En que consiste la práctica piadosa del Vía Crucis
Enviado por pors2os • 5 de Mayo de 2014 • Tesis • 1.547 Palabras (7 Páginas) • 282 Visitas
1.- En que consiste la práctica piadosa del Vía Crucis
El Vía Crucis es una práctica piadosa a la que nos invita la Iglesia, sobre todo durante la Cuaresma. Significa "Camino al Calvario" y nos recuerda los momentos más fuertes que vivió Jesús desde el momento en que fue aprehendido, hasta su Muerte en la Cruz y su Sepultura. Cada estación de las catorce de que se compone actualmente el vía crucis golpea, como un grito potente, nuestra conciencia de cristianos que «con temor y temblor», pero también confiadamente, caminamos, con nuestros pecados a cuestas, hacia el Gólgota redentor, y hacia la casa del Padre. Al recorrer con la Iglesia cada uno de esos misterios dolorosos, sentimos que el dolor es un gran misterio, si el mismo Hijo de Dios ha querido atravesar la estrecha puerta de acceso y morar en él como en un santuario en el que todo hombre entra alguna vez y en el que define su ignorancia y miseria, al igual que su grandeza espiritual y su elevación religiosa. Juan Pablo II ha escrito: «Mediante el sufrimiento maduran para el reino de Dios los hombres, envueltos en el misterio de la redención de Cristo» (Salvifici doloris, 21).
El vía crucis es recuerdo, memoria histórica, enlace amoroso con aquel primer vía crucis que, desde el pretorio del gobernador romano hasta el monte Calvario, recorrió Jesús de Nazaret, nuestro Camino y nuestro Salvador.
2.- Indicar el significado etimológico de:
A. Satisfacción: del latín satisfactĭo, satisfactiōnis; sentimiento de placer y contento, por haber dado cumplimiento a una necesidad o gusto.
B. Merito: Viene del latín meritum, neutro de meritus; merecer, merecido.
C. Liberación: Viene del latín liberatio; acción y efecto de dejar libre. Liber (libre), -ar (terminación usada para formar verbo), -cion (acción y efecto).
3.- Explicar las razones por las cuales la Redención operada por Cristo fue la más perfecta posible
Relacionar el hecho de la inmaculada concepción con el designio se salvación de Dios significa enlazarlo necesariamente con Cristo, que es el punto focal de tal designio. Los textos bíblicos, hacen resaltar ya el primado de Cristo respecto a toda la creación (Col 1,15.17; Ef 1,10.21; Jn 1,1-3; Ap 1,8), su misión redentora y reconciliadora como cabeza de la iglesia (Col 1,18-20 Ef 1,3-14, Rom 8,3239; Ap 1,5-6). "El centro está en Jesucristo. Todo converge hacia ese punto, todo proviene de aquí y todo conduce ahí. Cristo es el principio, el centro y el fin de todo... Todo intento de comprender un pasaje cualquiera abstrayendo de la persona de Jesucristo terminaría en un fracaso seguro". La necesidad de armonización entre la intuición de fe acerca de la santidad originaria de María y la verdad básica de la redención universal operada por Cristo la vio claramente San Agustín, ofreciendo no la solución, sino el contexto teológico en el que insertar el dato mariano. Desde entonces, dado el peso de la autoridad agustiniana, la inmaculada concepción no se hubiera podido imponer a la conciencia de la iglesia más que a condición de presentarse como un caso de verdadera redención. En otros términos, el honor del Señor, primer argumento favorable a la inmaculada concepción, incluía no sólo la exención de María de toda culpa, sino también, antes aún, el dogma central del cristianismo: Jesucristo, único mediador y redentor.
4.- ¿Bastaba con un solo acto del Dios-Hombre para llevar a cabo la Redención del género humano?
Dios podía haber borrado del mapa a la raza, dándola por perdida; podía también haber perdonado el pecado, sin más. Pero no hizo ninguna de las dos cosas: decidió que el pecado que la naturaleza humana había cometido, en la naturaleza humana debía ser expiado.
El acto por el que Cristo nos redimió fue un acto totalmente humano: la vida que ofreció en sacrificio fue Su vida humana —ofrecer la divina no hubiera tenido sentido—; la Pasión fue sufrida por Su Alma y por Su Cuerpo, y la muerte no fue más que la separación de ambos.
En El, se entregaba entera la humanidad, sin reservarse nada de ella. Era la total obediencia, en contraposición a la desobediencia del pecado del hombre; una total aceptación y un anonadamiento, contra la rebeldía y la autoafirmación del pecado del hombre. Todo ello realizado plenamente en su naturaleza humana.
Pero el que llevó a cabo la acción era Dios: las acciones, como hemos visto, vienen determinadas por la naturaleza, pero son realizadas por la persona; y la persona que poseía esta naturaleza humana, en cuya naturaleza humana todo esto se llevó a cabo, era, es, Dios Hijo. Por ser verdadero hombre, su sacrificio fue verdaderamente humano, de forma que podía reparar por el pecado de la raza humana. Por ser Dios, su acto tuvo un valor infinito, y compensó —sobreabundantemente— no sólo todos
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