El juego dramático y su relación con el desarrollo del lenguaje en niños con NEE
Enviado por Soma30 • 23 de Marzo de 2023 • Síntesis • 2.614 Palabras (11 Páginas) • 67 Visitas
El juego dramático y su relación con el desarrollo del lenguaje en niños con NEE[1]
Tesis: ¿De qué forma sirve el Juego Dramático para desarrollar el lenguaje en un niño con retardo mental de la Fundación Quindiana de Atención Integral?
Rubiel Medina Quintero[2]
La interacción social entre los niños, importantes “agentes de socialización”, se revela como un factor activador que potencia no sólo el desarrollo social sino también el desarrollo cognitivo.
Isabel Tejerina Lobo
Introducción
En este intento de ensayo se mostrará en qué medida la aplicación de una propuesta didáctica con algunos ejercicios diseñados desde el juego dramático y que fue implementada por el semillero SeDiTea[3] de la Universidad del Quindío, puede ayudar a potenciar el desarrollo del lenguaje en un niño con Necesidades Educativas Especiales (NEE) de la Fundación Quindiana de Atención Integral. En primer lugar, se hablará del contexto de la investigación y se describirá la población y la institución donde se llevó a cabo el proyecto. Luego, se explicarán todos los referentes teóricos usados en este trabajo y que sirvieron como base para adaptar y diseñar los juegos dramáticos usados. Al final, se reflexionará sobre los resultados obtenidos y que dan lugar a algunas conclusiones parciales.
La idea de una propuesta didáctica, que para efecto de este texto, se oriente a partir de un estudio de caso, se origina del proyecto central que ejecuta en la actualidad el semillero de investigación SeDiTea, y que lleva por nombre El juego dramático infantil como recurso didáctico para el desarrollo de las competencias comunicativas, en los niños con necesidades educativas especiales de la Fundación Quindiana de Atención Integral. El proyecto se inició a comienzo del año 2011 con un equipo de trabajo conformado por 12 estudiantes del programa de Licenciatura en Español y Literatura, que desde entonces han venido haciendo sus observaciones directamente en la fundación y realizando consultas permanentes sobre metodologías, diagnósticos y teorías.
Ahora, para reconocer el contexto inmediato en el que se desenvuelve el niño seleccionado, Andrés Rodríguez, y cuyo nombre es ficticio por cuestiones éticas de la investigación, será necesario distinguir el sitio en el que permanece buena parte de su tiempo: La Fundación Quindiana de Atención Integral[4]. Ésta nace en noviembre de 1968, gracias a la gestión de algunos profesionales y padres de niños con discapacidad cognitiva. Al inicio era una institución de educación especial, que después de 42 años de servicio se convirtió en una organización no gubernamental, transformando sus servicios en atención integral en la rehabilitación y habilitación como una IPS (Institución Prestadora de Salud) y en una Institución para el Trabajo y el Desarrollo Humano, que propende por la integración social y laboral de las personas con discapacidad del Departamento del Quindío.
La fundación está ubicada en la avenida 19 No. 35N-79, enseguida de la Defensa Civil en la ciudad de Armenia, Quindío. Cuenta con 84 niños, de los cuales 44 hacen parte de los programas de habilidades adaptativas y pre-vocacional, y 40 del vocacional repartidos entre los programas o unidades de aromáticas, jabones y cocodamia[5].
Para comprender mejor esta propuesta investigativa es necesario identificar los presupuestos teóricos de los que parte. El desarrollo del lenguaje, como eje central de este proyecto debe ser estudiado desde las áreas del cerebro involucradas. Sin embargo, para efecto de este texto se hablará de forma muy sintética sobre algunos de estos conceptos teóricos.
En primer lugar, se hablará de Alexander Luria[6] quien establece una relación compleja entre el lenguaje y el estado de conciencia del individuo de la siguiente manera:
Con la aparición del lenguaje como un sistema de códigos complejos que designan objetos, acciones, cualidades y relaciones, el hombre adquiere algo así como una nueva dimensión de la conciencia, en él se forman imágenes subjetivas del mundo objetivo que son dirigibles, o sea, representaciones que el hombre puede manipular, inclusive en la ausencia de percepciones inmediatas. Esto consiste en la principal conquista que el hombre obtiene con el lenguaje. (Luria, 1987:33)
De acuerdo con lo anterior, y en concordancia con el caso específico abordado en este texto, sólo en el momento en que los niños desarrollen su lenguaje y sepan relacionarlo con el mundo que los circunda, su nivel de conciencia será más despierto, identificarán su entorno de manera más objetiva, lograrán interpretarlo y expresarlo a través de cualquier medio (verbal o no verbal); podrán retener información precisa y usarla en el momento justo. Para ello, valdrá la pena referirse a lo que este mismo autor plantea sobre la principal función del lenguaje, función pragmática o reguladora, base para la construcción de las estrategias de esta investigación:
La función pragmática o reguladora del lenguaje implica concebir al lenguaje como el medio o el instrumento de regulación de la conducta humana. Función que está en la base del comportamiento voluntario. La génesis de esta función implica la consideración de dos componentes. El primero es la actividad interpsicológica, que es la capacidad de subordinar la conducta del niño a la instrucción verbal del adulto (proceso externo). Y el segundo es la actividad intrapsicológica que es la capacidad de autorregulación del niño (proceso interno). (Luria, 1987: 34)
En ese orden de ideas, para esta investigación resulta fundamental observar como ambas actividades (interpsicológica e intrapsicológica) funcionan para cada niño, objeto de estudio, de acuerdo con su diagnóstico y sus relaciones pragmáticas dentro de la fundación, y así empezar a diseñar las correspondientes estrategias pedagógicas, desde el juego dramático, y que se puedan ajustar específicamente al caso de Andrés Rodríguez.
Para ampliar lo anterior, se identificará cómo en el juego infantil, y sobre todo en la última fase en la que se inscribe el niño estudiado, y que según Erickson[7] (1963:199), ha denominado como “Macroesfera”[8], los infantes ponen a dialogar lo interpsicológico (instrucciones que surgen del común acuerdo con otros niños o que son indicadas por los adultos) con las actividades intrapsicológicas que radican en ese diálogo interno que evalúa y asume los límites, las normas, los grados de pertinencia del juego, y el punto de realidad y fantasía que estructura dicho juego.
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