EL NUEVO PROYECTO DE LA BURGUESÍA MEXICANA
Enviado por Nia García • 25 de Noviembre de 2015 • Resumen • 1.569 Palabras (7 Páginas) • 289 Visitas
Capítulo VII
EL NUEVO PROYECTO
EL NUEVO PROYECTO DE LA BURGUESÍA MEXICANA
En la crisis de 1982 evidenció lo que ya estaba planteando desde el inicio de los años setenta: el agotamiento del proyecto sustentado en la sustitución de importaciones y en la industrialización orientada al mercado interno. Por lo menos en cuatro niveles estructurales se había producido la quiebra del proyecto sustitutivo de importaciones: la crisis de la balanza de pagos, la quiebra de las finanzas públicas, la crisis agraria y la baja de la productividad. A los problemas internos no resueltos debe agregarse la presión ejercida por los gobiernos estadounidenses para implantar en México un modelo económico más afín al que ya predominaba en ese país desde que ascendió a la presidencia Ronald Reagan. El Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT), El Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM), el Banco Internacional de Desarrollo (BID) todos ellos organismos económicos internacionales dominados por el gobierno de EU, contribuyen a imponer el nuevo orden neoliberal.
En los años cincuenta, 66.5% de la oferta total de bienes de capital era importado. Para 1960, después de 10 años de política de sustitución de importaciones, el porcentaje había disminuido sólo 11.6%, a 54.9%. Llegó el momento en que no era posible equilibrar al sector externo por las vías tradicionales del endeudamiento y de los ingresos petroleros y su crisis se hizo insuperable. La crisis agraria, resultado de la descapitalización del campo, era una realidad desde mediados de los años sesenta. La falta de alimentos y de materias primas incidía también en el déficit del sector externo al provocar la salida de divisas; asimismo, contribuía a la inflación al encarecerse los precios de estos productos.
EL NUEVO PROYECTO
Ante la postración del anterior patrón de acumulación de capital, la gran burguesía financiera y burocracia política han emprendido una reestructuración global del proyecto capitalista en México. En esta perspectiva se trata de crear las condiciones propicias para que la industria y ciertas ramas de la producción agropecuaria estén en condiciones de competir internacionalmente. Para ello, consideran que México tiene dos ventajas que le permiten acceder a esa nueva situación: la ubicación geográfica y una mano de obra abundante y barata. Desde hace décadas, las importaciones y las exportaciones, en un porcentaje del 65% del total, se hacen del 0 al mercado estadounidense. Ahora se pretende una mayor competitividad.
Mediante la exportación de manufacturas se pretende alcanzar el ingreso de fuertes cantidades de divisas y equilibrar así la balanza comercial y de pagos, superando la debilidad tradicional del proyecto industrializador. Optar por la estrategia de sustitución de exportaciones, nos aleja de una alternativa con menos dependencia y desarrollo autogenerado.
APERTURA GENERAL E INVERSIÓN EXTRANJERA
El mercado internacional exige niveles de calidad y de precios fuera del alcance de la inmensa mayoría de las industrias nacionales; el cambio de proyecto implica su modernización tecnológica, el aumento de la productividad, la reducción de los costos de producción, la mejoría en la calidad de los productos. Si durante décadas la sobreprotección de la industria contribuyó a su ineficacia e improductividad, la apertura comercial, de la cual forma parte de la GATT, permite la entrada casi irrestricta de productos que compiten ventajosamente con los nacionales y que operan con una purga en la cual desaparecen las empresas incapaces de modernizarse y abatir sus costos. A partir de ahí a crecido en forma sorprendente la industria maquiladora y se han dado facilidades máximas a las inversiones extranjeras.
LA REFORMA DEL ESTADO Y LA PRIVATIZACIÓN DE LA ECONOMÍA
Un elemento fundamental del nuevo proyecto es la “reforma del Estado”, que no es otra cosa que la reducción de sus funciones y la limitación de su intervención en la vida económica. En esta perspectiva, se ha reducido el número de empresas públicas, unas han sido vendidas a los capitalistas privados, especialmente aquellas que obtienen elevadas ganancias; otras han sido fusionadas o liquidadas. En cambio se promueve la visión de la empresa pública como sinónimo de ineficiencia, corrupción y por tanto, chivo expiatorio de los pecados de la crisis. A pesar de las limitaciones impuestas al Estado, éste debe conservar la fuerza y la capacidad para imponer la nueva orientación económica, a riesgo de desvirtuar su propia función y de no poder satisfacer ni siquiera las exigencias derivadas de la reproducción de las ganancias. La reforma del Estado no es para regresar al Estado liberal al siglo XIX. Es para adecuar nuestras instituciones a las necesidades de la sociedad; a las que ya no se puede hacer frente con la estructura actual.
LA REESTRUCTURA PRODUCTIVA Y EL TRABAJO
La modernización de la planta productiva no sólo consiste en la adopción de nuevas tecnologías, sino que implica una reorganización de los procesos productivos, de las relaciones entre el capital y el trabajo, sobre la base de imponerles una rigurosa disciplina a los trabajadores y desregular las relaciones laborales. A la sombra de este postulado, se construyó la relación corporativa entre el Estado y los sindicatos, aquél se presentó como el protector de los trabajadores y pudo ganar apoyo político haciendo pequeñas concesiones a las masas e integrando a los dirigentes sindicales al partido oficial.
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