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La Escuela Como Espacio Posible Para La Inclusión De La Diversidad


Enviado por   •  24 de Septiembre de 2012  •  2.066 Palabras (9 Páginas)  •  716 Visitas

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La escuela como espacio posible para la inclusión de la diversidad

Es común sostener que en la actualidad la educación se encuentra en crisis. La mayoría de los términos que estructuraron su funcionamiento hasta hace poco tiempo han perdido su sentido: docente, infancia, escuela, saber, diploma, alfabetización, deben ser actualmente resignificados. Se vuelve necesario encontrar nuevas respuestas y para tal tarea el acercamiento histórico se presenta como una estrategia útil y necesaria.

No nos estamos refiriendo a que la solución provendrá de una "vuelta a los orígenes", a la "tradición" o a "valores perdidos", como si existiera una esencia a ser desarrollada que se ha ensuciado con el paso del tiempo. Nuestro presente no es producto de evoluciones o decadencias.

En oposición a esas visiones, podemos basarnos en la comprensión del conocimiento histórico como una forma de "desnaturalización" de las condiciones en las que se desenvuelve el fenómeno educativo. El presente es siempre contingente, un producto no predeterminado de conflictos y contradicciones pasadas. El análisis histórico puede convertirse en una excelente estrategia para romper con consideraciones de las situaciones como puntos de llegada predeterminados de lógicas únicas. Es necesario eliminar de nuestro vocabulario y análisis términos como "obvio", "esperable", "lógico", "natural", "única posibilidad", "siempre fue así", para dar lugar a comprensiones más dinámicas y ricas que permitan avanzar en la generación de nuevas posibilidades y soluciones de las problemáticas a enfrentar.

Muchos autores han presentado la íntima vinculación que existe entre escolarización y modernidad y, a partir de tal, conciben a la escuela como una "construcción moderna constructora de modernidad". Sin lugar a dudas, la educación moderna - cuya forma más elaborada es la escuela - ha sido uno de los motores principales del triunfo de la modernidad, así como se ha convertido en una de sus mayores creaciones.

Mediante complejos y eficaces dispositivos, la escuela moderna construyó subjetividades que comulgaban con sus cosmovisiones. A ser moderno se aprendía, principal pero no exclusivamente, en la escuela. En ella se aprendía a actuar sobre el mundo de acuerdo a ciertas premisas y matrices que se articulaban con los efectos de otras instituciones como la familia, el Estado, el hospital y la fábrica. La escuela la cual se presentó durante décadas como una maquinaria potente y eficaz -centro de irradiación de saberes, aparato clasificador de poblaciones, dispositivo modernizador, edificio público privilegiado, símbolo de la estatalidad, punto de encuentro y encierro de niños, jóvenes y docentes, enclave de la cultura letrada -, pierde su poder para pasar a convertirse en el último reducto donde dichos elementos y procesos resisten, debilitados, a los embates de los tiempos actuales.

¿Cómo fue que se construyó esa alianza entre modernidad y escolarización? Una de las hipótesis es que la eficacia histórica de la escuela se debe a su capacidad de hacerse cargo de la definición moderna de educación. Esto es, plantea que la modernidad construyó una forma específica de referirse al hecho educativo y que la escuela logró apropiarse de ella y llevar al acto dicha concepción. La modernidad ancló en la escuela y la escuela se ocupó de la modernización.

Así, en la actualidad, la crisis de la modernidad da lugar a una crisis de la escuela, ya que las bases – modernas - sobre las que la institución se construyó y se justificó han perdido validez.

En el siglo XVI, soñar con una institución donde concurrieran todos los infantes a aprender ciertos saberes complejos, con sujetos preparados para tal fin, desafió todo lo preestablecido y amplió enormemente las fronteras de la época.

La escuela es una forma educativa específica, artificial, macerada durante siglos en un espacio geográfico determinado - el occidente europeo - que se expandió en muy poco tiempo - fines del siglo XIX, principios del XX - por todo el globo y logró volverse la forma educativa hegemónica en todo el mundo. Esto implicó una especial articulación de elementos que se fueron ensamblando, muchas veces en forma conflictiva y contradictoria, para construirla.

Como se comprende, este proceso no fue armónico y "natural", único punto de llegada posible de la "evolución" de la humanidad y de su devenir educativo, sino producto de fuertes conflictos, contradicciones y oposiciones.

Es necesario también rescatar el carácter histórico – o sea, construido y arbitrario - de la teorización educativa moderna. Queremos señalar en dicho proceso un momento que consideramos clave: En 1911 Emile Durkheim, en el artículo Educación del Nuevo Diccionario de Pedagogía e Instrucción Primaria definía educación de la siguiente manera:

"La educación es la acción ejercida por las generaciones adultas sobre las que todavía no están maduras para la vida social. Tiene por objeto suscitar y desarrollar en el niño cierto número de estados físicos, intelectuales y morales, que exigen de él la sociedad política en su conjunto y el medio especial, al que está particularmente destinado"

La definición durkheimiana de educación resultó fundacional para el pensamiento pedagógico, no solo por haber mostrado el papel de la transmisión montada sobre la diferencia generacional, sino también en lo que hace a las “funciones sociales” que se le atribuyen y los “tipos de educación” que de ellas derivan.

La escuela fue concebida desde una función de disciplinamiento. Forjadora de seres disciplinados con el objeto de promover homogeneidad, sobrevaloró discursos del tipo: "los alumnos son todos iguales y no debe haber diferencias". Para esto, la escuela contaba con recursos: la jerarquía instituida, la distribución estática de los alumnos, la sanción, el cumplimiento de normas rígidamente establecidas, la expulsión.

Para lograrlo, la escuela necesitaba de la articulación y el apoyo de otra institución: la familia nuclear burguesa, que debía sostener el mismo mensaje de disciplinamiento y compartir funciones de control "por el bien de los hijos" y "por el bien de los alumnos".

Quedaba claro, entonces, que los docentes y los padres eran quienes sabían cuál era la diferencia entre el bien y el mal y los caminos de tránsito. Se le daba suma importancia al control y al castigo ante la desviación, apostando a la formación de individuos "normales".

Si bien actualmente estas funciones escolares están en revisión, siguen generando efectos en el imaginario de muchos

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