Pedagogía del amor
Enviado por Juan Jose Garcia Guerra • 19 de Junio de 2019 • Ensayo • 4.625 Palabras (19 Páginas) • 272 Visitas
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Pedagogía del amor
Ensayo
Venezuela viene de un largo proceso de formación y deformación, una historia cargada de una gran riqueza cultural pero al mismo tiempo una gran alienación del pensamiento, no en vano predico el libertador Simón Bolívar el que “un ser ignorante es instrumento ciego de su propia destrucción” o aquella queja, si, queja, cuando dice “nos han dominado más por la ignorancia que por la fuerza” en lo que es una muestra evidente de que la dominación de la que fue víctima esta nación está sustentada en mantener al pueblo sumido en el desconocimiento ya que así es fácil para los pocos que tienen o poseen luces manipular a su antojo a aquellos que no tienen la posibilidad de acceder al saber. Ante este panorama se erige como elemento vital de construcción y formación de una sociedad más justa, más humana, mas fraterna, donde la persona en toda su integridad sea centro del quehacer; el (la) docente, educador(a) maestra(o) o profesor(a) como el pilar en el que se sustenta la construcción de esa nueva sociedad, pero, no cualquiera, este educador, docente o profesor debe y tiene que cumplir con un perfil especial, que va más allá de tener uno o varios títulos universitarios, que al final esta condición ha servido para justificar ciertas acciones que han vulnerado o truncado procesos transformadores, es el caso que se presenta a veces en los planteles donde hay docentes que enseñan con el ejemplo de vida y sin embargo lo desechan los supertitulados por, según ellos, no cumple con los “requisitos”; con esto no se está menospreciando el hecho de tener títulos, al contrario es necesario poseerlos, pero lo que se debe evitar es que todo se centre en torno a que solo el título sea la condición que prive para enseñar, se tiene ir mas allá de lo académico, hay ver lo afectivo, especialmente en estos momentos de grandes retos y conflictos en los cuales los mas pequeños y débiles son los más afectados.
Entonces Para que se genere verdaderos cambios, hay que reorientar la función social de la escuela y reinventarla como constructora y propagadora de nuevos valores, orientada a formar ciudadanos en una dimensión humanista, científica, ética, y política. Por tanto la labor de la enseñanza necesita replantear su práctica pedagógica donde la relación maestro(a)-estudiante venga dada por el proceso de dialogicidad, una relación no asimétrica, donde todos aprenden de todos y fundamentalmente de aquello que se realiza de manera conjunta, debe ser una práctica diferente creadora de espacios de expresión y de dar un nuevo sentido a la vida cotidiana.
La enseñanza como práctica emancipadora es una actividad que necesita precisarse en su sentido e intencionalidad, la práctica es una actividad liberadora, comprometida con la transformación. La práctica docente como acto de enseñanza, como praxis no debe ser acción antagónica al desarrollo social de la humanidad. Paulo Freire lo expresaba así: “…no hay palabra verdadera que no sea unión inquebrantable entre acción y reflexión, de ahí que decir la palabra sea transformar el mundo…” (Freire, 1999).
Giroux propone que los educadores luchen colectivamente como intelectuales transformadores para hacer de las escuelas esferas democráticas donde todos los niñas y niños, a despecho de la raza, el sexo, y la edad puedan aprender de lo que significa ser capaces de participar plenamente en la lucha continua para hacer de la democracia el medio por el cual ellos amplíen el potencial y las posibilidades de lo que significa ser humano y vivir en una sociedad justa.
Hoy urge el impulso de una educación emancipadora donde el conocimiento no se estudia por sí mismo, sino que es contemplado como una mediación entre el individuo y la realidad social más amplia (Girux).
La educación emancipadora consiste en el valor de la libertad, la importancia de la justicia y el significado de la autodeterminación. Se debe garantizar una enseñanza emancipadora, libre, en igualdad con la idea de cambiar su situación actual, donde los estudiantes sean los promotores de su propio desarrollo en todos los aspectos de su vida.
Para alcanzar los cambios que se requieren se propone fijar la mirada en las propuestas hechas por grandes educadores que han dejado una estela, un sendero marcado al cual han tratado sembrar de arbustos para desviar el caminar y orientarnos a un nuevo coloniaje aún más pesado que el anterior del cual estamos luchando aun por salir.
Estos cambios parten de que se comience a implementar una pedagogía del dialogo, como estipula (Freire 1970) La teoría de acción ideológica establece que la naturaleza del ser humano, es de por sí, dialógica, y cree que la comunicación tiene un rol principal en nuestras vidas, estamos continuamente dialogando con otros, y en este proceso es donde nos creamos y nos recreamos.
Freire también indica que el aprendizaje dialógico es el resultado del dialogo igualitario; en otras palabras, es la consecuencia del dialogo en el que diferentes personas dan argumentos basados en pretensiones de validez y no de poder. El aprendizaje dialógico se puede dar en cualquier situación del ámbito educativo y conlleva un importante potencial de transformación social. También en este punto es importante mencionar las comunidades de aprendizaje, que según José Ramón Flecha constituyen un proyecto educativo que tiene por objeto, la transformación social y cultural de los centros educativos y sus alrededores, enfatizando la importancia del dialogo igualitario entre todos los miembros de la comunidad, incluyendo el profesorado, estudiantes, familias, entidades y voluntarios.
En este sentido, Biesta 1995; Burbules Y Bruce, 2001 definen La educación dialógica como el progresivo reconocimiento en la teoría y la práctica de que la enseñanza salga del estrecho marco de la transmisión de contenidos a un sujeto que los acumula, para pasar hacer buen uso de las capacidades cognitivas del estudiante permitiéndosele cuestionar y someter a examen la información, discutirla con sus pares y construir conocimientos con ellos, en un marco de interacción comunicativa verdadera, guiadas por pautas de equilibrio en la participación y la búsqueda colectiva de sentido. Este es el verdadero sentido del dialogo.
De igual forma, Soler en 2004 en su teoría del Yo dialógico: Se sitúa, por lo tanto, como eje entre la instrucción, adhiriéndose de este modo a los tres hallazgos científicos que estipulan que la difusión del conocimiento es altamente eficiente, que el aprendizaje es un proceso activo y constructivo y que el aprendizaje auto-administrado brinda un aprovechamiento flexible y de larga duración de lo aprendido.
Para lograr el éxito este proceso de cambios los educadores y educadoras deben asumir un rol sin el cual todo se quedara en teorías, ese papel es de ser líderes, es así como el Maestro Luis Beltrán Prieto Figueroa plantea “…La formación del maestro como líder, es necesario para el proceso y estabilidad de la sociedad, por tanto, recomienda seleccionar un sistema apropiado de educación, que forme en ellos la conciencia de sus responsabilidades sociales y le habilite para la dirección democrática y la capacidad de servicio dentro y fuera de la escuela…” Este líder debe: Promover la unidad del grupo, creando conciencia colectiva; ejercer una función administrativa del grupo, coordinar actividades; delegar funciones y vigilar la ejecución en el grupo; realizar planes y proyectos en función del bien común y comunicar las acciones y socializar las acciones.
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