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EL CONOCIMIENTO COMO ACTIVIDAD HUMANA


Enviado por   •  23 de Febrero de 2015  •  2.952 Palabras (12 Páginas)  •  2.581 Visitas

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EL CONOCIMIENTO COMO ACTIVIDAD HUMANA

José Antonio Camargo Rodríguez. Compilador

INTRODUCCIÓN

A pesar de que el conocimiento es una actividad común a todos los humanos no hay un acuerdo acerca de lo que sucede cuando conocemos algo. Por ello ha sido y sigue siendo un tema de permanente de discusión.

No obstante, en la discusión misma es de común aceptación que en el conocimiento se encuentran involucrados los siguientes cuatro elementos:

• El sujeto que conoce.

• El objeto conocido.

• La operación misma de conocer.

• El resultado obtenido, que es la información recabada acerca del objeto, la cual se contiene en los pensamientos o ideas que el sujeto tiene acerca de éste.

El debate que sobre el conocimiento se ha librado en el seno de la Filosofía a través de la historia ha estado alimentado por las distintas formas como estos elementos y su interrelación han sido concebidos o interpretados. Las diversas interpretaciones constituyen lo que conocemos como concepciones, doctrinas o teorías del conocimiento. Entre ellas se cuentan el idealismo, el realismo, el subjetivismo el objetivismo, el empirismo y el racionalismo.

Sin ceñirse a una concepción en particular y más bien acogiendo aportes de varias de ellas, a continuación se hace una descripción de cada uno de los elementos en mención y la forma como ellos se relacionan en la actividad humana de conocer.

CONOCER Y CONOCIMIENTO

“Conocer es aprehender teóricamente los objetos, sus modos y sus relaciones; el resultado de esta actividad es el conocimiento. No obstante, el término «conocimiento» se emplea para designar no sólo el resultado de la actividad de conocer sino también la actividad misma.

“Según el filósofo alemán Nicolai Hartman, pueden enumerarse como rasgos esenciales del conocer los siguientes:

 “El conocer es una relación entre dos miembros, sujeto y objeto, que permanecen distintos entre sí.”

 “Esa relación es una correlación, pues el término sujeto sólo es sujeto en cuanto el otro es objeto suyo.”

 “Ahora bien, esta correlación no es reversible. Ser sujeto es cosa completamente distinta de ser objeto. La función del sujeto es captar, aprehender; la del objeto, ser aprehensible y ser aprehendido.”

 “Esta aprehensión significa para el sujeto, por decirlo así, una invasión en un territorio más allá de él (trascendente). En cambio, para el objeto esto no significa ser atraído a la esfera del sujeto. Al objeto le es indiferente, para decirlo de algún modo, el ser conocido y el punto hasta el cual sea conocido por el sujeto. El objeto no cambia por virtud del conocimiento; el sujeto es el que se modifica en algo. Efectivamente, en el sujeto se produce una conciencia del objeto.”

 “Esta conciencia del objeto puede ser considerada como el hecho de trasladarse al sujeto la constitución del objeto”.

 “La representación del objeto, que nace en el sujeto, se llama ‘objetiva’, por cuanto concuerda con el objeto mismo. En esto, la representación objetiva sigue siendo, para la conciencia, distinta del objeto.”

 “Aunque el sujeto, por decirlo así, recibe las determinaciones del objeto, se comporta receptivamente, no por eso es pasivo. Puede mostrarse activo y hasta espontáneo en el conocer, y tomar parte, esencialmente, en la formación de la representación del objeto.”

 “Puesto que la representación más cabal del objeto permanece distinta del objeto mismo, puede el objeto ser designado como independiente del sujeto, como ‘trascendente’ (más allá) del sujeto. Todo conocer se orienta hacia un ser independiente del sujeto cognoscente (menciona o ‘mienta’ ese ser), y está además convencido de haberlo captado. Esto parece estar en contradicción con la esencia de la relación gnoseológica, según la cual objeto y sujeto como tales se hallan indisolublemente unidos.”

 “Pero ambos términos, sujeto y objeto, no se agotan en su correlación; ambos pueden existir ‘por sí’, desprendidos de esta correlación; bien que en este caso ya no sean sujeto y objeto el uno para el otro. La diferencia estriba en esto: que al deshacerse la correlación, el objeto deja de ser ‘objeto’ (para el sujeto en cuestión), pero el sujeto sigue siendo sujeto (aunque entonces no es sujeto ‘cognoscente’, sino acaso sujeto que siente, quiere, valora)”.

LAS ACTIVIDADES SENSORIAL Y RACIONAL EN EL PROCESO DE CONOCIMIENTO

El conocer implica tanto una actividad sensorial (sensación y percepción) como una actividad racional (el pensar abstracto en conceptos). Estas actividades se exigen la una a la otra. No puede existir un pensamiento abstracto que no esté de alguna manera ligado a lo sensorial. Ello es cierto no sólo en el sentido de que cualquier pensamiento teórico parte, en última instancia, de datos empíricos y se eleva al nivel de lo abstracto como resultado de un análisis más o menos profundo de los datos sensoriales, sino, además, en el sentido –más profundo- de que también el pensamiento abstracto refleja ciertas características sensoriales, por muy genéricas que ellas sean, las cuales constituyen como el reverso de dicho pensamiento. Por lo común, cada generalización conceptual lleva envuelta una generalización sensorial.

Por otro lado, en el desarrollo del proceso cognoscitivo, también la actividad sensorial se enriquece sin cesar. A medida que los datos sensoriales se van incluyendo en nuevas conexiones, la percepción se transforma, se hace más rica y profunda. Para convencerse de que ello es así, basta comparar la percepción del individuo que observa un instrumento de investigación científica sin entender nada acerca de los fenómenos que dicho instrumento permite estudiar, con la percepción del hombre de ciencia que sabe descifrar los datos proporcionados por el instrumento en cuestión: las mismas impresiones sensoriales adquieren, en este segundo caso, un nuevo significado, se percibe en ellas un nuevo contenido objetivo.

A medida que el objeto percibido se incluye en nuevas conexiones, va apareciendo con nuevas características que lo muestran de una forma cada vez más completa. Mediante la actividad racional de abstracción esas nuevas características se fijan en el pensamiento en forma de conceptos. De esta manera el proceso del conocimiento, al ir incorporando los nuevos contenidos que se le brindan en la percepción, en cierto modo vuelve constantemente a la esfera de lo sensorial. No cabe, por tanto, presentar el proceso del conocimiento

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