fisiológicos, que ingiriendo sustancias distintas, pueden producir reacciones y efectos similares; cada alumno es una persona idéntica a sí misma, indivisible, única, inmanente y trascendente al mismo tiempo, con un bagaje cultural particular que lo hace irrepetible en el tiempo y en el espacio, por lo tanto, distinto a los demás pero, cuando el docente acompaña a todos y cada uno de sus alumnos en el proceso de apropiación y construcción de saberes posibilita que, sus alumnos alcancen un aprendizaje similar con resultados similares. Esto es maravilloso; enseñar para que cada alumno día a día construya su propio saber, que fortalecerá su proceso de personalización con una dinámica constante de descubrimiento, conquista y posesión de sí mismo.

El conocimiento que el maestro tenga de sí, de los niños y de sus familias, influirá mucho en el estilo que éste determine para su práctica profesional.

En este proceso de búsqueda se puede tomar como referencia el modelo de los profesores de formación profesional, pero el objetivo no es que lo repita, sino más bien que sea creativo en establecer su propio estilo teniendo en cuenta su personalidad y experiencia.

Un buen maestro tiene confianza en sí mismo y asume su responsabilidad con el mayor compromiso, lo que hace que su trabajo deje resultados significativos en el desarrollo de los niños.

Igualmente, un buen maestro debe:

• Sentirse aceptado y querido por los niños, por sus padres y sus colegas.

• Disfrutar de la vida y fomentar el sentido del humor en los demás.

• Tener confianza en la gente y creer tanto en los niños como en sus padres.

• Ser eficiente en el ajuste de la enseñanza al nivel del niño pequeño.

El anterior listado permite observar que el maestro debe buscar alternativas que lleven a la obtención de exitosos resultados en la relación educativa, social y afectiva que quiere construir con el niño.

Esta construcción puede darse de manera muy rápida o demasiado lenta, y es allí donde con paciencia y creatividad el maestro usará su estilo personal de enseñanza que responda a las necesidades generales del grupo y de cada niño en particular.

Por otra parte, el maestro tiene que crear un ambiente de aprendizaje que facilite el descubrimiento por parte de los niños, y en últimas que este descubrimiento lo puedan expresar en sus propias palabras, es decir, llevar al niño a tomar la iniciativa en su propio aprendizaje.

La seguridad que el hogar brinda al niño a través de la atención y cariño, se enriquece con la valorización determinada por las características culturales y morales del ambiente.

En primera instancia el maestro cumple una función de PROTECCION. Se trata de proteger cumpliendo con el acto desde un significado estricto de la palabra: resguardar, salvaguardar, preservar, prevenir, patrocinar, defender, amparar, redimir. Desde esta perspectiva, la labor de proteger alcanza ámbitos como el auxilio en situaciones de abandono, explotación, consumo de drogas, abusos de toda índole y violencia, entre otros.

La protección, como función del maestro, no concibe al infante como un desprotegido sino, dejando atrás el actuar heterónomo, como un sujeto capaz de generar procesos en los que aprenda a protegerse a sí mismo, basado en sus derechos y potencialidades. Esta función tiene su materialización en el artículo 20 de la Ley 1098 del 2006, donde

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