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Pautas Para Convivir En Armonia


Enviado por   •  14 de Octubre de 2013  •  5.101 Palabras (21 Páginas)  •  317 Visitas

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Identidad de género

Alude a la percepción subjetiva que un individuo tiene sobre sí mismo en cuanto a sentirse hombre o mujer; éste, puede considerarse como el sexo psicológico o psíquico y se constituye en uno de los tres elementos de la identidad de género junto a la orientación sexual y el rol de género. Sus articuladores son los cánones vigentes de masculinidad y feminidad, y se relaciona con el esquema ideoafectivo de pertenencia a un sexo, por lo que sería la expresión individual del género.

Toda sociedad tiene un conjunto de esquemas de género, vale decir, una serie de normas o estereotipos culturales relacionados con el género que sirven de base para la formación de una identidad social en relación a otros miembros de tal sociedad, y que en consecuencia, dan origen a la identidad de género.

La identidad de género e identidad sexual se diferencian en que la primera es más general e incluye aspectos no estrictamente biológicos como sucede con la mera identidad sexual.

La identidad de género por tanto añade una dimensión psicológica de identificación que puede ser independiente de los caracteres fenotípicos que todos los humanos poseen por condicionantes biológicos, estos pueden ser independientes del ámbito psicosocial, a pesar de que en la mayor parte de seres humanos existe correlación entre ambos.

La identidad de género es la conciencia que se adquiere de la igualdad, la unidad y la persistencia de la individualidad como varón o mujer, y en nada tiene que ver la ambivalencia como mal afirmaba John Money (1955). Los roles de género se aprenden, es decir se desarrollan mentalmente, desde la más temprana niñez. La observación de otras personas de diferentes identidades sexos, como los padres y familiares, sirven de modelo para desarrollar una auto identificación, que además se puede ver influida por factores biológicos y genéticos. Los niños aprenden rápidamente a asociar determinados colores, juguetes, objetos, actividades y vestimentas con identidades psicosociales. Sin embargo, existen estructuras cerebrales que Influyen en la diferenciación sexual de hombres y mujeres. El hipotálamo que influye en la temperatura corporal, la presión sanguínea, las sensaciones de hambre y sueño también tiene un papel decisivo en el comportamiento sexual. De hecho, estadísticamente los hombres tienden a presentar un mayor desarrollo del núcleo preóptico medial.

La conciencia de pertenencia a una de las categorías de género existentes parece desarrollarse precozmente y en relación con los estereotipos sociales referentes a los papeles que han de representar los miembros de cada sexo. Algunos autores (Vasta, Haith y Miller, 1996 y Shaffter, 2002) refieren que hacia los dos años de edad, los niños ya tienen conocimiento de las categorías de género existentes en la sociedad, y que este conocimiento parece tener lugar a la par que el niño toma conciencia de su identidad sexual (conciencia del propio sexo biológico).

Sin embargo, no será hasta los siete años de edad cuando esta identidad se consolide (en etapas previas los niños aún creerán que, si bien pertenecen a uno u otro sexo, este hecho puede cambiar en función de características o atributos externos tales como los atuendos o la longitud del pelo). Cuando se hace referencia a la expresión de género se alude a la exteriorización de la identidad de género de una persona.

El concepto de "género" es central en la teoría feminista, que define el género (lo masculino/lo femenino), no como una realidad natural, consustancial al ser humano, si no como una construcción cultural.

De modo que el género sería el resultado de la inmersión en un conjunto de valores socialmente construidos que dan lugar a la concepción de "lo femenino" o de "lo masculino".

Las características meramente biológicas (el sexo), a través de una evolución social, han sido revestidas de un conjunto de comportamientos, actitudes, percepciones, pensamientos, etc.; que la humanidad ha impuesto a la mujer, ligando a las características biológicas sexuales una imagen concreta de lo que "debe" ser, creando la relación entre sexo (macho/hembra) y género.

Siendo cierto que las diferencias biológicas son deterministas, existe un proceso mucho más determinante de aculturación que es el que realmente marca el género. Desmontar la creencia de que la biología determina la condición femenina (o masculina), afirmando su naturaleza social es uno de los principales objetivos de la teoría de género.

El género dominante es el masculino, a través de la estructura patriarcal establece dicho dominio, necesitando diferenciarse del género femenino y determinando el enfoque científico general, debido a esto.

El surgimiento de los estudios de género en los años 70 en EUA va a provocar una ruptura en otras ciencias sociales, que van a verse obligadas a redefinir sus paradigmas, que hasta entonces estaban diseñados en clave meramente masculina.

Así, la sociología, la geografía o la psicología, en cuanto aparece la mujer (sexo) como objeto de estudio separado del género, tienen que redefinirse.

Dejando de lado el paradigma del determinismo biológico y apareciendo una construcción racional de la relación de la sociedad con la mujer.

El género como construcción social y no biológica es una de las contribuciones más importantes de la teoría feminista y pone de relieve la multiplicidad de identidades, dando lugar, de forma indirecta, a la teoría queer. Aunque originariamente es una construcción teórica creada por médicos, psicoanalistas, etnólogos y sexólogos como John Money o Robert Stoller, a partir de los años 70, hasta los 90, las feministas van a hacer suyo el estudio de género, que va a posibilitar la aparición de una serie de campos de estudio sobre género en términos feministas.

El feminismo no cuestiona, de este modo, únicamente la construcción de la feminidad y de la mujer, sino también de la masculinidad el concepto de varón, puesto que tanto la primera como la segunda forman parte del sistema sexo/género, al que Gayle Rubín dio forma y que supone en la actualidad una categoría de análisis antropológica. El sistema sexo/género asigna características culturales y, en consecuencia, artificiales y perfectamente modificables, a cada uno de los sexos en forma de pares: alto/bajo, arriba/abajo, delante/detrás, claro/oscuro, duro/blando, fuera (público)/dentro (privado), castigando toda forma de disidencia.

Tanto por parte de mujeres como por parte de varones. Es por ello que, motivado por el feminismo y dentro de éste surgen los estudios sobre masculinidades, que se enfrentan a una única concepción posible del varón como ser sexuado,

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