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Creencia De Los Profesores Sobre Evaluación Y Efectos Incidentales


Enviado por   •  5 de Mayo de 2015  •  5.835 Palabras (24 Páginas)  •  414 Visitas

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La evaluación en la escuela constituye un proceso de vital importancia en el aprendizaje de los estudiantes, pues tiene efectos críticos en su trayectoria escolar tanto en el corto como en el largo plazo. Las prácticas evaluativas de los profesores, orientadas por sus creencias, han sido relativamente poco reconocidas y/o investigadas, lo que ha impedido develar y solucionar los problemas y controversias

asociadas a los resultados y consecuencias del proceso evaluativo. Si bien estos son de naturaleza variada y están relacionados con numerosos aspectos, tienen también potentes efectos, tanto en la calidad del desarrollo de las habilidades para pensar por sí mismos de los estudiantes, como en la construcción de su identidad. En este artículo se revisan diversos aportes teóricos y evidencias empíricas provenientes de investigaciones internacionales respecto de las creencias evaluativas de los docentes y sus efectos en los estudiantes, destacándose la necesidad de que los profesores develen dichas creencias y reflexionen en torno a ellas para favorecer acciones pedagógicas que tiendan a superar las dificultades de los estudiantes para que favorezcan y promuevan sus aprendizajes y desarrollo personal. Palabras Clave: Creencias de los profesores, concepto de evaluación, evaluación escolar, rotulación.

CREENCIAS DE LOS PROFESORES SOBRE EVALUACIÓN Y EFECTOS INCIDENTALES

1. INTRODUCCIÓN

a evaluación escolar sintetiza las significaciones de la escuela sobre el saber escolar, a la vez que establece las pautas que definen el sentido y modo de los procesos de enseñanza y aprendizaje. La posibilidad de alcanzar los objetivos educativos depende de la confluencia de múltiples factores, entre los cuales se ubican las creencias de los profesores respecto de la enseñanza y la evaluación, y desde donde valoran de una u otra manera su sentido y trascendencia. Tales creencias representan, a la vez, la base relevante y crítica para desarrollar sus prácticas docentes, pues operan como el fundamento central que las informan y guían. Sin embargo, y no obstante su importancia, han sido relativamente poco reconocidas y/o investigadas, lo que ha impedido develar y solucionar problemas y controversias asociadas a los resultados y consecuencias del proceso evaluativo. En efecto, las creencias sobre la evaluación producen efectos incidentales no siempre deseados en los estudiantes, influyendo fuertemente en su itinerario escolar, con graves y agudas

repercusiones. Dado lo anterior, se deduce la necesidad de reflexionar en torno a estos efectos, como una manera de apoyar cambios en la calidad de la enseñanza, en el desarrollo de las habilidades cognitivas de los estudiantes y la construcción de sus identidades.

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2. EVALUACIÓN Y SENTIDOS: ¿PARA QUÉ EVALUAR?

Aún cuando la evaluación representa un aspecto sustantivo del proceso de enseñanza y aprendizaje, no ha alcanzado aún el mismo rango de centralidad que han tenido, por ejemplo, los aspectos curriculares. Si bien en la actualidad es posible observar un cambio en este sentido, ello ha acontecido como resultado de una necesidad ajena a la preocupación por mejorar la formación de los estudiantes y sus aprendizajes, pues obedece, más bien, a «la certificación y legitimación de conocimientos y la convalidación de un mínimo de aprendizajes curricularmente previstos» (Palau de Mate, 2005: 98). Como resultado de lo anterior, la evaluación ha transformado el debate educativo desde ser un problema conceptual hacia transformase en un problema técnico y de control, al otorgarle el simple sentido de comparar respuestas según correspondan

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MARCIA PRIETO P.

o no a lo transmitido por el profesor o el texto (Litwin, 2005; Díaz Barriga, 1993). Ahora bien, la evaluación escolar se ha asociado a una gran cantidad de términos como acreditar, comparar, estimar, medir, controlar, apreciar, valorar, entre otros, aún cuando no todos representan lo mismo. A modo de ejemplo, se puede mencionar que ‘valorar’ implica la emisión de un juicio por parte de un sujeto sobre un objeto determinado,

lo que refiere a la presencia de la subjetividad de quien evalúa. Por su parte, ‘controlar’ está asociado a la verificación de la existencia o no de algo predeterminado, lo que implica la concurrencia de una supuesta objetividad. Esta diversidad de acepciones devela la existencia de dispersión semántica en los significados de evaluación, lo que a su vez, devela la complejidad de este proceso. Desde una conceptualización tradicional, la evaluación está referida a la verificación del logro de objetivos de aprendizaje a partir de mediciones realizadas por instrumentos que permiten verificar la expresión del aprendizaje o comportamiento observable de los estudiantes, constatación que es considerada como evidencia suficiente para certificar la adquisición de determinados conocimientos, habilidades o actitudes. Así concebida, constituye un mecanismo para comparar los resultados con los objetivos predeterminados, los que normalmente se limitan a aquellos que pueden ser más fácilmente comprobados de manera empírica. Lo anterior ha tenido como resultado que muchos profesores centren su preocupación en la selección de aquellos instrumentos que les permitan medir, con la mayor precisión posible, la cantidad de conocimientos acumulados por los estudiantes, acudiendo fundamentalmente a pruebas objetivas y exámenes de respuestas cerradas, dado que les permiten verificar y asegurar, de manera empírica, los objetivos de aprendizaje alcanzados (Álvarez, 2007). Desde esta mirada, pareciera que la importancia de conocer la forma como los estudiantes han integrado estos conocimientos en sus propias estructuras cognitivas

queda en el olvido. Una de las objeciones centrales a esta conceptualización proviene del sustrato técnico-instrumental que la informa, lógica que desatiende los procesos y privilegia los resultados medibles, transformando la evaluación en un proceso parcial e insuficiente, dado que se parte del supuesto de que todo lo que se enseña se aprende. Sin embargo, la aplicación de instrumentos evaluativos

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CREENCIAS DE LOS PROFESORES SOBRE EVALUACIÓN Y EFECTOS INCIDENTALES

objetivos no permite aquilatar, necesariamente, la trayectoria recorrida por los estudiantes, por lo que devalúa su sentido formador. De este modo, la evaluación se convierte en una medida de control o en un instrumento punitivo que ignora las peculiaridades de cada estudiante, pues tiene como propósito comprobar el aprendizaje para otorgar una calificación que sólo indica cuánto sabe el estudiante, pero no proporciona indicios respecto de cómo lo sabe

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