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ALIMENTO TERAPEUTICO EN FORMA DE BARRA ENRIQUECIDO CON AMARANTO COMO ALTERNATIVA NUTRICIONAL PARA PERSONAS


Enviado por   •  15 de Octubre de 2020  •  Trabajo  •  15.713 Palabras (63 Páginas)  •  101 Visitas

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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA[pic 1]

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN

U.E. COLEGIO SAN VICENTE DE PAÚL

ALIMENTO TERAPEUTICO  EN FORMA DE BARRA ENRIQUECIDO CON AMARANTO COMO ALTERNATIVA NUTRICIONAL PARA PERSONAS

DESNUTRIDAS

Autores:

Tutor

Carlos Rondón

 

Barquisimeto, Noviembre 2019

CAPITULO I

EL PROBLEMA

Planteamiento del problema

     La alimentación adecuada y saludable garantiza una buena salud a los individuos de cualquier edad. Sin embargo, es importante señalar que comer no es igual que nutrirse, esto es, ingerir cualquier alimento no garantiza tener el balance correcto de nutrientes para alimentar a tres billones de células que conforman nuestro cuerpo.  Para lograrlo es necesario consumir los 114 nutrientes básicos, entre ellos los macronutrientes (carbohidratos, proteínas, grasas), micronutrientes (vitaminas, minerales y otros que incluyen: fibras, hierbas y otros factores botánicos, según la revista electrónica El Guardián de la salud. (2010)  

     Conviene destacar que no todos los alimentos son iguales, y no hay uno que proporcione todo lo que el cuerpo necesita. Por ello una alimentación variada, adecuada y balanceada hará que el organismo obtenga lo necesario y se mantenga en perfecto estado. Pero, la vida cotidiana con todos los ajetreos diarios muchas veces impide cumplir con los requerimientos para alimentarse y nutrirse correctamente.

     En este sentido, el ritmo de vida actual con jornadas laborales y académicas interminables, actividades de última hora y obligaciones sociales, han llevado a abandonar los hábitos alimentarios apropiados y a recurrir a las comidas rápidas, precocinadas y al consumo excesivo de alimentos procesados. Esto se traduce en efectos no deseados sobre la salud y ocasiona patologías o enfermedades crónicas relacionadas con la nutrición, tales como las enfermedades cardiovasculares, la desnutrición, la diabetes, el cáncer y la obesidad, llamada “la epidemia del S.XXI” según la Organización Mundial de la Salud (2004).

     Dentro de esta lamentable situación, puede afirmarse que la obesidad y la desnutrición son parte de un mismo origen: la malnutrición, que según la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) se define como “una condición fisiológica anormal causada por un consumo insuficiente, desequilibrado o excesivo de los macronutrientes (hidratos de carbono, proteínas y grasas) y los micronutrientes que son esenciales para el crecimiento y el desarrollo físico y cognitivo de los individuos”.

     En este orden de ideas, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés) (2018) señalan que la malnutrición se puede manifestar por exceso obesidad o por déficit, desnutrición. La primera, es una enfermedad crónica compleja y de causa multifactorial ocasionada por factores genéticos, metabólicos, sociales, culturales, psicológicos y emocionales entre otros. Se caracteriza por una acumulación excesiva de grasa corporal que provoca problemas de salud importantes provocando una disminución de la calidad de vida de las personas que la padecen.

     Por otro lado, la desnutrición ocurre cuando la ingesta de alimentos es insuficiente para poder satisfacer las necesidades del organismo. Las causas que pueden provocar desnutrición es Primaria cuando la ingesta es inadecuada de alimentos y Secundaria cuando está asociada a enfermedades o patologías que interfieren en la ingestión, digestión, absorción y utilización de nutrientes.

      En consecuencia, todas las personas pudieran sufrir de desnutrición. Independientemente del peso que puedan tener, ya que, si su organismo requiera más energía, uno o varios nutrientes específicos que no se están aportando y con la dieta de su día a día, no se logra cubrir los requerimientos nutricionales del organismo. Por esta razón, empieza a manifestarse la desnutrición. Así pues, comer mucho no significa nutrirse bien sino que se debe comer correctamente según la necesidad de cada momento.

     En este sentido, en la actualidad, Venezuela es el país latinoamericano que experimentó mayores aumentos en materia de hambre y malnutrición durante el bienio 2016-2018. Así lo establece el nuevo estudio que en el 2018 presentó la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) junto al Programa Mundial de Alimentos y la Organización Panamericana de la Salud.

     En relación con esta información, Moleiro (2018) señala que el informe indica, que el hambre en el país se triplicó entre los trienios 2010-2012 (3,6%) y 2015-2017 (11,7%). Señala el periodista, que es importante indicar que éstas son las mejores estimaciones que la FAO puede producir utilizando los datos proporcionados por el gobierno de Venezuela, cuestionando la falta de cifras oficiales fiables proporcionadas por este país.

     En esta misma perspectiva, organizaciones como Cáritas en Venezuela (2017) reporta un severo daño nutricional en 52% de los infantes monitoreados ante la escasez y carestía de alimentos generando una crisis irreversible en la sociedad venezolana. La escasez de alimentos y el encarecimiento de éstos ha generado en la población estrategias de sobrevivencia, en donde se establece que en los hogares han tenido que cambiar sus formas habituales de adquirir y comprar sus alimentos: mercado negro de alimentos, el trueque y comer en casa de amigos y familiares. Como estrategia se cuenta comer “en la calle”, en donde se menciona la ingesta de sobras de restaurantes y contenedores de basura, pedir comida en la calle y comer con la ayuda de la iglesia. Las bolsas de los Comité Locales de Abastecimiento (CLAP) solo fueron mencionadas por muy pocos de los entrevistados.

     Con relación a la situación planteada, un alto porcentaje de los hogares consultados reportan haber deteriorado su alimentación al adquirir alimentos que no son de la preferencia de las familias o se consideran inseguros (sobras, yuca amarga, alimentos comprados a cielo abierto en operativos oficiales) o han incurrido en alguna forma de privación alimentaria. Comer menos cantidad y prescindir de alimentos específicos, dejar de comer para que otra persona de la familia coma y pasar el día entero sin comer.

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