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Teoría de la educación de Paciano Fermoso


Enviado por   •  30 de Julio de 2021  •  Resumen  •  4.486 Palabras (18 Páginas)  •  1.411 Visitas

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FICHA ANALÍTICA

Nombre del alumno: Joselin Aimeé Rojas Contreras    Fecha: 10 de julio de 2021

 Paciano, F. E. (1990). “Teoría de la educación”. 11-94. 3ª ed. México: Trillas.

Teoría educativa      Naturaleza           Religión        Trabajo

Filosofía                    Pensamiento      Pedagogía     Derechos

Metafísica                 Epistemología    Público           Deberes

Axiología                  Ideas                    Gratuidad      Estado

Educación                Método                Democracia

Valores                     Sociedad             Praxis

Este libro de Paciano Fermoso se divide en cuatro partes, en esta ocasión solo se abordará la primera parte a la que él titula “Teorías Educativas”, esta primera parte está conformada por cinco capítulos: “El experimentalismo de John Dewey; “El marxismo con teoría educativa”; “El análisis filosófico y la educación”; “Aportaciones hispánicas a la teoría de la educación: los europeizantes” y “espiritualismo y perennialismo”.

En el primer capítulo el autor analiza y explica la teoría de John Dewey, una teoría que se basa en la experiencia y que está influenciada por el idealismo hegeliano, la filosofía norteamericana que se denominó pragmatismo que él lo contextualizó como una línea educacional y psicológica, posteriormente se vio cautivado por el evolucionismo darwiniano en donde aportó tres conceptos principales: la noción de la experiencia, la naturaleza del hombre y del pensamiento humano, y la negación de fines fijos. Finalmente Dewey se caracteriza por ser funcionalista.

Dentro de su filosofía él la define como la teoría general de la educación a lo que el autor añade que “solo cuando veamos las relaciones entre el pensamiento y la experiencia, cuando comprobamos que el origen del pensamiento es la incertidumbre en la materia a experimentar, cuando comprendamos que la filosofía es un pensamiento que resuelve los conflictos y perplejidades existentes entre los intereses y aspiraciones institucionales, habremos sentado las premisas para potenciar la doctrina de Dewey”.

La epistemología de Dewey está muy marcada por el evolucionismo, ya que, considera a la inteligencia como un instrumento que evoluciona y se desarrolla como un paso hacia el mejoramiento que te da la capacidad para solucionar problemas y situaciones nuevas; el pensamiento lo considera en cuatro fases: la experiencia, la disposición de datos que el alumno extrae de su memoria, observación, lectura y comunicación, las ideas y la aplicación y comprobación,                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                              que es lo que le da significado y sentido a la realidad;  desde este punto de vista instrumentalista, Dewey dice que el conocimiento es algo que hacemos con el análisis físico y activo, entonces los significados lógicos serán puntos de vista, actitudes y métodos para avanzar hacia los hechos, y la experimentación será esencial para la verificación.

Pasando a su axiología podemos decir que se rige por valores que el cataloga como valores extrínsecos o instrumentales y valores intrínsecos o per se; los primeros son valores externos de juicio o de comparación que dan pie a la jerarquización, es decir, suponen un más y un menos, un mejor y un peor; los segundos bienes apreciables por su utilidad y por último se menciona el valor supremo que se describe como “el desplegamiento pleno, armonioso, rico en perspectivas y posibilidades ulteriores, de nuestras facultades activas”. En este mismo sentido se encuentra su ética que habla de valores morales que se reconstruyen conforme se desarrolla un individuo y produce cambios sociales; también menciona la religión que para Dewey es un estilo de vida libre de superstición que radica en la imaginación donde el hombre ve sus ideales como realizables.

En su Teoría, Dewey describe a la educación como un proceso mediante el cual se forman disposiciones intelectuales y emocionales, respecto a la naturaleza y los hombres envolviendo la experiencia, la reconstrucción, la reorganización y la capacitación para seguir experimentando con los siguientes aspectos: aspecto neurobiológico en donde la educación facilita el proceso adaptativo de la inteligencia, el pensamiento, la experiencia, la moral y la religión; aspecto psicológico de la educación (percepción, mente y conducta); y el aspecto moral religioso.

El credo pedagógico de John Dewey tiene como principio el interés que crea seducción en la tarea a realizar; el aspecto psicológico y social;  la escuela como institución social, es decir una comunidad; la escuela ha de estar de acuerdo con la vida real, para esto él dice que una escuela optima no es aquella que almacena conocimiento sino la que capacita para afrontar y resolver situaciones.

El fin de la educación es que nosotros somos nuestro propio fin porque “la vida es desarrollo y el desarrollo, el conocimiento, es vida”. Los fines son metas y objetivos, las metas son un medio para alcanzar el fin, los objetivos son una ilusión que se proyecta al futuro y la aspiración es un fin previsto, esta aspiración en la educación debe fundarse mediante: “las necesidades y actividades intrínsecas del educando; debe traducirse en el método de cooperación; sugerir el tipo de ambiente necesario para liberar y organizar estas capacidades, y no ser demasiado abstracta y general”.

Por otro lado en su sociología el habla de una escuela pública, gratuita, democrática que tenga como objetivo el desarrollo y crecimiento del individuó y su adaptación a la sociedad. Para finalizar el habla de la filosofía de la educación para lo que dice que “la filosofía nace, se desarrolla y tiene sentido únicamente si modifica los conocimientos pedagógicos”, es decir, que son lo mismo.

Pasando a segundo capítulo se habla sobre el marxismo que se caracterizó por una teoría comunista y sociológica basada en el trabajo y cuyo principal exponente es Marx, su epistemología dice que lo real es el origen del conocimiento y la praxis es su objetivo. En este caso el conocimiento es cuantitativo conocemos más cosas acerca de la realidad que generaciones pasadas y lo mismo pasará con generaciones futuras; también, es cuantitativo porque el sentido de los hech0os se irá mejorando conforme se vaya descubriendo la realidad.

La filosofía marxista está basada en la alienación que es una manera de vivir y de existir, por tanto, un compromiso también. Este libro se centra en solo tres: alienación económica que está relacionada con la frustración del trabajador al no ser correspondido con sus esfuerzos; el trabajador esta alienado con la sociedad y en la alienación religiosa las formas existenciales de la religión son: la resignación, la justificación trascendente de las injusticias sociales y “el efecto sedante que pretende se ejerza sobre el proletariado su miseria”, finalmente la alienación política cuya finalidad del Estado es proteger la propiedad privada.

En esta teoría educativa hay una unión entre escuela y trabajo, se entiende a la educación como la acción de “preparar al educando para que dialécticamente se abra a la naturaleza, al trabajo y a la sociedad”, entonces, su finalidad es capacitar al individuo a través de la adquisición de un oficio o profesión, así como para la lucha y la revolución, y al mismo tiempo desarrollar el interés por la sociedad en la que están inmersos. En pocas palabras, el comunismo pretende que mediante la educación se logre mentalizar a los ciudadanos, teniendo como objetivo social “suprimir la degradación y la unilateralidad en la que vivía el hombre capitalista”, entonces, al mismo tiempo se pretende crear un hombre nuevo, politizarlo y socializarlo; preparar a los alumnos para el trabajo; desaparecer el analfabetismo; la elevación del nivel escolar.

Esta teoría marxista se rodea de necesidades vitales y la preparación del hombre para superarlas. Pretendiendo lograr una sociedad sin clases se distingue un “reino de la necesidad” llamado así porque el trabajo es el concepto clave de su doctrina reflexionando sobre su condicionamiento, su dinámica, su evolución histórica y en su valor económico. Por otro lado, el “reino de la libertad” corresponde a asignaturas humanas que forman al hombre no un sentido técnico y por esa razón es que son vistas como cultivo extraescolar que serán destinadas a las horas de ocio y tiempo libre.

La política marxista se basa en una escuela gratuita y laica, es decir, que la religión ni siquiera el estado podrá formar parte.

Pasando al capítulo tres titulado “El análisis filosófico y la educación”, el autor nos habla precisamente del análisis filosófico para lo que menciona a L. Wittgenstein quien dijo que “el objeto de la filosofía es la clarificación lógica de los pensamientos y que el resultado de la filosofía no es una cierta cantidad de proposiciones filosóficas, sino hacer que las proposiciones sean claras”. Para esto Fermoso menciona que el análisis filosófico es más bien una epistemología formal que se interesa por el significado y la verificación y no tanto por la verdad, así termina siendo un análisis del lenguaje que se divide en formal e informal.

El análisis formal está marcado por la influencia de una actitud científica en el campo filosófico que se extiende a la formulación matemática de los conceptos, en pocas palabras se centra en la filosofía de la ciencia; dentro de la educación le corresponde evaluar la lógica de los conceptos y los razonamientos a través de la clarificación, entonces, su objeto de estudio es la terminología usada por los científicos de la educación en sus investigaciones y escritos. Por otro lado, el análisis informal no se basa en el lenguaje científico, sino en un lenguaje común que puede llegar a ser tan correcto y expresivo como el lenguaje formal; desde este punto de vista Kneller dice que “el análisis informal ha correspondido mejor a las necesidades de la educación” porque este lenguaje es el que se desarrolla en la mayor parte de la contribución pedagógica, además, clarifica el lenguaje común y taxonómico para enseñar a usarlo con propiedad; facilita la comunicación entre los mismos educadores y, entre alumno y maestro. Finalmente, McMillan distingue tres etapas en el análisis informal: “una investigación rigurosa de los significados posibles del concepto a analizar; la definición de uno o más significados del término en cuestión; y un examen de las implicaciones de estos significados en las teorías educativas que usen actualmente el término o concepto”.

En el capítulo cuatro que se tituló “Aportaciones hispánicas a la Teoría de la educación: los europeizantes”, se habla sobre dos teorías de la educación, en primer lugar la tradicionalista y en segundo la liberal. Se habla particularmente sobre la libertad dentro de la escuela como una institución en donde se remarca una escuela laica, es decir que ni la iglesia ni el estado podían formar parte de la educación.

Dentro de las primeras aportaciones se encuentra la Institución Libre de Enseñanza que se distingue por la exclusión de la iglesia, pues se piensa que “el valor del hombre no radica en dios, ni siquiera en la sociedad organizada, sino en sí mismo”, teniendo como objetivo formar hombres con ideales, que sepan guiar su camino y prosperar.

Aquí se destaca Francisco Giner de los Ríos quien dijo que “la educación debe ser integral y no mero cultivo de la inteligencia” desmeritando algunas prácticas como el memorismo y los exámenes porque en lugar de estudiar para comprender y aprender, se estudia para rendir en un momento específico.

Él propuso que en materia religiosa lo mejor era la neutralidad religiosa, la tolerancia y el aprecio de todos los cultos, ya que, dentro de su moral las buenas costumbres logran el equilibrio interior y exterior de una persona, que lo ennoblece y dignifica.

Luego de esto surgen las escuelas laicas y anarquistas cuyo fundador es Francisco Ferrer Guardia, estas escuela están basadas primicialmente por la exclusión de la iglesia en la educación, pero además sus fines educativos eran alejar las tradiciones que oscurecen la razón y perfeccionar su corazón con justicia para conocer sus deberes morales, buscar la verdad, la gratitud y la tolerancia, sus deberes cívicos y el respeto para con el Estado. Entonces, la escuela anarquista o la escuela moderna se distinguía por el respeto y por la libertad que según este pensamiento era la única manera de perfeccionar el mundo. Esta forma de pensar está inspirada en el positivismo de Comte que favorecía la enseñanza integral y la perdida de creencias, también se basaba en la espontaneidad que sería alcanzada al insertar al niño en la naturaleza.

En el último capítulo, capítulo cinco, titulado “Espiritualismo y perennialismo españoles”, se habla precisamente del perennialismo que tiene rasgos del espiritualismo católico, su teoría educativa tiene como fundamento delimitar los alcances de la filosofía y la teología de la iglesia católica, entonces, se puede decir que es una teoría filosófico-teológica cuya ideología pedagógica es la metafísica escolástica y la antropología. La teoría perennialista tiene una tesis de inmutabilidad porque “los valores, los bienes, los fines y el ser se armonizan y sustentan”; también es una teoría de esfuerzo en el sentido de que tiene una íntima convicción deudora de la filosofía y la teología, la primera es el principio de operación gracias a los hábitos que se adquieren en el ejercicio y la segunda apoya al esfuerzo porque ve en él una purificación y liberación de las cargas originales.

Esta mentalidad cristiana está reforzada por dos concordados cuya materia se llama “materia mixta”, una de estas es la educación en donde la sociedad civil y la iglesia tienen derechos y deberes en materia educativa, entonces, se dice que “la educación que abarca todo hombre individual y socialmente pertenece a estas tres sociedades necesarias (familia, iglesia y Estado), en medida proporcional y correspondiente a la coordinación de sus respectivos fines”, es por esto que, la escuela desempeña el papel de secundariedad y subsidiariedad: en primer lugar porque “por derecho y como por la evolución histórica, la familia y la iglesia fueron los primeros educadores, y la misión de la escuela es complementar y suplir a la familia y a la iglesia”. Por otro lado, los perennialistas han recordado al Estado la obligación de la subsidiariedad, puesto que, para que los padres sean libres de elegir la escuela para sus hijos, le corresponde al estado distribuir ayudas públicas.

Los rasgos de los perennialistas son tres: el adoctrinamiento y dogmatismo basados en la religión y la política; las constituciones y reglas de los fundadores, y la ausencia de escuela experimentales originales.

Este libro menciona a dos autores representativos del perennialismo, como es Andrés Majón, quien fundó las escuelas del Ave María, un tipo de escuela imbuida en la teoría perennialista. Esta escuela, también, era de enseñanza al aire libre, puesto que, se crearon para los gitanos de vida móvil y por esa razón son escuelas gratuitas, otra cosa que la caracteriza es la forma de enseñar, para Andrés Majón “hay que enseñar haciendo, para educar enseñando” , por esto es que la enseñanza se caracteriza por el juego, él dice que “ el juego es la única asignatura del niño hasta los cinco años; la principal, de los seis a los nueve; la indispensable, de los 10 a los 14, y la más saludable e higiénica, hasta los veintiún años, y el educador que de ella no se ocupe ni preocupe, no vale la pena educar”. Fueron escuelas humanas porque le dan gran importancia a los derechos y a la dignidad, pues un buen hombre, es un hombre moral, trascendente y religioso, armónicamente educado en equilibrio de fuerzas y facultades; un hombre con personalidad propia y carácter. “Es un humanismo integrado e integral que huye igualmente del intelectualismo y del voluntarismo, del racionalismo y del moralismo”.

Esta escuela tuvo un carácter de escuela libre en el sentido de respeto a la libertad de los educadores, es decir, el respeto a la elección responsable de textos, maestros, matrículas, etc. Además, tuvo un sentido cívico y social porque “enseñar  y educar en español a los niños quiere decir en el conocimiento y amor a España, como a los hijos más pequeños y predilectos de la Patria, de la cual son esperanza los herederos de la tradición y sangre, los continuadores de su historia y los futuros defensores e impulsadores de la misma”.

La escuela del Ave María fue una escuela cristiana porque Majón le dio a la iglesia el control absoluto de la enseñanza, también fue una escuela paternal en donde los padres están atentos a las necesidades, son comprensivos y protectores, y por último, fueron escuelas de coeducación porque permitió la mezcla de ambos sexos y formó una comunidad educativa integrada por los padres, la iglesia, la escuela y la sociedad.

Al final de esta primera parte del libro se menciona un último autor que representa de igual manera al perennialismo, Ramón Ruiz Amado y Contreras.

Él inició el autodidactismo pedagógico con lecturas de los clásicos modernos de Europa, el inspirador de su teoría fue Herbart con el único detalle de que Ruiz Amado si permitía establecer relaciones personales epistolares con los grandes de la pedagogía norteamericana. La educación para él es un proceso de moralización porque “el blanco de la educación es la personalidad moral y la realización de su fin consiste en convertir la ley moral en norma constante de los actos del niño y del hombre”. Igualmente menciona la educación integral como aquella que perfecciona todas las facultades, y la educación formal que “nace del deseo de ennoblecer toda la personalidad y no se interesa por el objeto conocido, sino por el sujeto enriquecido con ese conocimiento”, entonces, “inspira a conocer tanto cuanto sea suficiente para el desarrollo de las facultades subjetivas”.

Para Paciano Fermoso, la importancia que tiene Ruiz Amado no es más que la de un luchador que repite la doctrina de su grupo al que enriquece, pero no hace cambiar porque no aporta demasiadas cosas nuevas.

(Aportaciones del autor)

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