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MI ENSAYO-PATOLOGÍA GENERAL DE LA EVALUACIÓN EDUCATIVA


Enviado por   •  23 de Septiembre de 2018  •  Ensayo  •  2.072 Palabras (9 Páginas)  •  314 Visitas

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La evaluación educativa en 2do grado grupo “B” de la Escuela Primaria “Lic. Isidro Fabela”.[pic 1]

Ante los embates de la sociedad actual, la evaluación educativa ha tomado un papel importante en el proceso de enseñanza aprendizaje, considerándose como una herramienta fundamental para brindar los resultados del desempeño de cada uno de los alumnos y como un instrumento para tomar decisiones sobre nuestra práctica.

De tal manera, todos los participantes de un proceso educativo se dan cuenta de la necesidad de evaluar o ser evaluado, sin embargo, al mismo tiempo del creciente interés por el concepto se ha venido de la mano una serie de ambigüedades obtenidas al distorsionar el termino evaluación con una calificación, un examen, un proceso solamente del alumno, un mecanismo de control escolar…

Por eso es de suma importancia que todos los agentes educativos adquieran una voluntad de cambio para poder transformar esté un nuevo paradigma donde la evaluación sea verdadera y objetiva, para asegurar la calidad de educación de los alumnos. Entonces, valdría la pena replantearnos ¿Cómo se busca que sea evaluado? Y ¿A qué retos nos enfrentamos?

En el 2do. Grado de la Escuela Primaria “Lic. Isidro Fabela” ubicada en está ubicada entre calle Rosas y Abedules s/n, Fraccionamiento Floresta, en el municipio La Paz, Estado de México se ha detectado que “no hay congruencia entre evaluación y enseñanza, es decir, se enseña una cosa y se evalúa otra” (Díaz Barriga, 2006). Por ejemplo, se habla de valores como responsabilidad y honestidad, pero se evalúa a los alumnos utilizando el mismo examen por grado. Santos (1999), denomina a estos problemas habituales que se resguardan en los procesos de evaluación en educación como: “Patologías generales”.

Por lo tanto, en este ensayo se busca retomar algunas patologías que necesitan ser arraigadas, para comprender mejor la realidad de la evaluación y aprender verdaderamente como se debe realizar una evaluación educativa adecuada a las necesidades de nuestra sociedad.

La primer patología es que solo se evalúa al alumno, se ve al estudiante como único responsable de los resultados que obtiene en su formación, no se toma en cuenta aquí que existen muchos otros responsables del proceso educativo.

En ocasiones las malas calificaciones han sido responsabilidad del alumno, ya que no se prepara para el examen, no dedica el suficiente tiempo para estudiar, no pone atención en las clases o falta a ellas; sin embargo no debemos por ello desconocer la responsabilidad de los demás agentes que están involucrados en el proceso educativo; La educación, según el Diccionario enciclopédico (1983) es “un proceso de construcción personal y social de un individuo sobre otro que tiene como referencia el contexto sociocultural que conlleva al perfeccionamiento de ella, es decir, que no puede cumplirse si no hay una triangulación entre los diferentes agentes alumno- maestro- padre de familia.

El no presentar satisfactoriamente un examen no necesariamente implica que no haya un esfuerzo. Puede ser que en la escuela no se favorezcan las habilidades para el estudio o quizás la prueba esté mal diseñada, es decir, que no responda a los criterios e indicadores de evaluación. Otro factor a considerar está en los padres de familia quienes presionan a sus hijos con las notas ocasionando en ellos estrés. En cualquiera de los casos es importante que cada uno de los actores educativos asuma sus responsabilidades y trabajen en conjunto para eliminar esta patología, se debe buscar tener coherencia entre lo que se enseña, lo que se aprende y lo que se evalúa.

La segunda patología que planteo es que solo se evalúan conocimientos, en esta evaluación “se pretende sólo y exclusivamente evaluar conocimientos, reduciendo la evaluación a un criterio, con la Reforma Integrar de la Educación Básica” (Cuéllar, 2012). Dicho de otra manera, se maneja una evaluación basada en competencias, en la que se requiere obtener información sobre los conocimientos, habilidades y actitudes de los alumnos para emitir juicios de valor y tomar decisiones, no solamente lo conceptual.

“El resultado de una evaluación basada solo en conocimiento; es un alumno formado con puros conocimientos teóricos y con deficiencia en el desarrollo de sus destrezas, habilidades, hábitos y valores.” Por ejemplo, de qué valdría un alumno con conocimientos sobre español si no es capaz de expresarse oralmente de manera clara, coherente y fluida; o si no es capaz de entender lo que lee y producir diferentes tipos de texto. En este caso el alumno no estaría integralmente formado simplemente estaría instruido.

La tercer patología es la inadecuada formulación de los instrumentos de evaluación, los cuales no responden a criterios e indicadores que evidencien el logro de los aprendizajes. Se carece de instrumentos válidos y confiables para evaluar las habilidades y sobre todo las actitudes de los alumnos, los profesores solo se limitan a generar una evaluación cuantitativa. Ante esta situación se puede afirmar que “instrumentos inadecuados generan información equivocada sobre el nivel real de aprendizaje de los alumnos, es decir que la asignación de números de una manera mecánica, no garantiza la objetividad” (Cook, l986).

Dada esta serie de problemáticas en la evaluación educativa, la persistencia de prácticas tradicionales de evaluación en el aula no sorprende si se considera que los esfuerzos por transformarlas no han sido importantes. “La atención se ha concentrado en las evaluaciones en gran escala, a las que se dedican muchos recursos, mientras que las evaluaciones que más influyen en el desempeño de los alumnos se descuidan casi por completo” (Martínez, 2011), siendo las segundas, las más importantes para obtener resultados significativos a grandes proporciones.

Además, la formación inicial de los maestros mexicanos ha sido particularmente débil en lo que se refiere a evaluación porque no se tiene una continuidad de los resultados después de prácticas y en 2º “B”, la docente titular no retoma el trabajo de la docente en formación para integrarlo al seguimiento de los alumnos.

 “Las actividades de actualización profesional que se ofrecen a los docentes en servicio han descuidado también este aspecto, que sólo recientemente comienza a ser atendido, aunque en forma limitada.” (Martínez, 2011). Lo cual tendría que estar cambiando con el nuevo modelo educativo, pero ni las escuelas piloto se ejerce, y las demás escuelas tienen poca información.

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