MOVIMIENTOS ANARQUISTAS Y EL IUS PUNIENDI ESTATAL
Enviado por kesvo • 17 de Mayo de 2015 • Tesis • 2.320 Palabras (10 Páginas) • 262 Visitas
(Artículo aparecido en: Rivera, Iñaki [coord.]., «Mitologías y Discursos sobre el Castigo. Historia del Presente y Posibles Escenarios». Barcelona: Anthropos, 2004, pp. 81-112)
MOVIMIENTOS ANARQUISTAS Y EL IUS PUNIENDI ESTATAL
Mónica Aranda Ocaña
1. Introducción
Se ha considerado importante tratar en este artículo el movimiento anarquista y los personajes enmarcados en el mismo, dado que, tal y como se tratará de plasmar, el pensamiento derivado del mismo podría calificarse como de antecedente claro del patrimonio ideológico de la izquierda, dentro de las variantes y especificidades que puedan establecerse, con respecto a las tesis relativas a la crítica al sistema penal, en especial, como antecedente directo de las tesis abolicionistas. A pesar de que las mismas no van a ser tratadas en este breve artículo, probablemente, la mayor parte de los postulados que van a ser defendidos por algunos de los principales exponentes del denominado movimiento anarquista encontrarán reflejo y defensa en el llamado movimiento abolicionista que se dará con posterioridad en la historia.
Paradójicamente a lo que se acaba de referir, por todos es conocida la total ausencia de ninguna referencia a este movimiento en los estudios relativos a la crítica del ius puniendi, del sistema retributivo penal, incluso por los que se enmarcan en lo que se ha venido a denominar como la «criminología crítica». Probablemente dicha ausencia no sea del todo casual, si tenemos en cuenta, entre otras cuestiones ya de carácter histórico, la feroz represión sufrida por aquellos que defendieron los planteamientos que se van a exponer a continuación y la identificación, a veces incluso de manera automática, de los términos anarquismo y terrorismo, etc. No por ello debe caerse en la ingenuidad de afirmar que históricamente no fue así: si bien es cierto que determinados sujetos implicados en este movimiento anarquista optaron por el mecanismo de la defensa violenta, no es menos cierto que ello provocó una verdadera escisión en el seno de este movimiento, conllevando, consecuentemente, que aquellos anarquistas que trataron de defender sus ideas desde un plano no violento fueron identificados políticamente con los primeros.
Tal y como explícita muy claramente, desde mi punto de vista, Pio Marconi, las diferentes hipótesis contestatarias al modelo represivo jurídico se configuran básicamente en tres estrategias:
La terapia de la ideología: según la cual, el criminal con la ruptura de la norma penal manifiesta su necesidad de contestación al orden social vigente y, por ello, se propone la inserción del delincuente en un proyecto más amplio de modificación de la sociedad en el sentido de limitación de los aspectos marginales de la sociedad, en especial la titularidad de los bienes individuales.
La terapia de la comunidad: según la cual, debido a la ausencia de un tejido de solidaridad que permita una verdadera reinserción, provoca nuevas formas de conducta desviada.
La estrategia de la indiferencia: según la cual, la verdadera respuesta al orden vigente debe pasar por el trabajo político en la configuración de una comunidad en la que la conducta desviada, sea de la clase que sea, tenga la posibilidad de expresarse. Es decir, ausencia de censura social, en nombre de la conciencia colectiva, del comportamiento diverso, ausencia de modelos coercitivos de normalidad.
Estas tres estrategias tienen claros exponentes en pensadores anarquistas que se desarrollarán posteriormente, así: en cuanto a la terapia de la ideología, la misma ya fue sostenida por el propio Bakunin quien destacaba que el sujeto «fuera de la ley» pretende revelarse contra el estado de cosas existente, debiendo recordar que para este autor el Estado es «una máquina militar de guerra perenne contra las clases explotadas y oprimidas»; por lo que respecta a la terapia de la comunidad, este tipo de estrategia ya fue formulada por Kropotkin (incluso por Godwin), quien consideraba que ninguna sociedad podría hacer desaparecer por completo la criminalidad y, siendo ello así, los criminales de la nueva sociedad por él planteada no deberían ser segregados, sino, por el contrario, deberían ser tratados con terapias específicas, tanto más eficaces cuanto menor fuera el aparato coercitivo que las rodee; y, en lo que atañe a la estrategia de la indiferencia, el máximo exponente de la misma fue Max Stirner al afirmar que, junto al Derecho, la moral también participaba como forma de reducción de los individuos a un parámetro determinado de normalidad y, por ello, defendería un proyecto de «asociación» de desiguales en donde la solución de los conflictos que se planteen pasa por el derecho de autodefensa de los individuos, sin ninguna intervención de la sociedad (cfr. Marconi, 1979).
2. Conceptualización terminológica
«Limpia, fija y da esplendor», tiene como lema la corporación que representa la autoridad, siquiera moral, respecto del idioma, y todavía, dando referencia a la retórica y sobre la lógica, no han comprendido los sabios que la forman, y creo que ni la inmensa mayoría de los que piensan, hablan y escriben, que sin precisión con los nombres de las ideas no pueden hacerse juicios, lo mismo que con números heterogéneos no pueden hacerse operaciones aritméticas [Lorenzo, 1951, 10].
Las expresiones «movimiento, pensamiento y tradición anarquista/libertaria» son, por sí mismas, confusas, poco precisas o demasiado abarcadoras. Se trata en realidad de una serie de pensadores, activistas y autores que expresan de modos muy diferentes, en ocasiones, ideas que sí son comunes, tal y como se tratará de plasmar en el rápido repaso a los principales personajes del denominado «movimiento anarquista». A pesar de ello, se va a tratar de formular una definición para los términos «anarquismo/anarquía», dado que, tal y como señala Jacques Duclos, «El anarquismo es una concepción individualista de la vida, opuesta a toda forma de organización estatal, tanto del Estado socialista como del Estado capitalista y, naturalmente, tal concepción dualista entraña numerosas variantes según los individuos» (1973, 9). Sobre la base de un diccionario básico podríamos entender por «anarquismo» la «doctrina política que propugna la supresión del Estado. Filosóficamente se apoya en la idea de que, siendo el individuo la única realidad, es ilegítima cualquier forma de autoridad que limite su libertad». El anarquismo quiere significar una liberación de todo poder superior, ya sea de orden ideológico: la religión, la doctrina política, etc.; de orden político: en tanto expresión del poder económico; de orden económico: la propiedad de los medios de producción; de orden social: la pertenencia a una clase o rango determinado; o
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