TP De Auschwitz A La Esma Filosofia-Derecho-Uba

Introducción:

En este trabajo busco valerme de los conocimientos obtenidos en la materia, a través de la aplicación de los mismos en diferentes situaciones particulares que me tocó conocer. Tratar, básicamente, de relacionar diferentes textos que forman parte de la bibliografía con hechos reales, historias de gente que, de alguna manera, fue tocada por la dictadura. Historias a las que tuve acceso a través de familiares, amigos o, incluso, de los mismos protagonistas.

Gastón tenía 26 años y militaba en la Juventud Peronista. El 24 de marzo de 1976 lo secuestraron para posteriormente torturarlo y asesinarlo. Tenía un hijo de 6 años y, junto a Ana, su compañera, estaban esperando un bebé. Algunos meses después, Ana también fue desaparecida y su bebé, apropiado.

La dictadura terminó en 1976, pero fue recién en el año 2011 cuando se condenó a Luís Patti como principal responsable del crimen de Gastón, entre otros.

Mientras tanto, durante todos esos años que se tomó la justicia para llegar, Patti continuó con su carrera como policía, hasta que en 1993 decidió dedicarse a la política para terminar convirtiéndose en intendente del Partido de Escobar. Fue elegido por el 73% de los habitantes de aquel pueblo, el mismo donde él había secuestrado, torturado y asesinado a sus vecinos.

En Escobar los secuestrados eran llevados a la misma comisaría, ubicada en pleno centro de la pequeña ciudad. Allí eran sometidos a vejaciones y torturas en un camión celular ubicado en la parte de atrás de la misma. Son muchos los que prefirieron hacer la “vista gorda”, los que decidieron no involucrarse, los que decidieron pensar que “seguramente algo habían hecho” (como se repite, todavía, entre algunos miembros de la población escobárense) y los que después prefirieron dejar absolutamente de lado lo ocurrido para plantear que “si Patti es un buen intendente, entonces no importa su pasado”.

Lo que sucedió en Escobar es una replica de lo sucedido en todo el país durante la dictadura. Mientras se producían secuestros, torturas, violaciones, asesinatos, robos de bebés; la población se mantenía indiferente. Estos hechos fueron perpetrados ante la mirada de una población que se mantuvo en silencio, quizá por el miedo, quizá por el no interés o tal vez por la empatía con el régimen militar.

Daniel Goldhagen, al referirse a lo sucedido en Alemania en épocas de nazismo, plantea la existencia de un ‘ideal eliminador’. Hace referencia a esos sectores de la sociedad que aceptaban e incluso apoyaban lo que sucedía con la población judía en aquella Alemania. Sostiene que, cada uno de esos sectores, contribuyó a su manera con lo sucedido.

En nuestro país, puede decirse que pasó algo similar. La dictadura tuvo una clara participación civil (por eso se dice que fue una dictadura cívico-militar). Los grandes grupos económicos, la Iglesia, los medios de comunicación, entre otros, contribuyeron desde su lugar para que hubiera una dictadura y para que las atrocidades ocurridas durante la misma se sucedieran.

Goldhagen plantea que cierta parte de la población alemana quería deshacerse de los judíos: algunos sostenían que había que eliminarlos, otros preferían deportarlos y para algunos bastaba con privarlos de sus derechos. De cualquier manera, para Goldhagen, en todas esas opiniones subyace el ideal eliminador. En nuestro país, una parte de la población quería deshacerse de los llamados ‘subversivos’. Querían acabar con aquellos que tenían una ideología política contraria a la de su conveniencia. Querían acabar con el movimiento obrero que no les permitía lograr sus objetivos. Tenían la idea de un modelo de país y un proyecto económico de fondo. Y detrás de la necesidad de deshacerse de aquellos que no les permitían avanzar con el mismo, subyacía este ‘ideal eliminador’. Necesitaban eliminar a este grupo de personas y no dudaron en hacerlo, en aplicar torturas, ni siquiera dudaron a la hora de robar bebés.

No se puede generalizar, pero es claro que sin la participación civil, la dictadura y todos los horrores que se cometieron durante la misma no hubieran sido posibles. Gastón estuvo secuestrado y fue torturado en pleno centro la ciudad de Escobar, así como otros cientos sufrieron la misma suerte en otros campos que estaban aún muchísimo más expuestos (como la Esma, en pleno centro porteño). Mientras ellos se convertían en seres sin derechos, mientras eran vejados, violados y torturados, afuera la vida continuaba. A metros la vida continuaba, como si nada. Y esto no hubiera sido posible sin una sociedad que se mantuvo en silencio. No hubiera sido posible sin una Iglesia cómplice; sin medios de comunicación que hablaran de ‘total normalidad’; sin grupos empresarios que aportaran lo suyo a través de, por ejemplo, entregar a los delegados de las fábricas; sin aquella gente dispuesta a robarle la identidad a un bebé.

El historiador italiano Enzo Traverso , al referirse al holocausto judío, plantea que el mismo existió realmente muchos años después cuando el mundo estuvo dispuesto a escuchar lo

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