Discurso
Enviado por Llmr96 • 7 de Marzo de 2015 • Síntesis • 1.939 Palabras (8 Páginas) • 304 Visitas
Buenos días en el nombre del Señor, hoy es un día especial porque ustedes mis queridos y apreciados colegas, lo escribieron así, en la historia de esta, su servidora Laura Rivas de esa manera, al apartar tiempo para hacerme este agasajo, que hermoso detalle han tenido conmigo, digno de gente maravillosa y tan valiosa en mi vida, gracias al personal directivo, docente, administrativo y obrero de la Unidad Educativa Bolivariana “Miguel Arismendi, Mi gran Familia. Cuantas cosas compartimos juntos, cuantas cosas aprendimos juntos, cuantas cosas hicimos juntos, cuanto disfrutamos juntos, festejamos juntos, celebramos juntos, lloramos con los que lloraron, nos alegramos con quienes estaban alegres, nos solidarizamos, en fin.
Hoy se cierra un ciclo en mi vida, en esta escuela que llegue a querer tanto y quiero tanto, recuerdo también con nostalgia cuando me inicie como docente, en el liceo, luego me dieron cargo fijo en una escuelita hermosa, en un lugar especial, con unos niños maravillosos, con unos excelentes representantes, cuando se ama a los niños se aprende que cada uno tiene una historia para enseñarnos y que solo somos importantes en esa historia cuando aprendemos a conocer su tiempo, sus humores, sus miedos, sus alegrías, y cuando se comparte y demuestra afecto y se conquistan, estos pequeños son capaces de hacer lo que sea para no defraudar a la maestra o maestro.
Tuve muchos alumnos en el liceo y más aún en la escuela y así sume estudiantes y familia a mi lista de afecto y veo que por nuestras escuelas y liceos pasan las generaciones de relevo, la mayoría de ellos hoy excelentes profesionales, buenos padres, que llevan en su actuar gran afecto y respeto por su maestro (a). Colegas, demos chance de actuar a Dios, haciéndonos instrumentos de él, estos pequeños y sobre todos los que más necesitan afecto y comprensión, paciencia y más paciencia, porque vale la pena ocupar nuestras vidas para hacerle bien a ellos, porque cuando crecen y maduran, son los que más muestras respeto, agradecimiento, por su maestras (o) te coinviertes en la inolvidable maestra (o).
Hoy es un día de sentimientos encontrados, de alegría porque hoy me reúno con todos ustedes, compartiendo su invitación para despedirme de este ciclo en mi vida, a ustedes que fueron mis compañeros de trabajo, incluso de mis niños, por quienes trabaje, que fueron mi norte, porque Dios me encomendó esa misión de enseñar con palabras y hechos, pero resulta que aprendí mas de ellos porque fueron mis mejores maestros, bendiciones para todos. Hoy quiero decirles que la universidad de la vida me enseño más que en las universidades en las que estudie para ejercer mejor mi trabajo, pero fue en la Unidad Educativa Bolivariana “Miguel Arismendi” más que cualquier otro lugar, donde Dios me enseño en su palabra y en la oración cercana, que con su ayuda se vencen todos los obstáculos de la vida, recuerdo como si fuera ahorita, aquellas madrugadas en que ore al padre de rodillas, pidiendo a Dios Sabiduría, paciencia y mucho Amor en Cristo Jesús, porque no fue fácil, sabía que me estaba equivocando, no odia entender en algunos casos a mis colegas, a mis compañeros de trabajo, las nueva responsabilidades y fue así como aprendí, a amar a cada uno de mis colegas docentes, supervisores, aseadores, secretarias, vigilantes; a ver que detrás de las apariencias aprecie la bondad de cada uno, gracias mis queridos compañeros y amigos, por dejarme entrar en sus vidas, trabaje con el mejor equipo, aprendimos con el tiempo a remar juntos cuando fui docente con función directiva y todos dimos lo mejor de nosotros, porque me sentí tan feliz y orgullosa pues juntos aprendimos a querer tanto a nuestros niños, a nuestra escuela, que las horas pasaron volando, logramos premios, compramos cosas para mejorar nuestro trabajo, nos destacamos tanto que no hubo lugar donde no se sintiera la presencia activa de este equipo maravilloso, donde todos nos sentimos participes de todos esos logros, imaginémonos la alegría de hacer lo que nos gusta y de paso nos pagan.
También debo agradecer a Dios, porque tuve el privilegio de ser maestra de 2 generaciones, les di a los alumnos, hoy madres y padres, de los que más tarde también fueron mis alumnos, sus hijos, y es muy grato sentir, que estos padres ahora, me pusieron con tanta confianza sus más grandes tesoros, que me hizo recordar que todos los padres deseamos el mejor maestro (a) para nuestros hijos.
Aprendí de mis compañeros (as), también de mis directores, que cada día tenemos muchísimas situaciones por resolver con nuestros alumnos, con los representantes, con la planificación, que solo juntos con nuestras experiencias compartidas, ya que cada uno aporta lo mejor y al sumarse nos hacemos muy fuertes, dándoles asi frente a las dificultades que sugieren los pasos que vamos a seguir, frente a cualquier dificultad, que ese apoyo y esa comunicación sincera y fraterna no falte.
A las dificultades colegas aprendimos a no tenerles miedo porque fueron oportunidades para crecer, para madurar, para discernir, para priorizar, aprendimos paciencia, recordando que la paciencia es un árbol de raíces amargas pero de frutos dulces, agradecer cada día a Dios por nuestro trabajo y dejar cualquier problema de cualquier índole desde que entramos a la puerta de la institución, porque ese hermoso regalo que es nuestro trabajo Dios nos lo dio para saber administrarlo, para servirle, para hacer el bien, para ayudar.
Quiero ser muy sincera con ustedes hoy, si ustedes recuerdan algo bueno que yo haya hecho en la escuela, es porque el Todopoderoso las ha hecho en mí, porque cuando las hice por mí misma, herí, maltrate y humille, hice el mal que no quería hacer, por eso hoy es propicio para pedirle perdón a quien queriendo o no le hice mal de corazón y de antemano gracias.
También quiero agradecerles a cada uno de ustedes mis queridos compañeros, de sus virtudes y cualidades aprendí muchísimo en lo personal y en profesional, sabiduría,
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