INSUFICIENCIA CARDÍACA
Enviado por yireyet516 • 29 de Enero de 2023 • Monografía • 37.851 Palabras (152 Páginas) • 45 Visitas
INSUFICIENCIA CARDÍACA
Dr. Francisco Luis Moreno Martínez
Dr. Eduardo Ferrer Alemán
Introducción
La insuficiencia cardíaca (IC) no es considerada como una enfermedad en sí, sino un complejo síndrome muy frecuente en la práctica clínica. Para el médico que atiende pacientes en estado crítico es de vital importancia conocer sus principales síntomas y signos, la etiología, la fisiopatología, los factores precipitantes y agravantes, los métodos diagnósticos y, sobre todo, el manejo terapéutico.
Debido a que algunos pacientes se presentan sin signos o síntomas de sobrecarga de volumen, se prefiere el término "insuficiencia cardiaca" sobre "insuficiencia cardiaca congestiva".
Definición
Clásicamente se ha definido la IC como un síndrome clínico o un estado fisiopatológico complejo en el cual, debido a una anormalidad en su función, el corazón es incapaz de llenarse adecuadamente o de bombear toda la sangre que le llega (retorno venoso), para suplir las necesidades metabólicas de los tejidos, en algunas o en todas las circunstancias de la vida, o sólo es capaz de hacerlo aumentando anormalmente su presión de llenado (Braunwald).
Otras definiciones
La IC, según algunos autores, también se podría definir como:
La disfunción del corazón como bomba y de la regulación neurohormonal, que se acompañan de intolerancia al ejercicio, retención de líquidos y disminución de la esperanza de vida (Packer).
Síndrome clínico consecuencia de trastornos estructurales o funcionales que disminuyen la capacidad del ventrículo para llenarse o para bombear sangre, y sus manifestaciones clínicas principales son la disnea y la fatiga, que limitan la tolerancia al esfuerzo, y la retención de fluidos que puede conducir a la congestión pulmonar y al edema periférico (American Heart Association).
Un síndrome clínico en el que una enfermedad del corazón disminuye el gasto cardíaco (GC), aumenta las presiones venosas y se acompaña de anomalías moleculares que causan un deterioro progresivo del corazón disfuncionante y una muerte prematura de las células miocárdicas (Katz).
Por lo tanto, no se consideran IC:
La insuficiencia circulatoria por causas no cardíacas, como la disminución de la volemia o el aumento del lecho vascular.
La congestión circulatoria causada habitualmente por el aumento de la volemia, como ocurre en la insuficiencia renal o en las sobrecargas hídricas.
El síndrome clínico de IC puede ser causado por trastornos del pericardio
miocardio, endocardio, de las válvulas cardíacas, los grandes vasos, o de ciertas anormalidades metabólicas; pero la mayoría de los pacientes con IC tienen síntomas debido al deterioro de la función del ventrículo izquierdo (VI). Es importante destacar que IC no es sinónimo de miocardiopatía, ni de disfunción del VI, estos términos describen posibles causas estructurales o funcionales para el desarrollo de la IC; la cual puede presentar un amplio espectro de anomalías funcionales de esta cámara cardiaca, que puede variar desde pacientes con tamaño y fracción de eyección del
VI (FEVI) conservados, hasta aquellos con severa dilatación y FEVI marcadamente reducida.
En la mayoría de los pacientes coexisten trastornos de disfunción sistólica y diastólica, independientemente a la FEVI. Esta variable se considera muy importante, pero sus valores dependen de la técnica de imagen utilizada, el método de análisis y el operador. Por eso, y debido a que otras técnicas también pueden detectar trastornos de la función sistólica en pacientes con una FEVI conservada, es preferible utilizar los términos de “FEVI conservada o disminuida/reducida” en lugar de “función sistólica conservada o deprimida”.
Epidemiología
La IC tiene una prevalencia de 1-2% en la población adulta y llega a ser mayor de 10% en personas de 70 años y más. Actualmente constituye un problema de salud en expansión en el mundo civilizado, en el que influye también el aumento de la expectativa de vida.
En 1994 se estimaba que 2,3 millones de personas en Estados Unidos, y más de 15 millones en el mundo, padecían el síndrome de IC. Ya en 1997, en ese país, la cifra superaba los 5 millones, pues se diagnosticaban cerca de 550.000 nuevos casos por año, y en los últimos decenios la incidencia de IC se ha mantenido prácticamente estable, con más de 650.000 nuevos casos de diagnosticados anualmente. La IC causa cerca de 80.000 ingresos anuales en España; y en Cuba, en el 2007, según Negrín Expósito et al, la II Encuesta Nacional de factores de riesgo mostró que la prevalencia de IC, para mayores de 18 años, era de 1,7 %.
Hay muchas causas de IC y su prevalencia varía entre las distintas partes del mundo; pero de forma general, aproximadamente la mitad de los pacientes tienen una FEVI baja, y la cardiopatía isquémica es la causa de aproximadamente dos tercios de los casos de IC sistólica.
La incidencia de la IC aumenta con la edad y su prevalencia está aumentando en las últimas décadas en los países desarrollados, asociado al envejecimiento de la población, al aumento de la esperanza de vida, a la mayor supervivencia de los pacientes con infarto, diabetes mellitus e hipertensión arterial (HTA), y de los propios pacientes con IC debido a los nuevos y mejores tratamientos; lo que trae consigo una mayor carga social de la enfermedad con aumento del número de enfermos y de los ingresos y reingresos hospitalarios.
En los EE.UU. los negros tienen mayor riesgo de padecerla, y en el estudio ARIC (Atherosclerosis Risk in Communities) la tasa de incidencia por cada 1.000 personas/año fue menor entre las mujeres blancas y más alta entre los hombres negros, además los negros tuvieron una mayor tasa de mortalidad a los 5 años que los blancos.
Es importante señalar que la prevalencia de la disfunción sistólica asintomática del VI es tan frecuente como la de la propia IC, lo que supone un importante factor de riesgo para desarrollar IC clínica, la cual tiene un carácter progresivo y letal, incluso con tratamiento adecuado; pues la supervivencia a los 5 años del diagnóstico es de aproximadamente 50% y la mortalidad anual, cuando la IC es grave, es cercana al
50%.
Respecto a los costos sanitarios, en EE.UU. la IC constituye el primer diagnóstico en más de 1 millón de hospitalizaciones al año, y los pacientes hospitalizados por esta causa tienen mayor riesgo de reingreso por todas las causas, con una tasa de 25% a los 30 días. En 2010, las consultas médicas por IC representaron un gasto de 1.800 millones de dólares y el costo total de su atención en los EE.UU. supera los 40 mil millones de dólares al año, con más de la mitad de estos costos invertidos en los ingresos hospitalarios.
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