FORMAS INCIPIENTES DEL TRABAJO
Enviado por ALIAGA VASQUEZ ELISA RUBI • 11 de Septiembre de 2021 • Documentos de Investigación • 1.573 Palabras (7 Páginas) • 128 Visitas
FORMAS INCIPIENTES DEL TRABAJO
El estudio del instinto gregario en los antropoides actuales muestra que muy difícilmente nuestros antepasados del mioceno formaran grandes manadas. Posiblemente, al pasar éstos a vivir en el suelo la horda se hizo algo mayor, lo cual le permitió afrontar más exitosamente la dificultades propias del campo abierto, y en particular la lucha contra nuevos enemigos como los grandes felinos y otros carniceros.
Nuestros predecesores carecían de medios naturales específicos de defensa o ataque: ni garfas afiladas, ni comillos sobresalientes, ni menos aún, cuernos o cascos: vale decir, ninguno de los órganos especiales con los que se defienden de los enemigos los demás mamíferos. No es de suponer que pudieran correr velozmente.
De modo, pues, que, como subrayó Darwin, nuestros antepasados eran animales relativamente débiles. El desarrollo de su instinto gregario fue un factor que los favoreció, de manera desdeñable, en la lucha por la existencia. Los instintos gregario y social desempeñaron un papel capitalísimo en la evolución posterior del mono al hombre, en el proceso cualitativamente específico de la formación de los homínidos primigenios y de los que inmediatamente los siguieron, los cuales terminaron por transformarse en los seres humanos del tipo actual.
La idea, científicamente fundada, de Marx y Engels respecto a la importancia primordial del instinto social en la evolución de la humanidad, se encuentran también en las obras de Lenin, que subrayó la trascendencia de la estructura interna en los grupos de prehomínidos y de los hombres primitivos. En “El Estado y la Revolución” habla Lenin de “la organización primitiva de la manada de monos que manejan el palo, o de la del hombre primitivo, o de los hombres agrupados en clanes. Señala así las etapas en el desenvolvimiento de formas sociales hasta la transformación de la estructura pre-tribual, propia de la manada primitiva de homínidos neandertalenses, en los grupos sociales de hombres fósiles como los de Cro Magnon y sus descendientes.
En los lejanos días de la Era Terciaria se inició en el sur de Asia el desarrollo progresivo de antropoides que vivían en manada y que habían trocado su modo arbóreo por el terrestre. El desenvolvimiento posterior del instinto gregario y de la locomoción bípeda se intensifico al pasar nuestros antepasados a regiones más desprovistas de árboles. Sus extremidades delanteras se liberaron de sus funciones locomotivas y, de este modo, nuestros predecesores pudieron emplear objetos naturales - palos y piedras- como herramientas y armas. El proceso de transición a las formas elementales de trabajo acaeció en muchas manadas, no en una sola; algunas antes, otras después. La idea de que el trabajo comenzó independientemente en muchas manadas de nuestros antepasados constituye una conclusión lógica de la doctrina antropogénica darviniana y de la concepción íntegra que Engels se formó respecto a este proceso.
Sería inverosímil, en efecto, que las formas laborales primitivas se hubieran concentrado en una sola manada. La idea de que el uso de instrumentos pudo originarse en una sola horda, y de ella difundirse a otras, es tan absurda como la de que una sola pareja de antecesores superdotados enseñó a la humanidad la fabricación y empleo de herramientas, idea esta última que es tan sólo una variante del mito bíblico. Por otra parte, no se trataba de verdadero trabajo humano.
Una forma completamente nueva de actividad, que comprendía el uso de instrumentos en carácter de órganos artificiales capaces de aumentar el poder de los naturales, era tan insólita para una animal que mal podía afianzarse en un período breve. Los primeros hombres, empero, aparecieron en aquellas manadas en las cuales el uso de instrumentos para la obtención de medios de subsistencia se convirtió en un rasgo específico. El nuevo método de conseguir comida tuvo que desarrollarse y arraigarse firmemente en un gran número de manadas antes de que se volviera una necesidad vital de la especie. Es muy difícil, sin embargo, que el uso de los instrumentos se haya desarrollado en todas las manadas de nuestros antepasados. Algunas de éstas probablemente nunca alcanzaron el estadio de la actividad laboral y se extinguieron, quizás después de coexistir prolongadamente con hordas que empleaban instrumentos y en las cuales las formas incipientes de trabajo condujeron a la aparición en la Tierra de los primeros hombres, bajo la forma de hombres monos o pitecántropos.
El pasaje de la locomoción erecta, la liberación de las extremidades anteriores de su función de sostén, un cerebro altamente desarrollado y un modo social de vida: he aquí las principales premisas del surgimiento del trabajo entre los antepasados del hombre. Al principio, naturalmente, los antropoides del plioceno superior empleaban piedras y palos como herramientas y armas, impelidos por la imperiosa necesidad vital de obtener comida y defenderse contra los enemigos. Los actos que se realizaban con ayuda de objetos naturales fueron al principio instintivos, evidentemente, y aún después de convertirse en un rasgo regular de la vida, por un largo tiempo siguieron siendo semi-instintivos.
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