Caso Rios y otros vs. Venezuela

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Angie Fernanda Sierra Cristancho

Cód. 181 001 02 80

Énfasis en comunicación organizacional II

Ensayo sobre exposición: Comunicación y Democracia

¿Vivimos completamente engañados?

Está claro que la comunicación es la clave para el desarrollo de la sociedad. Antes de llegar a la evolución que hoy tenemos frente a los medios de comunicación, se pasa por varias etapas de evolución. Desde las épocas primitivas las personas tenían la necesidad de comunicarse haciéndolo por sonidos o pictografías donde transmitían algún tipo de mensaje. La comunicación llegó a tal punto de ir más allá de simplemente expresar, buscando satisfacer todas las necesidades que teníamos de comunicarnos creándose la telegrafía teléfonos, cinematografía, televisión, celulares y muchos otros artefactos que simplificaron agilizar nuestra forma de comunicación.

Los medios de comunicación se convirtieron en una parte primordial en el desarrollo del ser humano donde se hizo necesario regularlos, por ejemplo, en Colombia existen varias entidades que se encargan de la vigilancia de estos, una de ellas es el Ministerio de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones que según la ley 1341 de 2009 es la entidad que se encarga de diseñar, adoptar y promover las políticas, planes y programas del sector de las tecnologías de la información y las comunicaciones. Dentro de sus funciones más relevantes está incrementar y facilitar el acceso de todos los habitantes del territorio a las tecnologías de la información.

Hablar de democracia hoy es remitirse el principal factor de poder contemporáneo, la información y su necesaria herramienta: los medios de comunicación. Lo mediático juega un poder de influencia enorme sobre el acontecer social, en palabras de Laura Restrepo con la revista Credencial los medios fabrican su propia realidad, la realidad colombiana es la que figura en la primera página de El Tiempo y entonces dominan esa realidad que ellos mismos fabrican, pero esto, más allá del papel, la realidad se encarga de desvirtuar lo que por tanto orgullo consignamos en nuestras estériles legislaciones.

En Colombia, la constitución en su artículo 20 garantiza a toda persona a expresar y difundir su pensamiento y opiniones, la de informar y recibir información veraz e imparcial y esto en el debate contemporáneo sólo es posible a través de los medios de comunicación. El mismo artículo nos habla de la libertad de los medios de la prohibición de la censura y también de su responsabilidad social. La ley 72 de 1989 define como objeto de las telecomunicaciones el desarrollo económico, social y político del país y su fin el de elevar el nivel y la calidad de vida de los habitantes.

El asunto es claro, nuestra cultura informativa y política está hoy dominada por la televisión y las redes sociales, llenas de intereses eminentemente comerciales que a través de los canales privados ha saturado con su omnipresencia nuestro nuevo espacio de encuentro, un remedio de polis denominado pantalla chica. En palabras del propio Yamid Amat, en Colombia la libertad de prensa es libertad de empresa.

Los periodistas estamos sometidos al poder económico de los propietarios de los medios, de la misma manera se conoce que la manipulación política por los medios es evidente, se juega irresponsablemente con la equidad informativa en pro de la imagen presidencial y en detrimento de la oposición y la sociedad misma. Por otro lado, los medios deberían ofrecer más tiempo a lo político y mejorar la calidad de sus acontecimientos porque además son responsables del abstencionismo creciente por la imagen negativa de la política y de lo electoral que proyectan.

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