Cursos regulares Materaia Seminario de temas selectos
Enviado por joeivancadena • 9 de Octubre de 2012 • 1.807 Palabras (8 Páginas) • 485 Visitas
Escuela normal superior de la laguna
Cursos regulares
Materaia Seminario de temas selectos
Alumno : jessy guiovanny silvestre contreras
Especialidad: Historia
Semestre V
Granville Stanley Hall
Adolecencia
Resulta interesante develar las teorías establecidas por Hall, siendo uno de los primeros psicólogos que utiliza procedimientos y métodos científicos para sus investigaciones, lo que les da una precisión y veracidad sin precedente. Stanley sostiene que el desarrollo de la adolescencia es clave en la evolución de la raza humana, ya que es ahí donde se podrían encontrar normas verdaderas para resolver muchos problemas propios de los seres humanos, y de los cuales la raíz es encontrada justamente en esas etapas de la vida. Es ahí donde se podrían diagnosticar y medir los factores que alientan el retraso del individuo y la raza humana.
A lo que Hall se refiere es que el desarrollo de cada organismo humano se realiza en etapas similares a los períodos históricos, es decir que un ser humano comienza su vida a partir de un comportamiento primitivo y salvaje y va transformándose hasta llegar a una forma de vida más civilizada en su madurez. Se puede inferir desde esta teoría, que el desarrollo del hombre comprende patrones de comportamientos que no se pueden evitar, que no cambian, que son universales y que no dependen de la sociedad ni de la cultura.
Hall supone que ese desarrollo obedece a factores fisiológicos. Los mismos están determinados genéticamente, son universales e independientes del ambiente socio-cultural.
Esta idea de Hall propicia la práctica de la tolerancia de las conductas inaceptables por parte de padres y educadores ya que las considera como etapas necesarias del desarrollo, asegurando a la vez que dichos comportamientos intolerables desaparecían espontáneamente en la etapa siguiente.
Caso concreto nos menciona que desde los ocho a los doce años, durante la juventud, o preadolescencia, el joven reitera la vida rutinaria del salvajismo. Este es el período en que un individuo está predispuesto a adaptarse, a la ejercitación, el adiestramiento y la disciplina. Es el momento óptimo para el aprendizaje de todo tipo.
Hall menciona algo muy interesante y que puede servirnos en nuestra labor docente, y para lo cual me permito tomarlo y colocarlo textualmente: “Los libros y la lectura son desagradables para el niño, pues el alma y el cuerpo mismos claman por una vida más activa y objetiva, y por conocer de primera mano a la naturaleza y al hombre”. Estos dos elementos principales, las historias y la naturaleza, utilizados mediante los métodos informales del hogar y el entorno constituyen la educación fundamental. Pero en esta etapa otra mudanza de la naturaleza surge como una necesidad que imponen los múltiples saberes y habilidades de nuestra compleja civilización. Debemos trasplantar al mozalbete, lo acepto a regañadientes, a los ocho años, no antes, a la escuela con su imperfecta iluminación, ventilación y temperatura. Debemos cerrar la naturaleza y abrir los libros. Esto es fundamental creo yo pues el adolescente está en una etapa de formación.
Hall describe a la adolescencia como un período de de “tormenta e ímpetu”, términos extraídos de una etapa de la literatura alemana idealista, revolucionario, sentimental, apasionado y trágico.
La adolescencia corresponde a una época en que la humanidad se encontraba en un estado de transición turbulenta. Para Hall, la adolescencia es un segundo nacimiento porque es cuando aparecen las características esencialmente humanas.
El adolescente vive una vida emotiva fluctuante con tendencias contradictorias. Puede expresar mucha energía y actividad desmedida y alternativamente mostrarse indiferente y desganado. Pasar de la euforia a la depresión, de la vanidad a la timidez, del egoísmo al altruismo idealista.
Es una etapa de pureza y de tentación en que el adolescente desea la soledad pero al mismo tiempo necesita integrar grupos y tener amistades, que suelen tener gran influencia sobre él. Puede ser dulce a veces y muy cruel otras, apático y entusiasta. El adolescente desea encontrar ídolos pero rechaza la autoridad. La juventud nunca ha sido expuesta a tantos peligros, perversión y detenimiento como en nuestros tiempos. La progresiva vida urbana con sus tentaciones, precocidad, ocupaciones sedentarias y estímulos pasivos justo cuando lo que más se necesita es una vida activa y objetiva; la emancipación temprana y el debilitamiento del sentido del deber y la disciplina; la prisa por conocer y hacer todo lo que conviene al estado de hombre antes de su tiempo; la enloquecida prisa por la riqueza repentina y las temerarias modas establecidas por su dorada juventud, todo esto carece de algunos reguladores que persisten en países con tradiciones más conservadoras.
Al igual que a Stanley la etapa de la adolescencia me ha parecido uno de los temas más fascinantes, quizá más digno de reverencia que cualquier otra cosa en el mundo, más incitante para el estudio y más necesitada de un servicio que todavía no sabemos cómo orientar con tal precisión que sonara a receta de cocina. Sócrates sabía que no había compañía o inspiración similar. Atendiéndola es como culminan los más elevados instintos de la paternidad y la edad renueva a su juventud. Esto debería hacer de la enseñanza la vocación más humanística, noble y satisfactoria del hombre, así como la mejor salvaguarda contra el pesimismo. La adolescencia son años que constituyen la mejor década de la vida. Ninguna edad es tan sensible a los mejores y más sabios esfuerzos del adulto. Asimismo, en ningún
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