Por Que Define Cada Meta A Realizar Fijando Estrategias Para Realizarlas Y Cumplir Con Cada Objetivo De Cada Una De Las Actividades Que Realiza
Enviado por JEFERLB • 8 de Abril de 2014 • 3.373 Palabras (14 Páginas) • 493 Visitas
EL FUTURO QUE YA HA COMENZADO: FILOSOFÍA SOCIAL
The Future that has already happened es como Drucker había pensado titular su libro Landmarks of Tomorrow (Los límites del mañana) publicado en 19571 con el subtítulo, sorprendente por anticipatorio, de A Report on the New ‘Post-modern World’ (Un informe sobre el nuevo mundo posmoderno). Con él comienza una reflexión sobre cómo identificar los cambios que ya han tenido lugar, pero cuyos efectos aún no se han empezado a expe- rimentar; cómo desarrollar una metodología para percibir y analizar esos cambios. La conti- nuación en esta misma línea puede rastrearse en The Age of Discontinuity (La época de la discontinuidad), de 19692; The New Realities (Las nuevas realidades), de 19893; y, por último, Post-capitalist Society (La sociedad post-capitalista), de 19924. Este conjunto de libros proceden de un interés intelectual del joven Drucker por deli- mitar el poder del gobierno. Al cabo de las décadas y después de haber estudiado con detalle la organización como nuevo fenómeno
social, su estructura, constitución, dirección y funciones, Drucker se replanteará cuestiones de teoría política y sociológica pertinentes en la sociedad moderna. Retrocedamos hasta el nacedero de este Guadiana. En los años treinta su interés inte- lectual le había llevado al filósofo Friedrich Julius Stahl y en él estudió la tensión entre la continuidad y el cambio, y los límites del poder del estado. Sobre estos asuntos escribió el ensayo que ya hemos analizado. Ahora es el momento de añadir que esa pequeña obra estaba pensada como una de las tres partes que compondrían lo que se pensaba haber titulado Der Rechtsstaat (El Estado de Derecho). Las otras dos partes iban a estar dedicadas, respectivamente, a Wilhelm von Humboldt (1767-1835) y a Joseph von Radowitz (1797-1853). Humboldt fue una gran figura de la Ilustración, fundador de lo que se ha llamado la primera universidad moderna, la Universidad de Berlín, en 1809, y también fue el precursor de la lingüística moderna. Además, fue un político activo durante las guerras napoleónicas. Radowitz pasa por ser uno de los fundadores de la ideología política que bebe en el catolicismo. Junto con Stahl buscaron el equilibrio entre la continuidad y el cambio. No se declararon ni liberales ni reac-
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cionarios. “Intentaron crear una sociedad estable y una política estable que preservase las tradiciones del pasado y también hiciese posible el cambio, y un cambio efectivamente muy rápido”5. Según Drucker, acertaron creando una estructura política que funcionó durante decenas de años, hasta la Primera Guerra Mundial. Después se derrumbó. Fallaron porque no consiguieron someter el poder militar al control político civil, y controlar de esta forma también la política exterior. En cualquier caso, lo que nuestro autor no sospe- chaba en 1930 era, como confesaría años después, que lo que buscaban los tres ale- manes ya lo habían encontrado los Padres Fundadores de la Constitución Americana tiempo antes: “Por supuesto, Humboldt, Radowitz y Stahl no se dieron cuenta de que lo que ellos estaban intentando hacer había sido realizado prácticamente en Estados Unidos. No se dieron cuenta de que la Constitución de Estados Unidos, por primera vez hasta entonces, era, en la práctica, la única entre las constituciones escritas que contenía explícitamente las dispo- siciones de cómo modificarse. Esto probable- mente explica mejor que ninguna otra cosa por qué la Constitución Americana tiene
todavía vigor y es un documento vivo. Fueron aún menos conscientes de la importancia de la Corte Suprema como institución que repre- senta básicamente la tradición y la conti- nuidad, la innovación y el cambio, y con- trapesa ambos”6. Como ya se explicó en el apartado referido a los primeros escritos, la llegada al poder de los nazis le animó a publicar de modo testimonial el trabajo sobre Stahl, retrasándose sine die la terminación de la obra completa Der Rechtsstaat. Ya se ha dicho que años después aparecieron The End of Economic Man (1939), comienzo del colapso de aquella sociedad; The Future of Industrial Man (1942), donde pre- senta la sociedad industrial que había de ser capaz de innovar y conservar a la vez; y de ahí se dirigió a descubrir la institución que en esa sociedad sería el instrumento para dotar de ciudadanía, rango y función sociales a sus miembros, integrando los esfuerzos indivi- duales en un objetivo compartido común: Concept of the Corporation (1946)7. El interés por la dicotomía cambio-conti- nuidad, como algo central de la sociedad industrial moderna, le condujo al estudio de los aspectos tecnológicos de la cuestión. No se centró en la tecnología propiamente, sino en cómo una actividad humana se integra en la
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sociedad: “El hombre es el único animal capaz de evolución consciente: inventa herra- mientas”. Por aquel entonces comenzó a escribir una Historia del Trabajo, que nunca vio la luz como tal, pero sí en forma de artículos8. El tema común era el trabajo como factor central que configura la sociedad, el orden social y la comunidad. Drucker iba cobrando, progresivamente, mayor claridad en su visión de la situación de la sociedad como en tensión entre las grandes constelaciones de ideas, especialmente las religiones, y el modo como el hombre trabaja, la tecnología. A partir de su obra de 1957, Landmarks of Tomorrow, Drucker reconoce que recupera la hilazón con su ensayo sobre Stahl y los no escritos sobre Humboldt y Radowitz y sobre el poder y límites del estado (Der Rechtsstaat), y que la continúa en las otras tres posteriores ya mencionadas: “En otras palabras, durante cinco décadas nos preguntamos qué debe hacer el gobierno. Muy pocos, si alguno, se preguntaron qué puede hacer. Para mí, sin embargo, esta cuestión se con- virtió en fundamental bastante pronto. Probablemente, se debiera a mi interés en aquellos alemanes liberal conservadores (o conservador liberales) Humboldt, Radowitz y
Stahl. Humboldt, siendo un hombre muy joven, con apenas veinticinco años, y viviendo como estudiante en el París de la Revolución Francesa, había escrito un pequeño libro titulado Los límites de la eficacia del Estado (Die Grenzen der Wirksamkeit des Staates) que no fue, en cambio, publicado durante su vida. Comencé a hacerme la misma pregunta — ¿cuáles son los límites de la eficacia del Estado?— pocos años después de la Segunda Guerra Mundial y comencé a hacerlo con una urgencia creciente cuando entramos en la época del gobierno de Eisenhower. Por primera vez la planteé indirectamente
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