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Incorporación, Espíritu Creador De Los Títulos Y Operaciones De Crédito


Enviado por   •  11 de Noviembre de 2015  •  Ensayo  •  4.193 Palabras (17 Páginas)  •  349 Visitas

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ÍNDICE

1. Introducción.

2. Incorporación, Espíritu Creador De Los Títulos Y Operaciones De Crédito.

2.1. ¿Qué es el Epíritu Jurídico?

3. Antecedentes Históricos De Los Títulos Y Operaciones De Crédito.

3.1. Francia, País Creador De La Incorporación.

3.2. Surgimiento Del Contrato Trayecticio.

3.3. Culminación Del Contrato Trayecticio.  

3.4. Letra De Cambio, Modelo De Implementación De Otros Títulos De Crédito.

4. ¿Cómo Surge La Definición  De Títulos De Crédito?

4.1. ¿Es Correcta La Definición “Títulos De Crédito”?

5. Teorías Que Explican La Naturaleza De La Obligación Consignada En Los Títulos De Crédito.

5.1. Teoría Contractualista.

5.2. Crítica A La Teoría Contractualista.

5.3. Teoría Unilateral.

5.4. Crítica a la Teoría Unilateral.

5.5. Teoría Intermedia.

6. Características de los Títulos de Crédito.

7. Conclusiones.

8. Bibliografía.

1.        INTRODUCCIÓN.

El presente trabajo de investigación tiene por objeto hacer un recorrido por el origen de los Títulos de Crédito, así como hacer un estudio sobre su constitución, su funcionalidad y su evolución. Lo que pretendo es desmembrar los elementos que lo conforman, relacionarlos con su función social y legal y entender así cuál es su importancia y trascendencia jurídica.

El tema en cuestión es tan basto y bello, que bien pudiera hacer todo un tratado al respecto. Podría detenerme, por ejemplo, en una serie de teorías filosóficas que versaran sobre el derecho incorporado; luego poner ejemplos, plantear hipótesis, teorías, cuestionar la historia, en fin. Sin embargo, debido al poco tiempo que he tenido para despachar el tema, debo restringirme a plasmar lo que yo considero más importante, en base a lo visto en clase. Lo haré, debo decirlo, apoyándome, además, en otras bases, como libros o tesinas, para, en la medida de lo posible, desmenuzar el tema de una manera más completa, más profunda.

También he de decir que en el recorrido que estoy a punto de trazarme, trataré de ser lo más concreto y conciso posible. De igual manera, aportaré una serie de teorías personales y opiniones, pues el enfoque que quiero darle es muy propio, y, al final, hablaré un poco sobre los posibles cambios que podrían sufrir los títulos de crédito en el futuro, pues, como sabemos, la revolución tecnológica, que ha desplazado en muchos ámbitos a la letra impresa, ha cobrado un papel importantísimo en nuestros días, dejando latente la posibilidad de que en unos años la parte física de estos instrumentos desaparezca por completo para pasar al mundo de lo inmaterial, de lo cibernético, de lo digital.

Por otro lado, he de confesar que me emociona mucho el poder entrar a estudiar y hablar de la naturaleza de estos documentos, pues considero que su creación, tan compleja, tan llena de elementos y filosofías, no sólo habla de la función del título en sí, sino, además, evidencia la creatividad y el alma curiosa del ser humano en su intento por facilitarse la vida. En este contexto, podría decir que el derecho es un retrato complejo del alma humana. Evidenciar esto, es el objetivo primordial de este texto.

2.        INCORPORACIÓN, ESPÍRITU CREADOR DE LOS TÍTULOS Y OPERACIONES DE CRÉDITO.

Antes de entrar a conocer lo que son los títulos de crédito, necesitamos saber qué es la incorporación, pues es ésta la que le da vida y forma a estos instrumentos.

Comencemos por decir que, etimológicamente, la palabra se conforma de dos raíces. La primera, el prefijo “in”, que significa hacia el interior; y la segunda: “corpus”, es decir, cuerpo. Por lo tanto, debemos entender que incorporar es meter una cosa a algún cuerpo o conjunto estructurado, y que ésta se funda con él, para conformar así una sola unidad.

Esto es lo que le pasa a los títulos de crédito. Son meros papeles, meras piezas inertes, pero que, sin embargo, capturan en su interior un poder jurídico, un espíritu que lo convierte en un documento y, aún más allá de eso, en un objeto mercantil que entraña derechos y obligaciones.

2.1. ¿QUÉ ES EL ESPÍRITU JURÍDICO?

La expresión espíritu jurídico se refiere a un poder que el ser humano le brinda a un objeto para que éste tenga otras funciones, además de las inherentes a su constitución física. Un espíritu es la parte inmaterial de un todo. Traspolado al terreno de lo humano, el espíritu es aquella parte abstracta que da vida a lo carnal, de donde brotan las emociones, las ideas, la imaginación, las sensaciones. De esta misma manera, el espíritu jurídico le da a cualquier objeto un sentido, un rumbo, una finalidad legal y práctica que puede dar solución a los problemas que a diario enfrenta el hombre.

Para que exista este espíritu jurídico, lo único que se necesita es que alguien tenga la intención de crearlo y que después sea reconocido de manera general; es decir, que ascienda al reino de lo legalmente constituido.

De esta forma, hasta una servilleta, un pedazo de cartón o la hoja de un árbol, puede llegar a convertirse en un objeto de trascendencia legal, el cual puede tener un alcance decisivo en la vida de los seres humanos.

En la materia que aquí nos ocupa, ese objeto al que me refiero, sería un título de crédito. Y es que este documento, mientras contenga las características que señala la ley, puede ser consumado, mediante lo escrito, en cualquier objeto mueble.  

3.        ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE LOS TÍTULOS Y OPERACIONES DE CRÉDITO.

Habiendo dejado en claro cómo es que un documento toma la forma de un título de crédito, es momento de saber cómo fue que surgieron.

Todas las creaciones de tipo social y legal, brotan a partir de dilemas que en un momento el ser humano no sabe resolver. De modo que, cuando conozcamos qué dio vida y sustento a la figura que no ocupa, podremos compenetrarnos más en ella y entender mejor su alcance.

3.1. FRANCIA, PAÍS CREADOR DE LA INCORPORACIÓN.

Si bien el origen de los títulos y operaciones de crédito es algo incierto, se dice que éstos surgieron en Francia a principios del siglo XVI. En esta época, los comerciantes, al verse en la necesidad de llevar la riqueza de un lugar a otro, lo cual era muy difícil, además de riesgoso, consideraron que era necesario crear un poder que invistiera de riqueza a algún objeto que fuera más fácil de transportar. La intención era insuflar del mismo valor  que el oro, la plata o cualquier otro material precioso a alguna otra cosa. Y ese objeto fue, desde luego, el papel, pues éste, a lo largo de la vida humana, ha sido, aunque hoy en menor nivel, el repositorio por excelencia de las ideas; el mejor amigo de la tinta, de la letra.

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