Pedagogia
Enviado por marajosefa • 23 de Abril de 2014 • 1.983 Palabras (8 Páginas) • 182 Visitas
1.3 EL PENSAMIENTO Y LAS COMPETENCIAS BASICAS.
Según el Diccionario Webster se entiende el pensamiento como el mecanismo mediante el cual se ponen en juego las facultades intelectuales. Es emplear la mente para llegar a conclusiones. Es utilizar las facultades que conforman el intelecto. Por otro lado, pensar es tomar decisiones, es sacar inferencias, es ejecuta operaciones mentales conforme a la razón. El pensamiento también es juzgar, concluir, criticar, decidir, optar por algo. Pensar es formar un propósito, tener una intención. El pensamiento es reflexionar, meditar, sopesar algo mentalmente.
El pensamiento no está determinado, únicamente, por la actitud corporal de inmovilidad para adoptar la posición de meditación. Hay que tener en cuenta que el ser humano piensa moviéndose, actuando, hablando, explicando, incluso durmiendo. Se piensa con el lenguaje u sin él. En los momentos de intercambio social formales e informales surgen juicios que antes no se tenía conciencia de ellos; se construyen conceptos que antes no se habían manifestado. En los momentos de alta motivación se tiene la experiencia de mezclar conceptos, sacar deducciones, inferir aspectos que quizá, en otro momento, no se había tenido, y entonces, se construyen argumentos, nuevos conceptos, surgen nuevas ideas; es decir, pensamos.
1.3.1 SÍNDROMES DE CONDUCTAS AFECTADAS POR EL PENSAMIENTO.
Como ya se expresó anteriormente, el pensamiento rige el comportamiento, por ello se considera que valdría la pena reflexionar sobre algunas conductas que se ven afectadas por el pensamiento, conductas consideradas negativas y que podrían cambiar si se cambia la forma de pensar. Entre estos comportamientos se podrían mencionar la impulsividad, la dependencia, la incapacidad para concentrarse, el dogmatismo, la falta de confianza, la incapacidad para captar el significado de algunas cosas, la resistencia misma a pensar y otras.
Sí se dan estos tipos de conductas es porque consciente o inconscientemente así se conciben las personas, así se perciben, así es su auto imagen, así se repiten que son mentalmente. Sí se les preguntara si quieren tener pensamientos rígidos, inflexibles, dogmáticos o negativos, con toda seguridad responderían que no; sin embargo, se tienen en mayor o menor medida. Se construyen de tal forma que un día se asumen comportamientos que dan resultados, entonces se vuelven a asumir y si vuelven a arrojar buenos resultados se refuerza la conducta, se introyecta como positiva y, desde entonces, se asumen en próximas situaciones, sin darse cuenta que no se dieron la oportunidad de ensayar otro tipo de conducta y, con el paso del tiempo, se volvieron rígidos, monoconductuales en circunstancias aparentemente similares, Se les vuelve regla personal hasta el extremo de rechazar pensamientos alternativos o conductas diferentes, por el sólo hecho de ser diferentes. Se cree, entonces, que el único punto de vista válido es el propio, sin entrar a considerar que puede ser el más inválido en un momento dado y entre una gama de enfoques sobre un mismo aspecto y que pueden ser más eficientes que el que se posee.
Socialmente son conductas rechazables porque dificultan las elaciones, las tiranizan, crean dominantes y dominados, impiden el diálogo, los acuerdos e imposibilitan la práctica de la libertad y la democracia.
En la formación, ya sea de niños, jóvenes o adultos, hay necesidad de revisar los tipos de pensamientos que se estilan, a través de los comportamientos manifestados para hacerlos conscientes y, de esta manera, empezar a cambiarlos. Hay que tener en cuenta que contrario a algunas tendencias o a algunas ideologías populares, los adultos cambian. Los cambios hormonales, las experiencias vividas, los cambios biológicos hacen cambiar el comportamiento; los aciertos y logros tanto como los fracasos y frustraciones hacen cambiar. Entonces, de manera planificada y gratificante se puede contribuir al cambio de comportamientos en aras a lograr personas más felices, más armónicas, más maduras dentro de la pluralidad y la complejidad socio cultural. Por supuesto que no hay que soslayar la importancia de las experiencias infantiles, las que en ocasiones, marcan de manera definitiva la personalidad al llegar a adulto. Pero, tampoco es menos cierto, que exista un determinismo absoluto a partir de la niñez.
Los seres humanos cambian en la medida de sus deseos o de acuerdo a las necesidades y expectativas, cambian de acuerdo a las circunstancias, motivaciones u obligaciones. El ser humano tiene un alto nivel de conciencia; es decir, tiene la capacidad de darse cuenta de sí
mismo, de cómo y qué piensa, de qué y como hace las cosas; por eso es capaz de reírse de sí mismo, de auto reprenderse, auto perdonarse, exigirse, fijarse propósitos personales conocidos tan sólo por sí mismo. Estos grados de conciencia le permiten cambiar de hábitos, de ideologías, de comportamientos y de actitudes.
La educación orientará esos cambios afín de lograr personas más conscientes de sí mismos, de mayor espiritualidad, mayor tolerancia y convivencia. En este sentido la educación deberá ser exigente, pues, sólo en la exigencia se da la calidad y, por otra parte, se deberá superar los errores que viene manejando de tiempo atrás y que los considera válidos para enseñar a pensar.
1.4 ALGUNOS ERRORES AL ENSEÑAR A PENSAR.
Dentro de los errores que se han cometido tenemos:
1. creer que se enseña a pensar, enseñando lo que piensan otras personas. Los docentes en este aspecto se circunscriben a tratar lo que han escrito o expresado los grandes pensadores o autores de obras dentro de un área específica del saber, dándole un énfasis altamente significativo al carácter histórico. En la medida que el estudiante se apropia de esos planteamientos, se cree que aprendió a pensar, sin tener en cuenta que saber lo que piensan otros no es signo de poseer un gran pensamiento. Ahora bien, no se ha de desconocer que
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