Vivencias De Los Padres Frente A La Enfermedad De Anorexia Nerviosa En Sus Hijos/as Adolescentes
Enviado por parot25 • 13 de Noviembre de 2014 • 8.400 Palabras (34 Páginas) • 460 Visitas
Vivencias subjetivas de los padres frente a la enfermedad de anorexia nerviosa en sus hijos adolescentes
I.-.Presentación del problema
Actualmente y desde hace ya varios años, nuestra sociedad se ha visto inundada de información sobre la anorexia nerviosa, una enfermedad que junto con la Bulimia Nerviosa, son los representantes principales de los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) (Ojeda, Rojo & Staudt, 2006). Los trastornos alimentarios son conductas alteradas con respecto a la ingesta de alimentos, debido a la exagerada preocupación y fuertes esfuerzos por controlar el peso y la silueta del cuerpo (García-Palacios, Rivero & Botella, 2004). Desde un marco teórico clínico es de donde se abordará la anorexia nerviosa en esta investigación, el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-IV), define la anorexia nerviosa como un trastorno en el que la persona se niega a mantener un peso mínimo dentro de la normalidad para su edad y la talla, o con un IMC (Índice de Masa Corporal) menor de 17,5 kg/m2 (en adolescentes mayores) (Ojeda et al., 2006; Marín, 2002; DSM-IV, 2002). Por eso se habla de esta enfermedad como una alteración psicológica y conductual en relación al acto de comer (Gonzales-Macías, Romero, Rascón & Caballero, 2013).
La incidencia de anorexia nerviosa en Chile, al igual que en el extranjero, ha ido en aumento en los últimos 50 años, de manera tal que se le puede referir a ésta como una verdadera epidemia social (Stierlin & Weber, 1997). Lo que es más preocupante aún es que la incidencia de esta enfermedad se da en personas cada vez más jóvenes, llegando a aparecer más comúnmente en pre-púberes y adolescentes (Marín, 2002).
Este trastorno afecta principalmente a mujeres (en el 90 a 95% de los casos) de niveles socioeconómicos medio o alto en países occidentales industrializados en donde la edad de inicio en un 85% de los casos ocurre entre los 13 y 20 años y la prevalencia es de 0,5% a 1% en niñas adolescentes (Behar & Figueroa, 2004; Marín, 2002).
Por otro lado esta es una enfermedad psicosomática y un problema de salud crónico que se ha convertido en la primera causa de muerte no traumática (por causa psiquiátrica y endocrina) que afecta a los adolescentes (Ojeda et al., 2006). La mortalidad de esta enfermedad es una de las más grandes en cuanto a trastornos psiquiátricos, sin embargo, el suicidio es la mayor causa de muerte en adolescentes con TCA antes que la desnutrición, siendo el porcentaje de suicidios de 1.8 al 7.3% (Cruzat, Ramírez, Melipillan & Marzolo, 2008). Que esto ocurra específicamente en la adolescencia, no es casualidad, ya que es es la población más vulnerable, porque están en proceso de construcción de su identidad y aún no tienen criterios y valores propios que les permitan evadir la presión social, criticas o comentarios negativos o modelos estéticos apreciados por su entorno (Correa, Zubarew, Silva, Romero, 2006; Ojeda et al., 2006; Bruch, 2002).
Se debe entender que el TCA es una enfermedad que compromete aspectos muy relevantes en el desarrollo psíquico del adolescente, tales como la autoestima, autonomía y las habilidades sociales. Además aparecen cambios psíquicos como mal humor, depresión, irritabilidad, aislación social, dificultad para concentrarse y tomar decisiones, abandono de actividades y obsesividad por la comida. Y a esto se le puede agregar los problemas de salud física que ello puede provocar (Marín, 2002; Ojeda et al., 2006). Estas alteraciones físicas pueden ser trastornos cardiovasculares como la hipotensión, gastrointestinales como el estreñimiento, renales, hematológicos como la anemia, y endocrinológicos como la osteoporosis y la disfunción tiroidea (Behar & Figueroa, 2004).
Se dice que esta enfermedad tiene un origen multifactorial por lo que se ha abordado desde varias perspectivas y enfoques distintos (Ojeda et al., 2006).
Para el psicoanálisis, la anorexia es la manifestación de conflictos intra psíquicos mediante problemas con la alimentación. Su exponente, Sigmund Freud (año) postulaba que ésta se produce debido a una neurosis asociada con melancolía e histeria. Ahora bien, la teoría sistémica se enfoca en el entorno y contexto familiar, pues plantea que la ocurrencia de esta enfermedad en una determinada persona está estrechamente ligada a la interacción familiar, es decir, a las características de las relaciones entre los miembros de la familia (Martín, 2003).
Es por eso que estas teorías se consideran reduccionistas, ya que cargan la causa del trastorno en un solo factor, ya sea en lo intra psíquico o en lo familiar, a diferencia de una tercera teoría, la biopsicosocial, que entiende la enfermedad como producto de la interacción de varios causales y factores que la provocan e influyen simultáneamente, siendo ésta la más realista, completa y multidimensional (Martín, 2003). Es gracias a esto que el modelo biopsicosocial es actualmente el más aceptado para el estudio de la anorexia, ya que la explicación sobre su origen, su mantenimiento, así como del proceso terapéutico y preventivo, entrega una perspectiva de factores individuales como psicológicos pero también familiares, genéticos, socioculturales y biológicos (Marín, 2002; Ojeda et al., 2006; Bruch, 2002; Fainé & Lorimer, 2010).
Uno de los factores propuestos como precipitantes de esta enfermedad, es la dinámica familiar, (específicamente la relación de los padres con el joven que padece esta enfermedad) debido a que son muchos los estudios que han demostrado una relación entre los estilos de funcionamiento familiar y la aparición de un TCA en la familia, generalmente en el adolescente (Marín, 2002; Cruzat et al., 2008).
El proyecto familiar implica la generación de seguridad entre los miembros, en especial en los hijos, para efectuar una diferenciación emocional y así poder generar un propio proyecto de vida desde un comienzo. Es así como la comunicación poco fluida en el entorno familiar, y la evitación de conflictos, es considerada como un causante del desarrollo de la enfermedad de anorexia, generando una relación confusa en la dinámica familiar (D’Angelo, 1999; Cruzat et al., 2008).
Además, hay un mayor porcentaje de éxito en tratamientos en donde se interviene también a los padres del que padece el trastorno, lo que hace pensar cómo éstos pudieron influir en el inicio y/o mantenimiento de esta enfermedad en sus hijos, al igual que en sus conductas, enseñanzas o creencias. Es así que la vivencia subjetiva de los padres puede ayudar a completar la información de la causa de dichas conductas en sus hijos y así poder orientar de manera mas integral
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