UN SUBDIRECTOR CENTRADO EN PRINCIPIOS

UN SUBDIRECTOR CENTRADO EN PRINCIPIOS.

Tener o poseer una función directiva implica pagar el precio, seguir un proceso y recoger lo que se siembre.

Pagar el precio es el aprendizaje, no hay escuela para ser directivo, así que se asume ese rol con una serie de factores en contra, el aprendizaje se adquiere de acuerdo a las problemáticas que se enfrentan, y con frecuencia los mayores problemas son: el no tener un claro panorama de a dónde se quiere ir y poseer un desconocimiento de sí mismo, por ello hay una enorme necesidad de encontrar un timón para darle dirección al trabajo que se realiza. Los principios o valores que practican los directivos van a determinar el cauce que tome la escuela en general.

Por ello, un enfoque basado en principios para dirigir una escuela puede resultar esperanzador para la sociedad.

 Los principios naturales son los principios que nos dicta la naturaleza a la cual pertenece el género humano. La naturaleza exige al hombre lleve a cabo un proceso, en el momento justo y de la manera correcta para que se pueda disfrutar de su generosidad.

Los malos hábitos hunden sus raíces en nuestro condicionamiento social, lamentablemente no se puede cambiar una cultura en una semana. En el ámbito  educativo de México, en todos los niveles; se ha creado una cultura en la cual los protagonistas puede flojear u holgazanear durante el año escolar, y en el último momento se pretende recuperar el tiempo perdido, esto según Steven R. Covey porque se desconocen los principios naturales, el ser humano se desconecta de estos principios durante gran parte de su vida y con frecuencia nunca está en contacto con ellos. El enfoque basado en las cosas rápidas y sin complicaciones no funciona para resolver los problemas fundamentales de la vida.

Lo único que resiste el paso del tiempo es la “ley de la siembra”: preparar la tierra, sembrar en ella, cultivarla, desbrozarla, regarla, abonarla gradualmente; para que el cultivo crezca y desarrolle hasta alcanzar su plena madurez y se pueda disfrutar de la cosecha.

Desarrollar un sistema basado en principios requiere de trabajo constante en cuatro dimensiones.

Seguridad: representa nuestro sentido de valor propio

Guía: una brújula basada en verdaderos principios

Sabiduría: equilibrio. Contempla el juicio, el discernimiento y la inteligencia.

Poder: capacidad de actuar y no ser reflejo de las opiniones y de orientaciones ajenas.

Basarse en principios brinda la seguridad que se requiere para no sentirse amenazados por el cambio, las comparaciones o las críticas, permite aprender de los errores y tiende a perseguir el constante perfeccionamiento y el poder para comunicar y cooperar, incluso bajo condiciones de estrés o cansancio.

Cuando las cuatro dimensiones están armonizadas originan la gran fuerza de una personalidad noble, un carácter equilibrado, un individuo bellamente integrado.

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