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Ética A Nicómaco - Resumen


Enviado por   •  5 de Abril de 2012  •  1.895 Palabras (8 Páginas)  •  1.540 Visitas

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Ética a Nicómaco (Selección de textos)

Libro I: Sobre la felicidad

1.1.¬ Introducción: toda actividad humana tiene un fin

Todo arte y toda investigación e, igualmente, toda acción y libre elección parecen tender a

algún bien; por esto se ha manifestado, con razón, que el bien es aquello hacia lo que todas las cosas

tienden. Sin embargo, es evidente que hay algunas diferencias entre los fines, pues unos son

actividades y las otras obras aparte de las actividades.

1.2.¬ La ética forma parte de la política

Si, pues, de las cosas que hacemos hay algún fin que queramos por sí mismo, y las demás

cosas por causa de él, y lo que elegimos no está determinado por otra cosa ¬pues así el proceso

seguiría hasta el infinito, de suerte que el deseo sería vacío y vano¬, es evidente que este fin será lo

bueno y lo mejor. ¿No es verdad, entonces, que el conocimiento de este bien tendrá un gran peso en

nuestra vida y que, como aquellos que apuntan a un blanco, alcanzaríamos mejor el que debemos

alcanzar? Si es así, debemos intentar determinar, esquemáticamente al menos, cuál es este bien y a cuál de las ciencias o facultades pertenece. Parecería que ha de ser la suprema y directiva en grado sumo. Ésta es, manifiestamente, la política.

1.3.¬ Dificultad de la ciencia política

Cuando se trata de la política, el joven no es un discípulo apropiado, ya que no tiene

experiencia de las acciones de la vida, y los razonamientos parten de ellas y versan sobre ellas;

además, siendo dócil a sus pasiones, aprenderá en vano y sin provecho, puesto que el fin de la

política no es el conocimiento, sino la acción. Y poco importa se es joven en edad o de carácter

juvenil; pues el defecto no radica en el tiempo, sino en vivir y procurar todas las cosas de acuerdo

con la pasión. Para tales personas, el conocimiento resulta inútil, como para los incontinentes; en

cambio, para los que orientan sus afanes y acciones según la razón, el saber acerca de estas cosas será muy provechoso.

1.4.¬ Principales modos de vida

El vulgo y los más groseros identifican el bien y la felicidad con el placer, y, por eso, aman

la vida voluptuosa ¬los principales modos de vida son, en efecto, tres:

la que acabamos de decir, la política y, en tercer lugar, la contemplativa¬. La generalidad d ellos

hombres se muestran del todo serviles al preferir una vida de bestias.

En cambio, los mejor dotados y los activos creen que el bien son los honores, pues tal es ordinariamente el fin de la vida política. Pero, sin duda, este bien es más superficial que lo que buscamos, ya que parece que radica más en los que conceden los honores que en el honrado, y adivinamos que el bien es algo propio y difícil de arrebatar.

El tercer modo de vida es el contemplativo, que examinaremos más adelante.

En cuanto a la vía de los negocios, es algo violento, y es evidente que la riqueza no es el Bien que buscamos, pues estil en orden a otro.

1.5.¬ El bien del hombre es un fin en sí mismo, perfecto y suficiente

Pero volvamos de nuevo al bien objeto de nuestra investigación e indaguemos qué es. Porque

parece ser distinto en cada actividad y en cada arte: uno es, en efecto, en la medicina, otro en la

estrategia, y así sucesivamente. ¿Cuál es, por tanto, el bien de cada una? ¿No es aquello a causa de

lo cual se hacen las demás cosas? Esto es, en la medicina, la salud; en la estrategia, la victoria; en la

arquitectura, la casa; en otros casos, otras cosas, y en toda acción y decisión es el fin, pues es con

vistas al fin como todos hacen las demás cosas. De suerte que, si hay algún fin de todos los actos, Éste será el bien realizable, y si hay varios, serán estos.

Sencillamente, llamamos perfecto lo que siempre se elige por sí mismo y nunca por otra cosa. Tal parece ser, sobre todo, la felicidad, pues la elegimos por ella misma y nunca por otra cosa, mientras que los honores, el placer, la inteligencia y toda virtud, los deseamos en verdad, por sí mismos (puesto que desearíamos todas estas cosas, aunque ninguna ventaja resultara de ellas), pero también los deseamos a causa de la felicidad, pues pensamos que gracias a ellos seremos felices. En cambio, nadie busca la felicidad por estas cosas, ni en general por ninguna otra.

Consideramos suficiente lo que por sí solo hace deseable la vida y no necesita nada, y

creemos que tal es la felicidad. Es lo más deseable de todo, sin necesidad de añadirle nada; pero es

evidente que resulta más deseable, si se le añade el más pequeño de los bienes, pues la adición

origina una superabundancia de bienes, y, entre los bienes, el mayor es siempre más deseable. Es

manifiesto, pues que la felicidad es algo perfecto y suficiente, ya que es el fin de los actos.

Decir que la felicidad es lo mejor parece ser algo unánimemente reconocido, pero, con todo, es deseable exponer aún con más claridad lo que es. Acaso se conseguiría esto si se lograra captar la función del hombre, En efecto, como en el caso de un flautista, de un escultor y de todo artesano, y en general de los que realizan alguna función o actividad parece que lo bueno y el bien están en la función, así también ocurre, sin duda en el caso del hombre, si hay alguna función que le es propia. ¿Acaso existen funciones y actividades propias del carpintero, del zapatero, pero ninguna del hombre, sino que este es por naturaleza inactiva? ¿O no es mejor admitir que así como parece que hay alguna función propia del ojo y de la mano y del

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