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RECOPILACION DE DOCUMENTOS PARA APOYAR EL ESTUDIO DE LA ASIGNATURA.


Enviado por   •  24 de Agosto de 2016  •  Resumen  •  70.089 Palabras (281 Páginas)  •  231 Visitas

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FUNDACION UNIVERSITARIA  DE SAN GIL  UNISANGIL

RECOPILACION DE DOCUMENTOS PARA APOYAR EL ESTUDIO DE LA ASIGNATURA

ETICA Y COMPROMISO PROFESIONAL

PROBLEMAS ÉTICOS EN EL MUNDO CONTEMPORÁNEO

http://www.bioetica.org/umsa/produccion/singer5.htm#_Toc219126790

 LA JUSTIFICACION

En la actualidad nos encontramos atravesando por una época tremendamente marcada por grandes incoherencias, irresponsabilidad y por un escaso sentido ético.

Hoy más que nunca nuestra sociedad colombiana está necesitando personas honestas, responsables, dedicadas a la tarea concreta que en la sociedad nos corresponde realizar. Hoy más que nunca ante tanta deshonestidad nuestra sociedad necesita personas formadas no solamente en aspectos científico - técnicos, sino también muy bien estructuradas en principios humanísticos morales y éticos. La universidad quiere ofrecer elementos suficientes para una formación integral que permita a los futuros educadores ejercer su vocación con un alto sentido de rectitud y honestidad.

OBJETIVO GENERAL

Que el alumno encuentre en este módulo la mejor ocasión para hacer una reflexión profunda, seria y sistemática del hombre como ser ético, es decir, como un ser capaz de vivir buscando principios que le permitan la justa elección del bien, ya sean de procedencia interior o exterior.

OBJETIVOS ESPECIFICOS

  • Situar la ética dentro de las dimensiones básicas de la existencia humana
  • Hacer una aproximación general para explicar qué es ética
  • Tener en cuente y no olvidar que los valores están ahí para aprenderlos, observarlos a tiempo y oportunamente.
  • Hacer una constatación sobre la necesidad de retornar a la ética en el proceso educativo de los seres humanos de toda edad y condición.
  • Hacer ver las implicaciones que la ética tiene en la persona humana.
  • Establecer claridad sobre la necesidad de asumir los valores sobre todo los valores morales fundamentalmente como una forma de ser.

I. POBREZA EN EL MUNDO (POR NIGEL DOWER )

1. El desafío   

Pensemos en los dos hechos siguientes: en primer lugar, mil millones de seres humanos -la quinta parte de la población mundial- viven en la pobreza absoluta: hambre, desnutrición, enfermedad generalizada, elevada mortalidad infantil, condiciones de vida paupérrimas, temor e inseguridad. La mayoría de estas personas viven en los países más pobres del mundo, a menudo denominados «países en desarrollo». En segundo lugar, en los países «ricos» viven muchos individuos ricos con la riqueza y recursos para contribuir a reducir esa pobreza absoluta; y hay muchos gobiernos de los países ricos que igualmente tienen la capacidad de transferir recursos y técnicas para reducir esa pobreza.

La cuestión es la siguiente: los que gozamos de una buena posición, ¿tenemos el deber de contribuir a aliviar la pobreza de los países en desarrollo? Algunos opinan que no tenemos tal deber, y otros afirman que tenemos un deber muy amplio de hacer todo lo que podamos. El presente ensayo examina estos argumentos.

2. ¿Qué es ayudar?   

La expresión «ayuda para aliviar la pobreza» ya contiene varias ambigüedades que precisan ser examinadas. Por una parte, hay catástrofes de diversos tipos, como terremotos, sequías o inundaciones. Se proporciona ayuda de emergencia, algunos extienden cheques, y durante un momento existe una firme sensación de solidaridad humana.

Por otra parte, hay una pobreza devastadora que atenaza a cientos de millones de personas y no atrae la atención de los medios de comunicación. En respuesta a ella hay diversos tipos de programas, algunos organizados por gobiernos (con o sin ayuda exterior) y otros por organizaciones benéficas privadas. Estos programas pretenden ayudar a quienes viven en la miseria a escapar de la pobreza, o bien a evitar que estos pueblos lleguen a conocer situaciones de extrema pobreza. Estos programas son menos brillantes que la ayuda de urgencia, pero su incidencia es mucho mayor. De lo que voy a tratar aquí es sobre todo de esta «ayuda al desarrollo».

El arzobispo Helder Camara, señaló en una ocasión que «cuando ayudo a los pobres me llaman santo, pero cuando pregunto por qué son pobres me llaman comunista». Lo que en realidad muestra esto es que la verdadera ayuda no consiste meramente en la respuesta paliativa de compasión inmediata, sino en buscar las causas de la pobreza y eliminar aquéllas de estas causas que puede eliminar la acción humana. No hay que ser comunista para reconocer que entre estas causas puede haber injusticias, políticas económicas, etc.

¿De qué tipo de ayuda se trata? Aquí no estoy pensando sólo en las diversas maneras en que pueden obrar los individuos, por iniciativa propia, al objeto de reducir la pobreza de poblaciones alejadas. Además, los gobiernos pueden hacer muchas cosas, tanto mediante la ayuda oficial como mediante las políticas comerciales adecuadas. La perspectiva de la que parto supone que los argumentos normales en favor de la ayuda son igualmente aplicables a ambos niveles.

El término «ayuda» puede señalar también la idea de que la asistencia es una muestra de benevolencia, misericordia o deseo de hacer el bien, y a menudo se vincula a la idea de «caridad». Si bien términos como «benevolencia» y «caridad» son aceptables si se interpretan con cuidado, pueden suscitar una falsa impresión. Lo que se hace por misericordia o caridad suele considerarse algo que está más allá del deber o de lo exigible moralmente. Es decir, si hacemos algo para ayudar, podemos sentirnos positivamente bien por ello. Este ensayo indaga la cuestión de si ayudar es un deber, y de si es algo exigible en algún sentido.

3. Justicia, no caridad   

En ocasiones, en los círculos de desarrollo se centra la cuestión afirmando que de lo que se trata es de «justicia, y no caridad, para los pobres del mundo». Una de las ideas que así se expresan es que la justicia es algo que, a diferencia de la caridad, se nos puede exigir. Esta idea es errónea, pues las apelaciones a la misericordia, la caridad o la compasión pueden considerarse formas de enunciar un deber importante, y como tales pueden exigirnos obrar tanto -si no más- como las apelaciones a la justicia. Así, yo prefiero utilizar el término «asistencia», porque revela aquello que se expresa con la ayuda y porque es fácil concebirlo como un «deber» -y en realidad un deber que conlleva exigencias de justicia.

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