Decada Infame
Enviado por alucha • 12 de Noviembre de 2013 • 4.400 Palabras (18 Páginas) • 438 Visitas
Década Infame
(1930-1943)
Materia: Recursos Culturales II
Profesor: Vara, Raúl
Alumna: González, Maria Alejandra
Año: 2011
Las causas del golpe se encuentran en dos grandes aspectos.
Por un lado el económico: Yrigoyen había asumido su segundo período en 1928, demostrando que su caudillismo seguía intacto y que las mayorías confiaban en él, pero su gobierno se vio acosado por una gran crisis a nivel mundial. Para empezar le tocó afrontar una fuerte caída de los precios agrarios. A esto se sumó en la caída de la bolsa de Nueva York en 1929, lo que terminó por aumentar la crisis que se vivía en el país. La oligarquía ganadera no estaba dispuesta a tolerar un nuevo reparto de la renta agraria diferencial y desde el diario La Nación descalificaba al presidente. No hay que olvidar la cuestión petrolera, donde EE.UU e Inglaterra disputaban posiciones en Argentina y estaba prevista la nacionalización del recurso, lo que se lograría de acuerdo al número de diputados que Yrigoyen podía llegar a reunir el mes en que se dio el golpe.
Por otro lado, en el aspecto político, al odio inquebrantable de la oligarquía hacia los sectores populares, se sumó el nacionalismo (los primos “pobres” de la oligarquía vacuna) que se preocupaban más por el sindicalismo y el anarquismo que por la intromisión británica en los resortes económicos del país. Estos “nacionalistas” sentían un gran desprecio por las masas yrigoyenistas y acusaban al radicalismo de ser una “chusma” que mediante el voto había permitido la entrada de esa “gentuza” en el quehacer político (años después odiarán al peronismo). Por lo tanto estaban en contra del voto universal y querían volver a un sistema elitista, en donde la política y las decisiones de gobierno pasaran por gente “bien”. Desde el plano ideológico, estos sectores nacionalistas estaban tomados por el discurso reinante en la Europa de entreguerras y la conducción de Mussolini les resultaba un modelo a imitar, sobre todo por sus temores ante el supuesto “comunismo” argentino (la derecha ve fantasmas en todos lados). El nacionalismo oligárquico ya se había estrenado en política con los crímenes cometidos por la Asociación del Trabajo, la Liga Patriótica y otros grupos encargados de reprimir en forma parapolicial a los extranjeros, judíos, comunistas, sindicalistas y socialistas de base. Criticaban duramente a Yrigoyen por su tolerancia hacia los obreros y fueron quienes empezaron a empujar el carro del golpe de Estado. A esto hay que sumarle que el partido de gobierno, la U.C.R., estaba dividida entre personalistas (yrigoyenistas) y antipersonalistas (alvearistas). Estos últimos tenían más puntos en común con el conservadorismo (Partido Demócrata Nacional, o sea el partido de la oligarquía) que con el radicalismo. Y por si fuera poco, Yrigoyen debió soportar el acoso del Partido Socialista, siempre dispuesto a fugarse mentalmente y a estar pendiente de lo que pasara en Europa y no en nuestro país. En realidad, tanto los conservadores como los socialistas y los antipersonalistas tenían un mismo ideario: liberales en lo económico y elitistas en lo político, con gran desconfianza hacia los sectores populares; unos por paternalistas y otros por “ilustrados”.
La debacle del gobierno de Yrigoyen comenzó con las elecciones legislativas. Si bien ganó en el interior del país, perdió la Capital Federal frente a los Socialistas independientes (quienes aprovecharon la fractura del radicalismo).
El golpe de Estado
El 6 de septiembre de 1930, el torpe Uriburu dio el golpe de Estado. La casa de Yrigoyen fue saqueada y el presidente detenido y trasladado a la Isla Martín García. La idea de Uriburu era instalar un modelo altamente represivo, con ley marcial y tribunales militares para juzgar a civiles que se opusieran al gobierno de facto. No dudó, más tarde, en darle carácter oficial a un grupo parapolicial (Legión Cívica, quienes desfilaron junto al ejército regular). Contó, como vimos, con el apoyo inicial de una gran parte de los sectores civiles (los eternos perdedores en las urnas). Como ocurriría 25 años más tarde, los militares nacionalistas oligárquicos fueron los idiotas útiles, ya que sirvieron de punta de lanza para el golpe, pero luego serían despojados de todo por el sector más liberal del ejército. Uriburu será, entonces, el representante del nacionalismo oligárquico. Su idea era instalar un régimen corporativo al estilo de Mussolini. Sin embargo, los planes del sector liberal del ejército liderado por Agustín P. Justo eran mucho más ambiciosos: disfrazar el régimen de fraude con el traje de una democracia “formal” (aparente) para evitar la izquierdización de los sectores del trabajo. Para lograrlo, Justo contaba con el apoyo de los antipersonalistas, los socialistas independientes y el conservadurismo. Sólo era cuestión de esperar el debilitamiento de Uriburu. En cuanto a las designaciones ministeriales hay que decir que Uriburu nombró como ministro del interior al súper reaccionario y ultraderechista Matías Sánchez Sorondo. En el ministerio de Hacienda se instaló (como subsecretario) Raúl Prebisch y en Agricultura el responsable fue Horacio Becar Varela. La mayoría de los ministros estaban ligados a las grandes empresas capitalistas extranjeras y a las petroleras (también extranjeras) y por su fuera poco, cuatro de los designados pertenecían a la Sociedad Rural. A poco de comenzar el gobierno de facto, empezaron a llegar los negociados.
Las concesiones del Estado estaban vinculadas a gente del gobierno y de sus socios. La política represiva del gobierno se manifestaba en expulsiones de sindicalistas extranjeros, tortura, cárcel, creación de la picana eléctrica y persecución al radicalismo yrigoyenista.
Mientras tanto el plan de Uriburu era modificar la constitución, eliminar el sufragio universal y reemplazarlo por el voto calificado. Para ello convocaría a elecciones escalonadas (a modo de experimento). Hubo en el medio un intento rebelde en contra del gobierno, encabezado por el general yrigoyenista Severo Toranzo, pero rápidamente fue sofocado. La primera elección fue la de la Provincia de Buenos Aires (abril de 1931), pero para sorpresa de Uriburu, el triunfador fue el radicalismo. Con la derrota en las urnas el gobierno de Uriburu no tardó en caer. El dictador anuló las elecciones (debido al triunfo radical) y convocó a nuevos comicios para fin de año. Por eso hubo un nuevo intento revolucionario encabezado por el ex edecán de Yrigoyen, coronel Pomar, quien se sublevó en la provincia de Corrientes. Una vez más el movimiento fue vencido.
Debido al fraude que ya empezaba a reinar, la U.C.R. decidió abstenerse
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