En el desarrollo del lenguaje y la comunicación
Enviado por jocelingzz • 26 de Junio de 2014 • Trabajo • 2.459 Palabras (10 Páginas) • 185 Visitas
1. Lenguaje y comunicación
El lenguaje es una actividad comunicativa, cognitiva y reflexiva para integrarse y acceder
al conocimiento de otras culturas, interactuar en sociedad y aprender; se usa para
establecer relaciones interpersonales, expresar sensaciones, emociones, sentimientos y
deseos; intercambiar, confrontar, defender y proponer ideas y opiniones, y valorar las de
otros; obtener y dar información diversa, y tratar de convencer a otros. Con el lenguaje,
el ser humano representa el mundo que le rodea, participa en la construcción del conocimiento,
organiza su pensamiento, desarrolla la creatividad y la imaginación, y
reflexiona sobre la creación discursiva e intelectual propia y la de otros.
En las primeras interacciones con quienes les cuidan, los pequeños escuchan palabras,
expresiones y experimentan sensaciones que les provocan las formas de trato
y reaccionan mediante la risa, el llanto, los gestos y los balbuceos; a partir de estas
formas de interacción van familiarizándose con las palabras, la fonética, el ritmo y la
tonalidad de la lengua que aprenden, así como con la comprensión del significado de
las palabras y las expresiones.
Conforme avanzan en su desarrollo y aprenden a hablar, las niñas y los niños
construyen frases y oraciones cada vez más completas y complejas, incorporan más
palabras a su léxico y logran apropiarse de las formas y normas de construcción sintáctica
en los distintos contextos de uso del habla: conversación con la familia sobre un
suceso importante u otros eventos; en los momentos de juego; al escuchar la lectura
de cuentos; durante una fiesta, etc. Entre las condiciones que posibilitan esta evolución
está el hecho de encontrarse inmersos en un grupo cultural; usan el lenguaje de
esa cultura en las actividades y relaciones en las que se involucran; las personas con
quienes conviven cotidianamente tienen expectativas de que aprendan el lenguaje que
usan, los retroalimentan para entenderse y los apoyan para comunicarse.
Programa de estudio 2011 / Guía para la Educadora
Preescolar
Los pequeños enriquecen su lenguaje e identifican sus funciones y características
en la medida en que tienen variadas oportunidades de comunicación verbal; cuando
participan en diversos eventos comunicativos en que hablan de sus experiencias, sus
ideas y de lo que conocen; cuando escuchan y atienden lo que otros dicen, aprenden
a interactuar y se dan cuenta de que el lenguaje permite satisfacer necesidades tanto
personales como sociales. Los avances en el dominio del lenguaje oral no dependen
sólo de la posibilidad de expresarse oralmente, sino también de la escucha, entendida
como un proceso activo de construcción de significados. Aprender a escuchar ayuda
a afianzar ideas y a comprender conceptos.
Hay quienes a los tres, cuatro o cinco años se expresan de una manera comprensible
y tienen un vocabulario que les permite comunicarse, pero también hay pequeños
que en sus formas de expresión evidencian no sólo un vocabulario reducido, sino timidez
e inhibición para expresarse y relacionarse con los demás. Estas diferencias no se
deben necesariamente
a problemas del lenguaje, porque la mayor parte de las veces
son resultado
de la falta de un ambiente estimulante para el desarrollo de la capacidad
de expresión. Para las niñas y los niños la escuela constituye un espacio propicio para
el enriquecimiento del habla y, en consecuencia, el desarrollo de sus capacidades cognitivas
mediante la participación sistemática en actividades en que puedan expresarse
oralmente; que se creen estas situaciones es muy importante para quienes provienen de
ambientes en los que hay pocas oportunidades de comunicación e intercambio.
Aunque en los procesos de adquisición del lenguaje existen pautas generales, hay
variaciones individuales relacionadas con ritmos de desarrollo y también, de manera muy
importante, con los patrones culturales de comportamiento y formas de relación
que
caracterizan a cada familia. La atención y el trato a las niñas y los niños en la familia, el
tipo de participación que tienen y los roles que desempeñan, así como las oportunidades
para hablar con adultos y otros niños, varían entre culturas y grupos sociales, y son factores
de gran influencia en el desarrollo de la expresión oral.
Cuando las niñas y los niños llegan a la educación preescolar, en general poseen
una competencia comunicativa: hablan con las características propias de su cultura,
usan la estructura lingüística de su lengua materna y la mayoría de las pautas o los
patrones gramaticales que les permiten hacerse entender; saben que pueden usar el
lenguaje con distintos propósitos: manifestar sus deseos, conseguir algo, hablar de sí
mismos, saber acerca de los demás, crear mundos imaginarios mediante fantasías y
dramatizaciones, etcétera.
La incorporación a la escuela implica usar un lenguaje con un nivel de generalidad
más amplio y referentes distintos a los del ámbito familiar; proporciona a las niñas y los
niños oportunidades para tener un vocabulario cada vez más preciso, extenso y rico en
significados, y los enfrenta a un mayor número y variedad de interlocutores. Por ello, la escuela se convierte en un espacio propicio para el aprendizaje de nuevas formas de
comunicación,
donde se pasa de un lenguaje de situación –ligado a la experiencia
inmediata– a un lenguaje de evocación de acontecimientos pasados, reales o imaginarios.
Visto así, el progreso en el dominio del lenguaje oral significa que las niñas y los
niños logren estructurar enunciados más largos y mejor articulados, y potencien sus
capacidades de comprensión y reflexión sobre lo que dicen, cómo lo dicen y para qué
lo dicen. Expresarse por medio de la palabra es una necesidad para ellos y es tarea de la
escuela crear oportunidades para que hablen, aprendan a utilizar nuevas palabras y
expresiones, y logren construir ideas más completas y coherentes, así como ampliar su
capacidad de escucha.
La educadora debe tener presente que quienes ingresan al primer grado de
preescolar
están por cumplir o tienen tres años de edad y que, mientras más pequeños,
las diferencias son más notorias y significativas, y las herramientas lingüísticas pueden
parecer limitadas. Hay niñas y niños que cuando inician
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