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Educacion Y Democracia


Enviado por   •  24 de Octubre de 2013  •  2.079 Palabras (9 Páginas)  •  335 Visitas

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EDUCACIÓN Y DEMOCRACIA

Es importante resaltar que el Estado mexicano reconociendo el panorama social del país ha lanzado una "cruzada" para fomentar los valores, específicamente en la población escolar infantil. Asimismo de la incorporación de nuevas asignaturas para la educación secundaria, que abarcan la ética y el civismo desde una nueva concepción. Estas iniciativas no son casuales, demuestran por un lado la atención de las autoridades hacia la resolución y mejoramiento en el área de los valores y la conciencia cívica entre los ciudadanos mexicanos; y al mismo tiempo, expresa la emergencia y demanda de la sociedad civil para asegurar que en un par de décadas más, los adultos encargados de administrar a la República lo hagan con estructuras de pensamiento diferentes y más sanas; aprendidas e introyectadas como lengua materna. No se requiere de la inversión de recursos millonarios en publicidad y propaganda para crear la democracia. "La democracia se aprende, se cultiva hasta hacerse un hábito, una cultura" (2). De esta forma la escuela pública mexicana se convierte en el escenario propicio para dar inicio a un proceso educativo sobre la vida democrática. Esta propuesta que es a la vez una respuesta de la S.E.P. emana del informe que preparó Jaques Delors (UNESCO) acerca de la educación para este milenio (3). El informe sugiere cuatro políticas que en sus palabras "preparan a la sociedad para las exigencias sociales del siglo XXI". Dentro de estas políticas destaca una que hace especial énfasis en la enseñanza y el aprendizaje de valores que en definitiva hagan más democráticas a las sociedades humanas: "Aprender a vivir en sociedad.- respetar las diferencias, estimular el ejercicio de la ciudadanía; la solidaridad social, el trabajo en equipo y la comprensión del otro. Con ello se logrará la armonía, la paz y la pluralidad". En su conjunto las cuatro políticas priorizan a las personas por sobre sus diferencias y más allá de la práctica electoral, pues las exigencias sociales en México frente al siglo XXI "requieren ciudadanos comprometidos e informados para participar responsablemente con los asuntos de su país" nos indica Antonio Argüelles (Examen No-100) y concluye diciendo que la educación tiene un papel fundamental en dicho proceso. Las sugerencias de la UNESCO, afinan baterías especialmente hacia la necesidad de practicar y comprender la importancia de la integración (vs. exclusión) y el respeto a la diversidad. Al respecto Luis Ángeles (ibid.) afirma que la "diversidad y aun la heterogeneidad en la democracia son creadoras; estimulan la competencia y favorecen la fecundidad del conflicto". Así, estos elementos que nos harían más propensos a una convivencia cada vez más justa, necesitan al mismo tiempo, que los individuos que desarrollan y que construyen su sociedad, sean capaces de actuar y tomar decisiones con base en la tolerancia, consenso, diálogo, honestidad, fraternidad y congruencia, por mencionar sólo algunos de los valores de la democracia. En pocas palabras: este podría ser el sueño de las naciones en el mundo. La meta ideal a la que aspiran todos los pueblos del planeta pero que sin proponérselo voluntariamente algunos han tomado cursos distintos y otros casi antagónicos. La realidad límite que en la actualidad viven millones de mexicanos mediatizados por la pobreza y la desigualdad social, nos replantea la necesidad de realizar las correcciones pertinentes, como bien menciona Mary Futrell (4) "... el sueño de todos: una educación que prepare a todos los niños para vivir una vida más democrática y enfrentar los retos del futuro. No debemos temer dar el primer paso... después de todo lo que está en juego es el futuro de la humanidad"

III.- EL PAPEL DE LA ESCUELA

La historia de la escuela mexicana ha tenido sus matices políticos, ideológicos y en consecuencia una amplia variación en el enfoque y contenidos, sin embargo, es preciso rescatar lo que a fines del siglo XX vivió la escuela pública del país. No se trata sólo de incorporar en el discurso la creación de la escuela inclusiva: que fomente el respeto a la diversidad; y se enseñe a tolerar la diferencia. Aunque en la práctica esto es ya una realidad y contemplamos también sus propios conflictos en la construcción de una nueva escuela, sería bueno preguntarnos hasta dónde quiere o pretende llegar. El hecho es que ya inicio este proceso educativo sustentado en nuevas formas de relación y con fundamentos para la convivencia democrática. Sin lugar a dudas la educación pública y los problemas de México son como dos vidas paralelas y convergen una y otra vez: "Lo que todos nosotros debemos comprender es que los retos que enfrentan las naciones son también los que enfrenta la educación" ( Futrell, M. ibid.). De ahí que uno de las estrategias para alcanzar la educación para la democracia en este nuevo siglo sea el de incrementar y mantener esta visión de la nueva educación que comienza a regir en nuestros infantes de aquí en adelante. Una enseñanza que cambia por completo la relación con la autoridad y las expresiones que la mediatizan. Fernando Savater (5) nos indica que etimológicamente autoridad significa entre otras cosas, "hacer crecer". Propone que la responsabilidad del sujeto nace en las "elecciones inducidas", aquellas donde el autocontrol del niño inicia con las órdenes de la madre, proceso a través del cual el niño se convierte en emisor y receptor. "Aprende a mandarse a sí mismo obedeciendo a otros". La propuesta de Savater exalta el valor del diálogo (vs. monólogo). Es a su vez, un ejercicio educativo que posee la capacidad de delimitar una nueva relación alumno-maestro; que pasando el tiempo será el nuevo paradigma pueblo-gobierno. Una relación donde quepan muchas opiniones y que implica un conflicto, pero que al mismo tiempo logra descubrir nuevos horizontes. Respetar lo diferente y tolerar la sana insolencia habla muy bien de un país: expone su madurez e inteligencia en la construcción y cultivo diario de la democracia. Savater nos recuerda: "La capacidad de vivir en el conflicto de forma civilizada pero no dócil es una señal de salud mental y social no de agresión destructiva" Así las cosas de la democracia y reconociendo que ésta se puede consolidar como un elemento de la cultura mexicana, antes es necesario que, mediante la participación colectiva de los ciudadanos -educados para ello- se rescate la prevalencia de sus valores. Por eso Savater utiliza una viñeta de la infancia

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