LAS COMPETENCIAS EN LA EDUCACIÓN ESCOLAR: ALGO MÁS QUE UNA MODA Y MUCHO MENOS QUE UN REMEDIO. César Coll*
Enviado por Fanyfdz • 3 de Junio de 2015 • 1.825 Palabras (8 Páginas) • 589 Visitas
LAS COMPETENCIAS EN LA EDUCACIÓN ESCOLAR: ALGO MÁS QUE UNA MODA Y MUCHO MENOS QUE UN REMEDIO.
César Coll*
El discurso de las competencias ha ido ganando terreno de forma progresiva en todos los ámbitos y niveles de la educación formal, desde la educación superior hasta la educación infantil, convirtiéndose en muchos países en un enfoque dominante.
Su adopción por muchas administraciones educativas y por instituciones e instancias internacionales orientadas a formular recomendaciones curriculares y a promover evaluaciones de rendimiento en una perspectiva comparada es, sin duda, un factor importante para entender esta rápida difusión y penetración del concepto de competencia y de las propuestas y planteamientos educativos acordes con él.
Realmente las competencias resultaron convertirse en algo global, algo en lo que todos enfocan la educación, pero es el trabajo de cada país adecuarlo a las diversas culturas, actividades, dinámicas que se viven, para así lograr un mayor provecho de estas.
La educación es un campo de conocimiento y de actividad profesional especialmente proclive a la aparición y difusión de conceptos y enfoques presentados a menudo como «novedosos» y portadores de soluciones a todos los problemas y carencias existentes, que pueden llegar a alcanzar un grado considerable de aceptación en periodos de tiempo relativamente breves. A menudo la historia de las ideas y del pensamiento educativo parece adoptar más bien la forma de un proceso de refundaciones sin fin que la de una evolución de ideas y planteamientos que se van enriqueciendo, afinando y diversificando de manera progresiva.
Actualmente se tienen muchas ideas, teorías y métodos de enseñanza que le permiten a los maestros tener una base al momento de estar frente a grupo, pero también es el trabajo del docente saber que necesidades tiene los alumnos para formular las estrategias que serán necesarias implementar.
Algo más que una moda...
El interés fundamental del concepto de competencia reside –a mi juicio– en el hecho de que proporciona una mirada original y muy sugerente para abordar un aspecto a la vez nuclear y extremadamente complejo de la educación escolar: la identificación, selección, caracterización y organización de los aprendizajes escolares; es decir, las decisiones relativas a lo que debe esforzarse en aprender el alumnado y, por tanto, a lo que debe intentar enseñar el profesorado en los centros educativos.
Veamos algunos ingredientes del concepto de competencia con el fin de precisar estos matices. De acuerdo con el proyecto DeSeCo de la OCDE (2002, p. 8):
«Una competencia es la capacidad para responder a las exigencias individuales o sociales o para realizar una actividad o una tarea [...] Cada competencia reposa sobre una combinación de habilidades prácticas y cognitivas interrelacionadas, conocimientos (incluyendo el conocimiento tácito), motivación, valores, actitudes, emociones y otros elementos sociales y de comportamiento que pueden ser movilizados conjuntamente para actuar de manera eficaz.»
En la misma línea, apunta la siguiente consideración, extraída de un documento sobre Competencias clave para un aprendizaje a lo largo de la vida bajo los auspicios de la Dirección General de Educación y Cultura de la Comisión Europea (2004, p. 4 y 7):
«Se considera que el término "competencia" se refiere a una combinación de destrezas, conocimientos, aptitudes y actitudes, y a la inclusión de la disposición para aprender, además del saber cómo. [...] Las competencias clave representan un paquete multifuncional y transferible de conocimientos, destrezas y actitudes que todos los individuos necesitan para su realización y desarrollo personal, inclusión y empleo.»
Considero que lo que le está faltando a estos dos conceptos de competencia es el hecho de que resulte significativo, que la competencia se le encuentre sentido en la vida diaria resultando productivo y funcional.
Estas definiciones reflejan con claridad los matices principales que introduce el concepto de competencia en lo que concierne al tipo de aprendizaje escolar que se desea promover. El primero se refiere a la movilización de los conocimientos (Perrenoud, 1998). Ser competente en un ámbito de actividad o de práctica significa, desde este enfoque, ser capaz de activar y utilizar los conocimientos relevantes para afrontar determinadas situaciones y problemas
En efecto, la importancia de la funcionalidad del aprendizaje como uno de los rasgos distintivos del aprendizaje significativo ha sido subrayada en numerosas ocasiones por las teorías constructivistas del aprendizaje escolar (ver, por ejemplo, Ausubel y otros, 1978; Ausubel, 2002).
La puesta en relieve de la necesaria integración de distintos tipos de conocimientos (habilidades prácticas y cognitivas, conocimientos factuales y conceptuales, motivación, valores, actitudes, emociones, etc.) es otro aspecto esencial de los enfoques basados en competencias. Se asume, por tanto, la distinta naturaleza psicológica del conocimiento humano; y se asume también de alguna manera, en consecuencia, que hay que tener en cuenta esta especificidad a la hora de promover y evaluar el aprendizaje de los diferentes tipos de conocimientos que requiere la adquisición de cualquier competencia.
Una de las primeras palabras que se vienen a la mente al mencionar la palabra competencia es conocimiento, pero esta palabra no únicamente se refiere a la adquisición de conceptos sino también a valores, actitudes, hechos que fomenten esos conocimientos, habilidades y destrezas
Las competencias no pueden desligarse de los contextos de práctica en los que se adquieren y se aplican. Un enfoque basado en la adquisición y desarrollo de competencias generales destacará probablemente la necesidad de enseñar a los alumnos y alumnas a transferir lo aprendido en una situación concreta a otras situaciones distintas.
Los enfoques basados en competencias –o en capacidades
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