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El poder del entendimiento y la libertad en Fausto


Enviado por   •  19 de Noviembre de 2015  •  Ensayo  •  2.280 Palabras (10 Páginas)  •  158 Visitas

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El poder del entendimiento y la libertad en Fausto

Roberto Enrique Cuevas Olvera

Introducción

La libertad se presenta como un problema filosófico lleno de interrogantes que afirman su existencia y se preguntan por su significado hasta postulados que dudan de si existe. La preocupación del hombre por su libertad es y seguirá siendo vigente. Pensar en una respuesta definitiva a esta problemática resulta difícil y algunos dirán que imposible. Sin embargo, esto no tiene por qué ser fatal, no me parece pertinente dejar a un lado lo que ya se ha dicho por la imposibilidad de llegar a una conclusión.

Es entonces relevante, no solo regresar a los textos y autores, sino también complementarlos con el uso de otros, en búsqueda de puntos de encuentro que puedan ayudarnos a entender un poco mejor la idea de libertad.  El presente texto expone idea de libertad del hombre contenida en la obra Ética demostrada según el orden geométrico escrita por el filósofo neerlandés Baruch Spinoza y compara los postulados con el personaje protagonista de la obra magna de Johann Wolfgang Goethe: Fausto. 

Tomo el título de este ensayo en relación a la quinta parte de Ética demostrada según el orden geométrico, titulada El poder del entendimiento o de la libertad humana refiriéndome a las ideas y el problema ético que Spinoza resume en este apartado y tomando a Fausto no sólo como un personaje ficticio, sino también como la humanidad en general.

La razón de elegir a Fausto para esta tarea se debe a que, a pesar de su carácter literario, es una obra que utiliza la filosofía para fundamentarse y, más allá de lo que pueda decirse explícitamente dentro del texto, podría abordar entre líneas el problema de la libertad en el hombre. En última instancia, las condiciones por las cuales a Fausto se le fue arrebatada su libertad son condiciones humanas. Por lo tanto, el problema de la libertad en Spinoza vista desde Fausto trasciende, ya no es sólo el problema de un personaje ficticio, sino también, del hombre.

La libertad según Spinoza

Baruch Spinoza fue un filósofo racionalista neerlandés del siglo XVII proveniente de una familia judía, fue excomulgado en 1656 debido a sus opiniones e ideas acerca de Dios. Hay que tomar en cuenta que Spinoza era de un ideal panteísta, afirmaba que Dios es la naturaleza y utilizaba ambos conceptos para referirse a una misma cosa.

En su obra magna Ética demostrada según el orden geométrico, Spinoza expone “mediante definiciones, axiomas y postulados que imitan los tratados de geometría, su propio sistema filosófico”[1]. La obra se divide en cinco partes: I. De Dios, II. De la naturaleza y origen del espíritu, III. Del origen y naturaleza de los afectos, IV. De la servidumbre humana o de la fuerza de los afectos y V. Del poder del entendimiento o de la libertad humana. “En estas últimas partes es donde plantea propiamente el problema ético, en el que se resume todo el sentido de su filosofía”[2].

Al hablar de la libertad del hombre, Spinoza se encuentra en una postura determinista[3] afirma que “todo lo que acontece al hombre, y concretamente sus propias pasiones, es natural y sigue el curso necesario de la naturaleza”[4] La libertad o lo libre según Spinoza es “aquella cosa que existe en virtud de la sola necesidad de su naturaleza y es determinada por sí sola a obrar”[5] Bajo este concepto, Dios es libre, es más, es el único que es verdaderamente libre. El hombre se encuentra determinado por la causalidad.

Sin embargo, Spinoza afirma la posibilidad y el deseo de cierta libertad en el ser humano, pero no se puede alcanzar dicha libertad mientras el hombre se crea libre. “los hombres se equivocan al creerse libres, opinión que obedece al solo hecho de que son conscientes de sus acciones e ignorantes de las causas que las determinan”[6] Entonces, la libertad es, en realidad, hacerse conscientes de nuestro determinismo, de las causas de nuestras decisiones y no de nuestras decisiones en sí. “Y, por tanto, su idea de libertad se reduce al desconocimiento de las causas de sus acciones”[7] Spinoza también describe otro tipo de esclavitud que se encuentra en la lamentación del hombre por su mortalidad.

Spinoza is concerned to show how it is possible to live nobly even when we recognize the limits of human power (…) Take, for instance, death: nothing that a man can do will make him immortal, and it is therefore futile to spend time in fears and lamentations over the fact that we must die. To be obsessed by the fear of death is a kind of slavery.[8]

Entonces, Spinoza, afirma que el único camino hacia la libertad se encuentra en el conocimiento, la razón también se entiende como libertad. Sin embargo, este conocimiento sólo se refiere a la consciencia de no ser libre. Es posible abordar la teoría de la libertad de Spinoza a partir de la servidumbre, tema que aborda en la cuarta parte de la Ética.

Llamo servidumbre a la impotencia humana para gobernar y contener sus afectos, pues el hombre sometido a los afectos no es independiente, sino que está bajo la jurisdicción de la fortuna, cuyo poder sobre él llega hasta tal punto que a menudo se siente obligado, aun viendo lo que es mejor para él, a hacer lo que es peor[9]

La servidumbre somete al hombre a las afecciones, a las pasiones y en general a la necesidad de lo externo, privándolo de la interiorización. “La servidumbre, en definitiva, es la ignorancia (…). Para Spinoza, la libertad se alcanza por el conocimiento, no tiene que ver con la  conducta”[10] Las pasiones son el deseo, la alegría y la tristeza, cualquier otra pasión se explica a partir de estas

Llamamos bueno o malo a lo que es útil o dañoso en orden a la conservación de nuestro ser, esto es, a lo que aumenta o disminuye, favorece o reprime nuestra potencia de obrar. Así pues, en la medida en que percibimos que una cosa nos afecta de alegría o tristeza, en esa medida la llamamos buena o mala, y así, el conocimiento del bien y del mal no es otra cosa que la idea de alegría o tristeza que se sigue necesariamente del afecto mismo de la alegría o la tristeza.[11]

¿Cómo liberarse de la servidumbre? Para esto, Spinoza utiliza términos cartesianos, en específico el criterio de verdad al que René Descartes llega. “Un afecto que es una pasión deja de ser pasión tan pronto como nos formamos de él una idea clara y distinta”[12] Las pasiones son ideas confusas, por lo tanto se nos escapan y no pueden ser dominadas hasta que dejen de ser extrañas para nosotros. Sin embargo, Spinoza afirma lo siguiente “No hay afección alguna del cuerpo de la que no podamos formar un concepto claro y distinto”[13] Por lo tanto, a pesar de que las pasiones sean confusas, todas pueden ser dominadas, dicho dominio es necesario para llegar a la libertad, ya que la servidumbre nos aleja del conocimiento y, como hemos visto, el conocimiento nos lleva a la verdadera libertad. El dominio de las pasiones exige entonces una interiorización.

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