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La Negociacion


Enviado por   •  29 de Junio de 2014  •  3.629 Palabras (15 Páginas)  •  283 Visitas

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EL ESTADO SEGUN NICOLÁS MAQUIAVELO

Nicolás Maquiavelo se le considera el verdadero fundador y padre de la ciencia política y fue el primero en usar la palabra Estado en su sentido moderno. Algunos le atribuyen la invención de la dictadura moderna y su consiguiente Realpolitik, como expresión específicamente distinta de las antiguas formas de totalitarismo. Sus ideas políticas estaban impregnadas de sentido práctico y una visión realista de gobierno.

Maquiavelo tiene una concepción totalmente diferente de la sociedad humana: para él el hombre es por naturaleza perversa y egoísta, sólo preocupada por su seguridad y por aumentar su poder sobre los demás; sólo un estado fuerte, gobernado por un príncipe astuto y sin escrúpulos morales, puede garantizar un orden social justo que frene la violencia humana.

Todo gobernante debe aspirar a poseer una poderosa fuerza integrada por sus súbditos, bien equipada y armada y disciplinada y unida a sus intereses por lazos de lealtad al estado.

El príncipe o el gobernante, tiene como misión la felicidad de sus súbditos y ésta sólo se puede conseguir con un Estado fuerte. Para conseguirlo tendrá que recurrir a la astucia, al engaño y, si es necesario, a la crueldad. La virtud fundamental es la prudencia, para la conveniencia del Estado. Si el interés de la patria exige traición o deslealtad, se comete. "La grandeza de los crímenes borrará la vergüenza de haberlos cometido". Los medios no importan: no es necesaria la moral, sino un realismo práctico, no lo que debe ser, sino lo que es en realidad. Política y moral son dos ámbitos distintos e incluso contradictorios aunque Maquiavelo concebía los factores morales, religiosos y económicos de la sociedad como fuerzas que un político puede utilizar inteligentemente en provecho del Estado.

Concluyendo la concepción política de Maquiavelo, un buen político debe ser un gran estratega, perspicaz y astuto, por ende un gran gobernante, utiliza la religión como institución que posee fuerza natural para garantizar la obediencia, el respeto, y la sumisión del pueblo no importando los medios para conseguirlos pues las multitudes carecen de entendimiento humano, el poder del gobernante esta sostenido por la gracia de Dios.

Maquiavelo quiere presentar en su obra el arquetipo de cualquier político. Su personalidad debe poseer condiciones especiales para llegar al poder y mantenerse en él:

-Capacidad de manipular situaciones, ayudándose de cuantos medios precise mientras consiga sus fines: lo que vale es el resultado. "El que consigue el poder es el Príncipe, el que consigue el orden y la paz son los súbditos".

-El gobernante debe poseer seria destreza, intuición y tesón, así como habilidad para sortear obstáculos, y "moverse según soplan los vientos".

-Diestro en el engaño: No debe tener virtudes, solo aparentarlas.

-Amoral, indiferencia entre el bien y el mal, debe estar por encima.

Cuatro sentencias que sintetizan el pensamiento político de Maquiavelo

“El fin justifica los medios”

“Todos ven lo que tu aparentas, pocos advierten lo que tu eres”

“El buen gobernante debe ser tan astuto como una zorra y tan fiero como un león”

“Es mejor ser temido que amado”

El Príncipe y su entorno

El Príncipe es una portentosa obra literaria que mixtura en sus páginas, tal vez como ninguna otra obra, el arte, el poder y la política, logrando un extraordinario equilibrio entre los diferentes aspectos que definieron la peculiar personalidad de su autor: el creador literario, el investigador histórico y el analista político.

La obra fue editada en 1532 y escrita por Maquiavelo diez años antes, en época de su ostracismo político, y plasmó en ella todos sus conocimientos y experiencia para tratar sobre el acceso al poder y su conservación. Así, luego de una breve introducción dedicada "al magnífico Lorenzo, hijo de Pedro de Médici", a quien lo dedicó con la esperanza de lograr la reconciliación con la familia dueña del poder de Florencia, marca un hito en la historia de las ideas políticas, al ofrecer un muestrario de filosofía, historia, conocimientos del comportamiento humano, técnicas, datos prácticos y reglas de gobierno útiles para todo jefe de Estado de cualquier época, dispuesto a ser inflexible, no reparando en el empleo de medio alguno con tal de alcanzar sus fines, que deben ser la conservación del Estado, aun a costa de incurrir en conductas moralmente indignas.

Aunque "El fin justifica los medios", no es una frase textual de Maquiavelo ?a pesar de que siempre le ha sido atribuida- representa su postura, quizá más difundida universalmente. Es justamente el elemento moral de esta obra el que probablemente haya concitado más controversia e incomprensión, ya que se lo ha interpretado como exponente de una astucia perversa, convocando, desde el momento mismo de su edición hasta nuestros días, las posiciones más encontradas, y estableciendo una corriente "antimaquiavélica", asociada a la idea de hipocresía, mala fe y cinismo en la política, al punto de calificar de "maquiavélico" a este tipo de proceder reñido con la moral. Pero, claro, este tipo de planteos parece no hacer más que extraer la obra del contexto de su época para juzgarla con criterios inadecuados por extemporáneos, prácticamente desconociendo que se trata de una obra de comienzos del Renacimiento, con todo lo que ello implica, y esto, al margen de que lo que expone El Príncipe, en su mayor parte, realmente se ha dado en la época y continúa dándose aun en la actualidad.

Esta obra se fue alimentando de su experiencia desde muy joven en la administración pública de su patria y en su indeclinable y permanente deseo de defender la libertad republicana. Probablemente empieza a gestarse en su intelecto la idea de escribirla, en julio de 1500, al tomar conciencia de la fragilidad de la república florentina, mientras se encontraba de visita oficial en la corte de Luis XII, rey de Francia. Es en ese momento crucial en el cual percibe que sólo una república que poseyera ejércitos era tenida en consideración, y las que no los poseían, no sólo eran casi ignoradas, sino que se exponían a eventuales invasiones de poderosas fuerzas militares de reinos como Francia, Inglaterra o Aragón.

El Príncipe no es una obra de ficción, sino un esfuerzo de comprensión histórica en tiempo real que vibra al introducir al lector en el difícil proceso de evolución de una Europa que se retorcía de dolor y vergüenza, gimiendo bajo la opresión del oprobioso

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