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Etica De Tomas


Enviado por   •  24 de Mayo de 2012  •  2.566 Palabras (11 Páginas)  •  525 Visitas

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La Ética

1. Siguiendo, pues, sus raíces aristotélicas Sto. Tomás está de acuerdo con Aristóteles en la concepción teleológica de la naturaleza y de la conducta del hombre: toda acción tiende hacia un fin, y el fin es el bien de una acción. Hay un fin último hacia el que tienden todas las acciones humanas, y ese fin es lo que Aristóteles llama la felicidad. Santo Tomás está de acuerdo en que la felicidad no puede consistir en la posesión de bienes materiales, pero a diferencia de Aristóteles, que identificaba la felicidad con la posesión del conocimiento de los objetos más elevados (con la teoría o contemplación), con la vida del filósofo, en definitiva , santo Tomás, en su continuo intento por la acercar aristotelismo y cristianismo, identifica la felicidad con la contemplación beatífica de Dios, con la vida del santo, de acuerdo con su concepción trascendente del ser humano.

2. En efecto, la vida del hombre no se agota en esta tierra, por lo que la felicidad no puede ser algo que se consiga exclusivamente en el mundo terrenal; dado que el alma del hombre es inmortal el fin último de las acciones del hombre trasciende la vida terrestre y se dirige hacia la contemplación de la primera causa y principio del ser: Dios. Santo Tomás añadirá que esta contemplación no la puede alcanzar el hombre por sus propias fuerzas, dada la desproporción entre su naturaleza y la naturaleza divina, por lo que requiere, de alguna manera la ayuda de Dios, la gracia, en forma de iluminación especial que le permitirá al alma adquirir la necesaria capacidad para alcanzar la visión de Dios.

3. La felicidad que el hombre puede alcanzar sobre la tierra, pues, es una felicidad incompleta para Sto. Tomás, que encuentra en el hombre el deseo mismo de contemplar a Dios, no simplemente como causa primera, sino tal como es Él en su esencia. No obstante, dado que es el hombre particular y concreto el que siente ese deseo, hemos de encontrar en él los elementos que hagan posible la consecución de ese fin. Santo Tomás distingue, al igual que Aristóteles, dos clases de virtudes: las morales y las intelectuales. Por virtud entiende también un hábito selectivo de la razón que se forma mediante la repetición de actos buenos y, al igual que para Aristóteles, la virtud consiste en en un término medio, de conformidad con la razón. A la razón le corresponde dirigir al hombre hacia su fin, y el fin del hombre ha de estar acorde con su naturaleza por lo que, al igual que ocurría con Aristóteles, la actividad propiamente moral recae sobre la deliberación, es decir, sobre el acto de la elección de la conducta.

4. La misma razón que tiene que deliberar y elegir la conducta del hombre es ella, a su vez, parte de la naturaleza del hombre, por lo que ha de contener de alguna manera las orientaciones necesarias para que el hombre pueda elegir adecuadamente. Al reconocer el bien como el fin de la conducta del hombre la razón descubre su primer principio: se ha de hacer el bien y evitar el mal ("Bonum est faciendum et malum vitandum"). Este principio(sindéresis) tiene, en el ámbito de la razón práctica, el mismo valor que los primeros principios del conocimiento (identidad, no contradicción ) en el ámbito de la teórica. Al estar fundado en la misma naturaleza humana es la base de la ley moral natural, es decir, el fundamento último de toda conducta y, en la medida en que el hombre es un producto de la creación, esa ley moral natural está basada en la ley eterna divina. De la ley natural emanan las leyes humanas positivas, que sean aceptadas si no contradicen la ley natural y rechazadas o consideradas injustas si la contradicen. Pese a sus raíces aristotélicas vemos, pues, que Sto. Tomás ha conducido la moral

La Ética

Santo Tomás sostiene que todos los hombres obran por un fin, y que los diversos fines pueden ser, a su vez, medios para la obtención de otro fin.

Afirma que todo el universo, incluido el hombre, ha sido creado por un ser perfecto, eterno, infinitamente poderoso e inteligente, que da razón de ser al orden natural del cosmos, de los seres animados y del hombre. Dios es la causa primera de todas las criaturas, orientadas en conformidad con su propia naturaleza, a su perfección.

Santo Tomás analiza los distintos tipos de bienes en los cuales el hombre puede buscar la felicidad.

El ir descartando los distintos bienes para afirmar como conclusión que Dios puede constituir la única felicidad, es solo el primer camino que emprende Tomás; tal como lo hizo Aristóteles, ensaya una segunda vía para afirmar la misma conclusión: el alma tiene dos potencias o facultades, la inteligencia y la voluntad. La voluntad es el apetito que tiende al bien, pero no es capaz de conocer por sí mismo sino que apetece aquello que la razón le muestra.

La razón, es capaz de conocer o aprender la esencia de las cosas. Este conocimiento es diferente del que nos brindan los sentidos.

La razón práctica es aquella capaz de conocer el bien; por lo tanto, puede conocer el bien universal, y éste es el objeto de la voluntad.

Sin embargo, la voluntad nunca quedará completamente satisfecha, puesto que ella desea el bien ilimitado y no lo encuentra en el orden natural. No obstante, ese bien existe y es Dios.

Podemos diferenciar entonces, dos tipos de felicidad: una imperfecta y natural, propia de esta vida y otra perfecta y sobrenatural, inaccesible durante nuestra actual existencia.

Para que el hombre comience a obrar bien irá incrementado las virtudes, que son disposiciones estables para obrar bien, es decir, "refuerzos" que reciben nuestras facultades que facilitan el obrar recto.

Las virtudes se clasifican en las intelectuales y las morales. Las primeras perfeccionan el intelecto, las segundas, la voluntad y los apetitos.

Las virtudes morales son tres: la justicia, la fortaleza y la templanza. La virtud intelectual principal es la prudencia que nos permite determinar el termino medio. Esta rige a los otras, de manera que, cuando se obra bien, los apetitos sensibles se encuentran guiados por la razón.

Al obrar guiados por la razón, estaremos obrando también conforme a la ley natural que orienta nuestros actos hasta el fin último, es decir Dios.

E- ETICA DE SANTO TOMAS

Con Tomás existe una contestación a la tradición patrística, donde la razón de la filosofía era la búsqueda de la felicidad; para San Agustín, de fuerte influencia platónica, la máxima “Todos deseamos ser felices” se contrapone con el nuevo principio de Tomás, de gran influencia aristotélica, “Todo hombre desea conocer”. Por supuesto este pensamiento distinto de la filosofía tendrá una influencia muy importante en la concepción ética. (3).

El

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