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El adolescente aprendiz


Enviado por   •  15 de Febrero de 2023  •  Trabajo  •  1.000 Palabras (4 Páginas)  •  60 Visitas

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El adolescente aprendiz

El adolescente aprendiz Antiguamente en roma, tanto bajo la república como bajo el imperio, el ejercicio de cualquier profesión estaba considerado como manifestación de actividad servil. La duración y las condiciones del aprendizaje se reglamentaban por los acuerdos de cada corporación de oficios y por las actas de la autoridad local y del poder central. La duración el aprendizaje en la mayor parte de los oficios, dice Adam Smith, duraba un periodo de siete años.

 La duración y las condiciones del aprendizaje se reglamentaban por los acuerdos de cada corporación de oficios y por las actas de la autoridad local y del poder central. «La duración del aprendizaje de la mayor parte de los oficios, dice Adam Smith, parece que fue antiguamente fijada en toda Europa en un período de siete años.» EI estatuto emitido en el quinto año del reinado de Isabel, comúnmente llamado el «estatuto de los aprendices», determinaba que nadie podría en el porvenir ejercer un oficio, profesión o arte practicado en Inglaterra, sin haber realizado un aprendizaje de siete años por lo menos. En Francia, la duración del aprendizaje variaba en las diferentes ciudades y según los oficios; en París era generalmente de cinco años. Junto a -compañeros de más edad y con los medios propios del artesano, el joven se esforzaba en ir adquiriendo lentamente el conjunto de conocimientos técnicos y prácticos necesarios para dominar el oficio que pensaba ejercer más tarde. La especialización intraprofesional era desconocida e inútil. El adolescente, confiado a un vecino o a un pariente que le servía de maestro, estaba destinado a continuar más tarde el negocio o el oficio paterno, o bien a suceder, por su matrimonio, a un suegro artesano en otra rama profesional.

El artesano le trataba como a un hijo; con él compartía su comida, y, de ordinario, ambos dormían bajo el mismo techo. El aprendizaje era, pues, una etapa del camino que, a través del contacto con sus compañeros, debía llevarle a la maestría y, como consecuencia, a la independencia social y laboral.

El módico nivel de los salarios femeninos e infantiles, a priori inferiores a los de los varones, fue causa de que muchos patronos apelaran sistemáticamente a esta solución, el hecho de que ciertos trabajos, por ejemplo, en la industria textil, no parecían exigir aptitudes físicas particulares sino que, por el contrario, demandaban cualidades específicamente juveniles o femeninas, tales como destreza manual, suavidad de movimientos ó talla reducida, aceleró el proceso de transferencia de las mujeres y los niños desde el hogar desde la escuela a las fábricas más próximas.

Los propios patronos encontraban más fácil proporcionar a adultos una mínima preparación técnica indispensable, que emplear muchachos a los que creían incapaces de ponerse rápidamente al corriente de su trabajo y, sobre todo, de ser utilizados inmediatamente.

En 1839, en una interpelación en la Cámara de los Pares, el vizconde de Dubouchage expresó su indignación ante las jornadas de trabajo de quince y hasta dieciséis horas impuestas, en la región lionesa, a los aprendices de menos de diez años, señalaba, por su parte, que niños de cinco años y basta de cuatro y medio eran empleados en devanar tramas durante más de catorce horas consecutivas.

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