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¿POR QUÉ COMO DOCENTE DEBE FOMENTAR UNA CULTURA CIENTÍFICA, TECNOLÓGICA Y HUMANÍSTICA?

El aprendizaje es un proceso en el cual se modifican conductas verbales y no verbales. Estas conductas las pueden inculcar los adultos que enseñan, dirigen, disponen, guían y algunas veces hasta castigan para que se puedan realizar algunas actividades; y generalmente se trasmiten o adoptan desde el hogar, con ayuda de los padres; y en la escuela se redescubren, retroalimentan y modifican para obtener resultados que beneficien a lo largo de la vida.

Enseñar es un arte y una ciencia; sin embargo, el arte es una técnica que no te hace artista; el arte intuye los cambios antes de darse en otros ámbitos y la educación requiere de ello, de la reflexión; pues cuando la enseñanza y el aprendizaje son reflexivos, se obtienen buenos resultados; los alumnos obtienen una mayor capacidad para desarrollar y resolver sus propios problemas. Y si se les enseña bien, la resolución de problemas no sólo es para situaciones escolares, sino para su vida cotidiana, por ello la gran tarea del docente, de preparar al estudiante para toda su vida.

El aumento de la reflexión implica también cambios que se ven reflejados en el funcionamiento social, cultural, político y económico, pues la actividad humana sale de la rutina y se convierte en una clave para el desarrollo humano, en específico la educación, porque la formación orienta a la construcción de aprendizajes, de la construcción de valores, e incluso, de su propia identidad.

La educación a lo largo de la vida representa para el ser humano una construcción continua de sus conocimientos, aptitudes, actitudes; siendo la escuela como un medio, instrumento para alcanzar una transformación no sólo a nivel personal, sino también a nivel social. Pues la educación y el conocimiento es la clave de la competitividad económica, la equidad social y el desempeño ciudadano.

El docente para ello se convierte en un principal actor, en un saber activo y colectivo; que se organiza y se sitúa en la vanguardia del cambio, puesto que nuestra sociedad se encuentra en constante movimiento, en una revolución científica y tecnológica. Y ante ello, el papel del docente es hacer realidad la educación para todos, promoviendo una idea de paz y un espíritu de justicia y tolerancia.

La rápida evolución del mundo exige una actualización permanente del saber y por lo tanto al docente se le exige más preparación, poseyendo empatía, paciencia, calidad humana, capacidad pedagógica, conocimientos generales y particulares de acuerdo al área donde labora. Es decir el profesor debe ser apto, desarrollar cualidades éticas, intelectuales y afectivas para cultivar en los alumnos un espíritu de perfección, investigación, pensamientos autónomos, críticos, analíticos, reflexivos, pero sobre todo, prepararlos para su vida personal y laboral dentro de la sociedad.

El uso de las tecnologías en la educación es muy importante pues permite el empleo de materiales didácticos modernos que favorecen no sólo el ambiente áulico, sino el interés, la investigación, la autonomía, entre otras actitudes al estudiante para la educación, mencionando ésta como una mejora en calidad de vida. Porque no sólo se adquieren conocimientos, sino también actitudes positivas y valores.

Además, hay que preocuparse por la calidad y por la preparación para la vida en un mundo que está sometido al cambio y en particular al hablar de tecnologías. Es importante decir que el docente debe tener dominio de las tecnologías, al grado de saber frenar el uso de éstas; no dejando que la tecnología nos modifique, más bien, nosotros debemos modificar la tecnología.

El docente debe buscar, implantar e implementar programas educativos que diversifiquen la educación y enriquezcan mental y espiritualmente a los alumnos, creando un ambiente de trabajo en equipo, de cooperación, fomentando al mismo tiempo valores y una vida más cordial en la sociedad. Siendo que la escuela como principal instrumento de educación y como productora del conocimiento, también

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